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Durante siglos los seres humanos ignoraron las causas de las enfermedades transmisibles y sus medios de propagación.
En la Antigua Grecia Hipócrates de Cos (siglo V AC) señalaba los efectos de la alimentación, la ocupación y el ambiente en el origen de las enfermedades. Aconsejaba a los médicos que al ejercer en una ciudad desconocida observaran los vientos dominantes, la provisión de agua, la naturaleza del suelo y las costumbres populares a fin de deducir las enfermedades más comunes[i].
En la Edad Media se atribuía al aire y a los olores las causas de las enfermedades. Por ello, durante las pandemias de peste negra se solían perfumar con flores los pañuelos y mascarillas para ahuyentar la enfermedad. Ya Avicena (980-1037) había planteado la existencia de microorganismos en el agua y el aire capaces de causar enfermedades.
Pero esta idea no sería retomada hasta el siglo XVI cuando el veronés Girolamo Fracastoro (De contagione et contagiosis morbis, 1546) escribió que existían partículas vivas invisibles que podían transmitirse por el aire. A la obra de Fracastoro se sumó la teoría de los miasmas, que apuntaba que numerosas enfermedades eran causadas por el “aire malo” surgido de la descomposición de los organismos (el nombre de la malaria proviene de esta creencia). El descubrimiento de los microorganismos patógenos a mediados del siglo XIX no desterraría inmediatamente la creencia en las miasmas[ii].
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John Snow y el mapa del Soho para combatir una epidemia de cólera
A mediados del siglo XIX el distrito londinense de Soho estaba superpoblado y en pésimas condiciones de higiene. Sin un verdadero sistema de alcantarillado, las aguas servidas se arrojaban al Támesis, lo que provocó la contaminación del suministro favoreciendo la propagación del cólera. Esta enfermedad, causada por varios tipos de Vibrio cholerae presentes en las heces humanas, ya era endémica del lugar, habiendo causando miles de muertes en los años anteriores.
En 1848 se produjo una epidemia de cólera en Londres que enfrentó a los médicos que adherían a la teoría de las miasmas contra aquellos que eran partidarios de la nueva teoría microbiana del francés Louis Pasteur. A esta última adhería John Snow, médico nacido en York el 15 de marzo 1813, proveniente de una familia de granjeros. Había estudiado en el colegio local y a los 14 años comenzó como ayudante del cirujano y farmacéutico William Hardcastle de Newclaste. En 1831-1832 presenció una epidemia de cólera entre los mineros del carbón de Killingsworth, lo que lo incentivó a obtener un título de medicina para dedicarse a la lucha contra la enfermedad. Matriculado en la Hunterian School of Medicine en 1836, realizó prácticas en el Westminster Hospital, obtuvo su licenciatura en 1844 por la University of London y su especialización en el Royal College of Phsysicians en 1849[iii].
El año que obtuvo su especialización fundó con otros médicos la London Epidemiological Society, que llegó a la conclusión de que el cólera se transmitía por agua contaminada con heces y no por el aire. El método utilizado era novedoso, ya que no fue a ver enfermos casa por casa sino que se dedicó a marcar en un mapa los lugares donde se daban los brotes y encontró que se concentraban en donde se utilizaban bombas de agua públicas y privadas. Este es el uso más temprano que se tiene del método geográfico para la descripción de una epidemia.
La nueva epidemia de 1854 le dio oportunidad de ampliar su teoría. Al menos 700 personas fallecieron en menos de una semana en el barrio de Soho en un área de apenas medio kilómetro de diámetro, en los alrededores de Broad Street. Snow se encontraba cerca del área, por lo que conocía a varias de las víctimas. Cómo hacía tiempo que venía utilizando mapas para sus exposiciones y artículos, adquirió un mapa del barrio y, con ayuda del párroco local Henry Whitehead, fue anotando las víctimas que se produjeron durante el mes de septiembre. Complementó esto con trabajando de campo –entrevistando a 83 pobladores- y con la consulta de los archivos del Middlesex Hospital, donde trasladaban a los infectados. El resultado de su investigación lo llevó hasta una bomba de agua pública en Broad Street. Tomó muestras y, aunque los resultaron no fueron convincentes, logró que las autoridades cancelaran la bomba retirando la manija. La infección cesó rápidamente.
Snow investigó también por qué no se presentaron casos en una cervecería cercana a la bomba y en un taller de 500 obreros en Poland Street solo hubo cinco infectados. Encontró que ambas empresas tenían bocas de agua propias que no estaban contaminadas, por lo que no utilizaban la de Broad Street. También investigó al 30% de los fallecidos que vivían fuera de esa área, y encontró que por razones familiares o laborales pasaron cerca de la boca de agua.
En 1855, Snow publicó On the modo of communication od cholera, que incluía un mapa en donde mostraba la distribución geográfica de los casos de cólera en Soho. Hizo también un censo de las bombas de agua, mostrando la correlación que había entre su ubicación y el máximo de casos, y mostrando que la incidencia más alta se daba en la ya cancelada de Broad Street.
Cuando terminó la emergencia, el Consejo de Salud de la Ciudad de Londres concluyó que la causa del cólera había sido una miasma, por lo que volvió a instalar la manija de la bomba. El cólera regresó al Soho y una nueva epidemia en 1866 que se expandió por Londres, demostró que Snow estaba en lo cierto. En 1883 Robert Koch aisló el bacilo del cólera demostrando que era el causante de la enfermedad y terminó de sepultar la teoría miasmática.
Las investigaciones de Snow sentaron las bases teórico-metodológicas de una nueva disciplina: la epidemiología. Más tarde William Far (1807-1833) desarrolló las estadísticas y bases de datos sobre salud y morbilidad. En Viena Ignaz Semmelweis (1818-1865) desarrolló técnicas de higiene para evitar las muertes intrahospitalarias de mujeres parturientes y recién nacidos[iv].
Snow fue también uno de los primeros en utilizar el arsénico en la conservación de los cadáveres, escribió un paper sobre la resucitación en recién nacidos (1841), y fue un pionero en el uso del éter y el cloroformo como anestesia (1847). En 1853 fue nombrado Sir del Imperio Británico por haber aliviado los dolores del parto de la reina Victoria al dar a luz a su octavo hijo Leopold de Albany. En 1857 volvería a auxiliarla durante el nacimiento de la princesa Beatrice y escribió On the chloroform and other anaesthetics (publicado póstumamente). Falleció por motivo de un golpe en 1858, a los 45 años[v].
Actualmente en la intersección de Broadwick y Lexington Street (Barrio de Soho, Londres) se encuentra una reproducción de una Bomba Pública de Agua que recuerda el trabajo del médico John Snow. Cada año, los miembros de la John Snow Society realizan una pequeña ceremonia durante la cual colocan y desconectan la manija de la bomba en homenaje a quién es considerado el Padre de la Epidemiología[vi].
Autor: Lic. Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es
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Bibliografía:
[i] Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina, Barcelona-Buenos Aires, Salvat Ediciones, 1947, pp. 68-69.
[ii] Barbieri, Alberto; “El mapa que cambió la medicina: el origen de la epidemiología”, Nobbot, https://www.nobbot.com/personas/historia-epidemiologia/, 25 de septiembre de 2020.
[iii] Enciclopaedia Britannica, www.britannica.com, artículo: “John Snow: british physician”; y Cerda Lorca, Jaime y Gonzales Valdivia, C.; “John Snow, la epidemia de cólera y el nacimiento de la epidemiología moderna”, Revista Chilena de Infectología, 24 (4), 2007, pp. 331-334.
[iv] “Epidemiología: desde las plagas bíblicas hasta los genes”, https://web.archive.org/web/20060925170559/http://epidemiologiamolecular.ula.ve/epimol_main/from_plagues.html.
[v] Enciclopaedia Britannica, www.britannica.com, artículo: “John Snow: british physician”.
[vi] Sitio web de la John Snow Society: https://johnsnowsociety.org/.
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