Revista Cine
Creadores: David Milch & Kem Nunn
¡Por fin! Hace mucho tiempo que tenía ganas de ver esta serie de HBO, pero prefería mantenerme al día con las actuales. Entre interrupciones y pérdidas de tiempo, llegó el día en que pensé que era mejor no seguir posponiendo algo que quería, deseaba tanto; así que listo, a ver "John from Cincinnati", una serie sensacional, única e inolvidable. Es una lástima que haya sido cancelada bajo la excusa de "poco rating" -rayaba los tres millones de espectadores, que es mucho, muchísimo más de lo que logra "Girls" en la actualidad, que va de mal en peor en cuanto a calidad-, pero no siempre se puede ganar, y eso que lo diga David Milch, que a pesar de haberle ido bien con su serie anterior, "Deadwood", luego con ésta y la posterior "Luck" no logró pasar de la primera temporada. En alguna otra ocasión comentaré el western y el drama hípico -ya visto: me pareció genial-, pero por ahora mejor me concentro en esta unión de fuerzas de Milch, alguien de televisión, y Kem Nunn, novelista cuyos trabajos han sido catalogados de surf noir, y que además sirven de inspiración. Eso ya llama la atención, la premisa suena como mínimo interesante, y lo que sigue después es una de las mejores series que he visto: grandiosa y perfecta.
En Imperial Beach, California, el surf es pan de cada día, es prácticamente la actividad principal de la zona: niños, adultos e incluso viejos surfean, y los que no lo hacen van a mirar y disfrutar. La familia Yost es toda una celebridad de este hermoso deporte, aunque están un poco venidos a menos, y mientras viven esa rutina lejana al éxito de antaño, llega un misterioso sujeto del que nada se sabe, salvo que se llama John (Monad) y que es de Cincinnati; y su llegada trae consigo olas de situaciones extrañas y surreales, pero por sobre todo, epifánicas, que llegan a cambiar la vida por completo. A los personajes e incluso a quien les escribe -ni tan por completo pero sí bastante-.
"John from Cincinnati" es la perfecta unión de muchos elementos que me encantan, además de no tener nada realmente reprochable ni prácticamente debilidades. Es una sola entidad llena de fuerza, vida y luz que se manifiesta a través del relato, los personajes, la bellísima fotografía, el críptico final, el elemento surreal, la insondable profundidad emocional y espiritual del conjunto entero, entre otras cosas más que hacen de esta serie algo memorable y que cala hondo en el espectador. Al menos en mí caló hondo, pues como digo, tiene todo lo que me encanta; y además, habiendo pasado unas tres semanas desde que la vi por primera vez y una semana desde que la vi por segunda vez, todavía no logro calmarme por completo, aunque sí debo decir que lo efusivo está más a raya -intenté hacer una entrada luego del primer visionado, pero era muy exagerado-. El segundo visionado me permitió varias cosas, lo primero es precisamente bajar un poco las revoluciones y comenzar a contemplar con mayor detenimiento los elementos, dándome cuenta de la grandiosidad y el poder que tienen aún luego de haber pasado el umbral de la súper emoción; en otras palabras, los elementos listados siguen sólidos y sin perder una pizca de emoción. Segundo, comencé a entender un poco mejor la inmensa complejidad de la trama, entiéndase frases, acontecimientos, imágenes, etc., y siempre es excitante que una serie o película -o cualquier manifestación- tenga esa capacidad para asombrar cada vez. De hecho, tengo toda la intención de ver "John from Cincinnati" por tercera e incluso cuarta vez -y quizás lo haga una quinta- para poder ahondar y aclarar del todo los recovecos y laberintos que se nos ofrecen... Quiero comprenderlo todo, así de simple. Eventualmente haré una entrada en la que explique punto por punto mi interpretación de la única temporada. Tercero, me di cuenta de que cualquier probable debilidad que parezca tener la serie en realidad termina siendo una fortaleza, cualquier elemento reprochable en realidad tiene más sustento del inicialmente pensado, y acá viene otra conclusión: "John from Cincinnati" es, a la vez, de esas piezas que con el correr de los episodios -el presente, el ir de capítulo en capítulo- emociona y maravilla, y que logran reafirmar esas sensaciones con su final. Me ha pasado que veo algo genial cuyo final no le hace justicia y termino decepcionado, o casos en los que estoy casi indignado pero el final es tan bueno que justifica todo lo anterior; "John from Cincinnati" tiene un final arriesgado y desafiante que no tiembla ni tiene miedo a incomodar o confundir, pues en ningún momento traiciona sus principios cosmovisivos y estéticos -y no tenía por qué hacerlo en su final-, y que por lo mismo logra quedar grabado en la memoria: por no dejar de ser nunca lo que se propuso inicialmente.
Todo esto es más bien una introducción que señala varias cosas que ahora mismo iré detallando un poco más -desde luego, nunca cayendo en spoilers... ya me conocen: nunca destripo nada, no le hagan caso a los alevosos-. Lo concreto es que "John from Cincinnati" es pura perfección que no se desgasta con el tiempo ni los visionados.
El primer elemento que me encanta es el clan familiar protagonista: los Yost, reyes del surf, tres generaciones de puro talento amenazado por diversos vicios, tribulaciones e infortunios. El primer gran Yost es Mitch, estrella del deporte que tuvo que retirarse por una maldita lesión. Junto a su rompe-pelotas-oficial y bella esposa Cissy tuvo un hijo llamado Butchie, otro rey del surf cuyo talento, dicen, cambió el deporte por completo. ¿Qué pasó? Entre sponsors y mujeres e imagen de chico malo, las drogas aparecieron para consumir la genialidad del buen Butchie, quien junto a una estrella porno -Tina Blake- tuvo a Shaun, otro Yost destinado a ser el rey del surf. Los Yost son una familia, era que no, disfuncional y decadente, prácticamente cada uno cayendo en una espiral de autodestrucción, pero que se siente tan honesta y sufrida y golpeada por los caprichos del destino y de la vida, que uno no puede dejar de sentir empatía y simpatía para con cada uno de los miembros, cada cual con su única e inmensa complejidad personal.
Desde luego, no puedo olvidar al resto de los personajes, que constituyen también otro gran acierto: secundarios con personalidades y conflictos tan complejos como los principales, además de ser variopintos y casi tan empáticos como los Yost -hay un par de sujetos que son desagradables, he de admitir-. Tenemos a Kai, amiga de la familia de los Yost al igual que Bill Jacks, policía retirado que tiene mucho que decir y aportar; Ramón, Dickstein y Barry, este último dueño del hotel en el que vive Butchie, trabaja Ramón, representa el abogado Dickstein, y se hospedan los hawaianos Palaka y su jefe. Está también Linc Stark, manager que intenta representar a Shaun, el doctor Schmidt, Dwayne -o como lo conocen todos: el leporino-, el buen Vietnam Joe, entre otros más que me da un poco de pereza nombrar. Como ven, numerosos personajes que aportan su grano de arena a la atmósfera extraña y misteriosa, y también con sus cuotas de drama. Es como si todos fueran una gran familia unidos por...
Finalmente, el magnífico, ínclito y cuasi mitológico John Monad de Cincinnati. Me recuerda, aunque claramente son diferentes, al Lorne Malvo de la excelente versión televisiva de "Fargo", ya que ambos comparten ese carácter profético y misterioso, como si fuesen criaturas sobrenaturales. Es obvio que si ven "John from Cincinnati" se van a preguntar qué es el gran John de Cincinnati: ¿un ángel? ¿un androide? ¿un alien? ¿un agente publicitario? ¿un simple humano? ¿la representación de la consciencia colectiva de Imperial Beach? Tengo mis teorías, pero para mencionarlas tengo que ver la temporada un par de veces más. El asunto es que este sujeto, John de Cincinnati, es genial por el ya mencionado carácter surreal que tiene, la ternura que desprende y ese genio suyo, fríamente calculador y acertivo. Lo cierto es que su aparición es una gran influencia tanto para el lugar como para los humanos que lo habitan, como si tuviera poderes cósmicos o qué sé yo. Lo único que puedo decir por mientras es que John de Cincinnati es uno de los mejores y más memorables personajes que he visto en el último tiempo: misterioso, gracioso e indescifrable. También incluiría a Butchie en el grupo de los grandes personajes.
Para concluir esto, debo decir que prácticamente todos los personajes conforman un grupo amable y entrañable. Gran mérito esto, ¿eh?
Siguiendo con los personajes, ahora toca hablar de los actores que los interpretan. Sería inútil y banal referirme a cada uno, así que me concentraré en unos pocos no sin antes decir que todos están sólidos en sus labores, dotando de personalidad propia y única a cada uno de ellos, desde los más importantes hasta los menos; o mejor dicho, desde los que más aparecen hasta los que menos lo hacen. Tengo la obligación moral de comenzar con Rebecca de Mornay, que hace de Cissy Yost, de lo mejor en actuaciones, entregándonos una desgarradora y sufrida interpretación, llena de culpa y recuerdos terribles. Imposible no quererla. Butchie Yost es otro de mis favoritos, interpretado por Brian van Holt, que hace de su Butchie un personaje adorable a pesar de todo el dolor que carga a sus espaldas. Lo mismo con Bruce Greenwood, que hace de Mitch Yost, de firmes principios y no muy buen carácter que ve cómo su entorno comienza a perder la cordura. Tengo que decir que la familia Yost me parece simplemente genial: son grandes personajes perfectamente actuados. Nada más que decir al respecto.
Austin Nichols es John de Cincinnati, y me parece que la elección de este actor es precisa, pues el hombre tiene cierta apariencia y presencia que te generan un poco de, cómo decirlo, ¿incomodidad? ¿extrañeza?; el punto es que desde su primera aparición que logra generar ese aparente cambio y fractura cósmica que permite que todas esas situaciones tan inexplicables sucedan. Al igual que los Yost, su interpretación es mucho más que convincente: es ideal.
Ahora demos el relevo a otro elemento que me encanta: el surrealismo, lo misterioso, lo inexplicable, la ruptura con la realidad, o al menos la deformación de la misma. Mencioné más arriba que "John from Cincinnati" termina como comienza, sin traicionarse ni dejar de lado su gran personalidad. Pues bien, esa es la personalidad de la que hablo: la desorientación y perpetua confusión producto de una sensación de mal augurio. En otras palabras, el misterio. Y vamos, si la primera frase que escuchamos de la serie proviene de John de Cincinnati, que le dice a Linc Stark mientras Mitch Yost surfea a escondidas, "The end is near". El fin está cerca, qué gran frase para comenzar una serie y hacer que nos pregúntemos qué demonios va a pasar. Y luego de todo aquello, el final, con una frase incluso más enigmática que la primera. A eso yo le llamo coherencia pura.
Ahora bien, tengo que decir que todo el elemento misterioso-surreal no es para nada forzado ni caprichoso, algo que, por ejemplo, en "The Leftovers" era un problema que ahuyentó a mucha gente con poca paciencia. En ella, tanto suceso extraño, aunque intentara justificarse con la gran desaparición, no lograba sustentarse por sí misma pues no era realmente un aporte a la atmósfera en general: era una mala interpretación de lo realmente importante, básicamente que toda la sensación de putrefacción generalizada era producto de la actividad e interrelación humana de los personajes más que de ciervos que aparecen y brillan. En "The Leftovers" lo surreal y la atmósfera podrida suponía una dicotomía y una lucha que por suerte termina ganando la atmósfera -ya en el post me explayé con mayor detenimiento, además de señalar que a pesar de todo quedé encantado-.
No es el caso al referirnos a "John from Cincinnati", en la cual lo surreal y la sensación de mal augurio nace de lo cotidiano, justamente de la interacción humana; aunque pasen cosas extrañas y haya una que otra visión y reunión metafísica, nunca parece forzado ni artificial ni nada, pues todo obedece a las pulsiones personales de los personajes, nunca se aleja de la cotidianidad de los mismos. La serie no se mueve necesariamente por acontecimientos sino por lo emocional y espiritual -aunque cuando la vean y comprendan mejor verán que los hilos, efectivamente, son manejados de una manera un poco más terrenal- de los involucrados, que actúan por decisión propia, lo que me lleva a lo otro que me encanta: que los personajes respiren y existan de verdad, que no sean dominados por el punto A y el punto B. Acá las cosas suceden por la influencia que John de Cincinnati ejerce en el quehacer diario de la familia Yost y de los otros miembros de la comunidad: él es una apertura de ojos, un despertar.
Veamos, llevo personajes, atmósfera... supongo que ahora toca hablar brevemente de la estética de "John from Cincinnati", completamente espectacular. Me han encantado los interiores, particularmente los hogares de Butchie, Mitch y Cissy, y Bill Jacks, en los que siempre podremos ver la manera en que la luz se introduce para iluminar extraña pero maravillosamente la densa "oscuridad" del lugar. Ya lo notarán, tengo muchas capturas que lo demuestran, así que deléitense con ellas. En cuanto al uso de la cámara, se nota que hay una intención oculta en casi todas las imágenes, tanto en los efectos de las mismas como los mensajes que acarrean. Si alguien -yo, por ejemplo-, quisiera analizar la serie, entonces tiene gran cantidad de elementos a los que aferrarse para dar una lectura a qué demonios es todo esto. Pasando a la banda sonora, ésta está compuesta por variedad de ritmos y estilos que parecen ir la mar de bien con el estilo playero, pues se ajustan perfectamente a las situaciones. El momento en el que se escucha "Staring at the sun" de Tv on the radio es lisa y llanamente inolvidable, como cuando suena "Con te partiro", otro de esos momentos hermosos que es imposible olvidar. Las secuencias de surf son geniales, y en general todo está muy bien dirigido. No hay nada de qué quejarme.
Pasando al guión, también señalaré brevemente que es sólido como una piedra, construido y desarrollado con una fluidez sensacional que hace que todo se pase volando. Los diálogos son magistrales, ya dije que cada personaje tiene una gran profundidad, y ya no sé qué más decir sobre esto. Todo está fantásticamente pensado y ejecutado.
"John from Cincinnati", después de todo lo que he señalado, trata sobre el deseo de ser libres y ser felices, tan simple como eso. Puede que todo sea una extraña jugada, pero eso no esconde la magnificencia espiritual y emocional del relato y los personajes. Cada uno de ellos, principalmente los Yost, tienen traumas que se tratan de manera sutil, soltando algunas verdades y escondiendo otras sin la necesidad de explicar absolutamente todo, pues es así la vida: indescifrable. No es necesario saber todo de ellos para entenderlos, comprenderlos y quererlos. John de Cincinnati es el motor de una serie de reflexiones e introspecciones personales que se mueven subyacentemente, dejando que los personajes hablen a través de sus miradas y sus acciones, nunca desnudándose de manera literal -a pesar de estar desnudos ante John de Cincinnati y los espectadores, que saben cómo son por dentro aunque no conozcan cada capítulo del background personal de cada uno-. Me gusta mucho una frase de Mitch, que señala -parafraseando nada más, nada exacto- que "en el mar la cosa es fácil; la tierra es realmente lo complicado". En el fondo, tenemos personajes que quieren justamente eso: sentirse libres en aquello que aman pero que deben enfrentarse a la realidad y poner los pies en ella.
En definitiva, "John from Cincinnati" es la perfecta unión entre sentido del humor, misterio, doloroso drama y surrealismo cotidiano. Me sorprendió gratamente esta serie, es más, me maravilló y desde ya lo grito a los cuatro vientos: aunque mi universo seriéfilo está en pañales, no me tiembla el pulso al señalar que "John from Cincinnati" es de lo mejor que ha entregado la televisión en toda su historia. Estamos ante una obra maestra que por desgracia tuvo el deshonroso final de la cancelación -por eso la dejo en la categoría de miniseries, aunque realmente no lo sea-. Al menos termina bien y, aunque sigue igual de intrincada y complicada, realmente no deja cabos sueltos. Simplemente hay que poner atención, pero mejor les recomiendo que disfruten la experiencia única que supone ver "John from Cincinnati". Y no se pierdan su inmejorable opening, "Johnny Appleseed". Gocen.
Johnny Appleseed"If you're after gettin the honey, then you dont go killing all the bees"
Olas de capturas