Este gran compositor nació en 1946 en Illinois. A los 14 años su hermano le enseñó a tocar la guitarra y desde entonces supo que se dedicaría a la música. Dejó su trabajo como cartero local y, tras pasar por el ejército –estuvo destinaron en Alemania–, volvió a Estados Unidos. En Chicago se le solía ver tocando en bares, y fue el crítico Roger Ebert, mi querido Roger Ebert, quien habló de él por primera vez.
Entró en contacto con el compositor Steve Goodman, y su trabajo tocó los oídos de Kris Kristofferson, gracias a cuya mediación firmó un contrato con Atlantic Records en 1971. Su primer disco, John Prine, rindió a la crítica de la época, que lo saludó como al “próximo Dylan”, y este dijo nada menos que el material de su aprendiz era “puro existencialismo proustiano”. En los setenta presentó Sweet Revenge (1973), Common Sense (1975) y Bruised Orange (1978), y en 1984 fundó su propio sello, Oh Boy Records, donde editaría gran parte de su trabajo posterior, como Fair & Square (2005), por el que ganó un Grammy.
El legendario Johnny Cash señaló en su autobiografía que su Big Four de compositores particular lo conformaban Guy Clark, John Prine, Steve Goodman y Rodney Crowell, mientras que Roger Waters, de Pink Floyd, también ha reconocido su deuda con él.
Paradise, una de sus canciones de cabecera, apareció en su disco de debut John Prine (1971). La inspiración le surgió de un recorte de prensa que le envió su padre, sobre las duras condiciones de trabajo de una mina de carbón en una localidad de Kentucky llamada Paradise. Unos años después la volvió a grabar para su álbum German Afternoons (1986).
La canción tiene multitud de versiones. Escuchemos algunas de ellas.
John Denver la grabó en Rocky Mountain High (1972).
The Everly Brothers la incluyeron por primera vez en Pass the Chicken and Listen (1973).
Tom T. Hall, en su álbum The Magnificent Music Machine (1976).
Lynn Anderson la incorporó a All the King’s Horses (1976).
Johnny Cash la grabó para el disco de Columbia The Adventures of Johnny Cash (1982).