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No hace falta complicarse mucho la vida para hacer una película de acción efectiva, sólo ir al grano y rodar con buen ritmo. Una vez presentado el personaje en la primera entrega, esta segunda va a ello....una ensalada de tiros, tortas y persecuciones que podría ser perfectamente el argumento de un videojuego first person shooter y en el que la experiencia del espectador es precisamente esa, la de ver al protagonista "pasando pantallas". El caso es que funciona y entretiene, no pretende más, John Wick aumenta su leyenda librándose sin miramiento alguno ni eludiendo la violencia de todos los criminales y mafiosos de la camorra que se le van poniendo por delante. El truco para disfrutarla es aceptar lo que es y no tomársela demasiado en serio....no es cine artístico, es cine de entretenimiento adrenalítico y testosterónico, ni más ni menos.