Marín County, en la bahía de San Francisco, es cuna del hippismo y ahora residencia de la sociedad más alternativa de EEUU. Allí nació y vivió hasta su conversión al islam el talibán norteamericano John Walker, hijo de hippies ricos.
Aún quedan gabarras y yates con florecillas pintadas en el casco, recuerdo de viajes de marihuana y ácido, en una eterna primavera verde, al lado del Golden Gate, Sausalito, las vanguardistas universidades de Stanford y Berkeley, y el Silicon Valley.
Escuelas sin estudios ni normas, sino experiencias; vidas desinhibidas y múltiples astrologías “new age” para ese ambiente abierto y sin ataduras.
Así se educó John, en honor a Lenon, Walker. La blanca elite de sus padres se enorgullecía de despreciar las normas sociales burguesas, y de tener al chico más original entre tanta gente insólita:
“Ahora es musulmán y sigue el ejemplo de Malcolm X”. “Sabe el Corán de memoria”. “Perfecciona el árabe en Yemen”. “Ahora se llama Yusuf”. “
Yusuf justifica el atentado con 17 muertos contra un barco norteamericano porque atracó en santa tierra islámica”. “Tengo que mandarle 1.500 dólares”. “Es antiglobalizador”. “En esta foto está con una ametralladora AK-47”. “Vive en Afganistán”,
Cosas así le contaban sus padres a los amigos, orgullosos de lo antisistema que era el chico.
Ese entorno postmoderno logró que John Walker se hiciera talibán, miembro de la secta más fanática, violenta y medieval del islam.
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