Revista Cultura y Ocio
Aunque ya se cumplen siete años desde la muerte de Johnny Cash, el pasado 23 de febrero, con motivo del que habría sido su 78 cumpleaños salió a la venta un nuevo disco póstumo, American VI: Ain´t no grave, el sexto álbum de la serie American Recordings que grabó con la producción de Rick Rubin. Esta última colección de canciones fueron grabadas en los últimos meses de la vida del Hombre de Negro, en el tiempo que transcurrió entre el fallecimiento de su esposa y su último aliento, y según él mismo confesó, seguir grabando fue el único motivo que le mantuvo con vida y le daba fuerzas para levantarse cada día.
El contexto en el que fue grabado Ain´t no grave le confiere un halo de misticismo al disco, y es que Cash parece interpretar cada una de las diez canciones que contiene con la certeza de que éstas serán las últimas, y el resultado es desgarrador. Hay versos como con el que comienza el álbum (there is no grave can hold my body down) que, más que simples frases, parecen profecías que hablan de un futuro que estaba esperándole a la vuelta de la esquina. Seguramente la voz de Cash, después del exagerado desgaste que le produjo a su cuerpo, no tenga la misma potencia y precisión que antaño, pero escucharle emociona más que nunca en este último trabajo.
La fórmula sigue siendo la misma que Rubin utiliza desde que Cash se puso en sus manos; variada y siempre acertada selección de temas ajenos (excepto un tema, compuesto por Cash) y una excelente producción que en ningún caso resta protagonismo a su voz, el eje sobre el que gira todo el universo musical de Cash. Y es que esa voz grave, una de las más características de la historia de la música, le da sentido a todo.
Destacan especialmente el primer tema, Ain´t no grave, una canción soberbia que el tiempo situará sin duda entre las mejores de su repertorio, For the good times (de Kris Kristofferson) una emocionante balada que te araña el corazón o I Corinthians 15:55, la única compuesta por él mismo del álbum. Y qué decir de los aires hawaianos de Aloha Oe o su impresionante adaptación de Redemption day de Sheryl Crow...
Diez canciones, quién sabe, puede que la última oportunidad que tengamos de pasar media hora a solas con este maestro que ya resucitó una vez y que vuelve para demostrar que su voz y su memoria siguen más vivas que nunca. Imprescindible.
"Ain´t no grave"
"For the good times"