Revista Cine
Ocho años después de que Rowan Atkinson se convirtiera en el peor agente secreto británico, Johnny English regresa por ser el único hombre capaz de salvar al Primer ministro chino que está amenazado de muerte por una misteriosa sociedad de asesinos en serie llamada Vortex. Después de un retiro espiritual en las montañas del Tíbet, tendrá que viajar de Londres a Hong Kong detrás de estos misteriosos asesinos que poseen unas enigmáticas llaves.En esta ocasión el director elegido ha sido Oliver Parker, responsable de Un marido ideal y Dorian Gray, y el resultado tampoco es muy sorprendente. A pesar de que nos hace reír y pasar un buen rato, todo ello es gracias a Rowan Atkinson, ya que mientras la primera entrega de las aventuras de este peculiar espía eran completas, tanto en argumento como en interpretaciones, esta segunda aventura se aguanta tan solo por el protagonista, ya que el argumento es mucho más simple, y el resto del reparto están desubicados. Gilliam Anderson, en el papel de Pegasus, resulta una desaprovechada imitación de Judi Dench como M en la saga 007, e incluso se ha recurrido a una chica Bond, Rosamund Pike, para ser una chica English, pero sigue siendo una chica Bond, ya que su interpretación no varia en ningún detalle entre los dos tipos de personaje.El carisma de Atkinson es infinito, su capacidad para hacernos reír, incluso cuando es un agente secreto, es increíble, y como ya hemos dicho, es gracias a ello que el film consigue dejarnos suficientemente satisfechos. Hay una pequeña cantidad de intriga que consigue dejarnos pegados en los asientos, junto con la magnífica serie de gags, y la magnífica interpretación de Rowan Atkinson, da como resultado una buena película para una tarde de otoño.A los seguidores del protagonista, les encantará, a los amantes de la comedia británica satisfará, y a los espectadores en general dejará más que satisfechos, por su brillante humor y su genialidad artística.Valoración: 3,5/5