Directora: TANYA WEXLER
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Intérpretes Principales: Kate Beckinsale, Stanley Tucci, Susan Sarandon, Jai Courtney, Bobby Cannavale, Laverne Cox, Lili Rich, David Bradley, Christian Brassington, Ori Pfeffer, Richard Price, Adam Brashaw, Constantine Gregory, Tom Xander, James Grogan, Anton Kottas, Stuart Shepherd-Garner, Chloe Rahal, Dimitar Ilkov, Nathan Cooper, Pierre Bergman, Sophie Sanderson, Lati Gbaja, Lewis Bray, Savvy Clement, Eugene Buica, Christian Di Sciullo, Harry Anichkin, Sofia Weldon
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Argumento: Lindy es una mujer con un doloroso secreto: debido a un raro trastorno neurológico crónico, experimenta esporádicos impulsos de ira extremadamente violentos que solo pueden detenerse cuando se aplica una descarga a sí misma con un dispositivo especial de electrodos.
Aunque es incapaz de encontrar el amor y de encajar en un mundo que teme su extraña condición, por fin logra confiar lo suficiente en un hombre como para enamorarse, solo para encontrarlo muerto al día siguiente. Desconsolada y enfurecida, se embarca en una misión de venganza para encontrar a su asesino, mientras es perseguida por la policía como principal sospechosa del crimen.
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Mi comentario:
"- ¿Quién está a cargo aquí?
- Yo soy el gerente.
- Entonces, no quiero hablar contigo. Necesito alguien que sepa lo que hace".
Muy simpática, para mi gusto, claro, película de acción desenfrenada, con mucho humor.
Hay que tomársela a cachondeo, claro, y así se disfruta de lo lindo.
A pesar de que, indudablemente, bebe de recientes éxitos como los de "John Wick", "Atómica", "Salt" y otras de parecido pelo, lo cierto es que sorprende por la cachaza desprendida, por su frescura narrativa, llena de situaciones afortunadas que sacan la sonrisa del espectador en todo momento y a veces una sonora carcajada.
Es viva y muy ágil, contiene excelentes escenas de acción y una imaginación desbordante en la puesta en escena. Así, la huida en el hospital, los recuerdos del pasado y cuasi-futuribles que no se satisfacen por mor del aparato de marras que tiene la protagonista en su cuerpo... En fin, que no hay respiro.
Es verdad que su último tercio es más grave, espectacular y entretenido, sí, pero se abandona la ironía y sarcasmo hasta ese momento imperante, resultando más convencional.
Yo, lo confieso, me lo he pasado muy bien.
Y una cosa, por si acaso, a la mitad de los títulos de crédito finales hay una escena, francamente chistosa.