El Juan Camus de
La séptima edición
El caso es que se ganaba la vida como instalador de gas y calefacción y un dia alguien dijo que cantaba de maravilla. En realidad se refería al sobaco, pero él entendió lo que quiso.
Así que empezó a inscribirse en concursos musicales. Uno de ellos fue aquella mierda de La batalla de los coros de cuatro.
Meses después entra en Operación Triunfo, Su paso por la Academia estuvo marcado por sus continuas nominaciones. La primera de ellas llegó en la gala inicial.
Pero hubo una en la que Toni Cruz ordenó que así no fuese y Risto Mejide cogió un berrinche.
De forma que consiguió el tercer puesto de forma muy sospechosa. Todo apunta a que lo querían mantener a toda costa, ya que era un reclamo para mujeres con falta de mantenimiento uterino.
Ese año participó en Nino Bravo el musical, el cual fue masacrado tanto por crítica como público en la que se dedicó a destrozar las canciones de Nino.
Tras este ridículo cuatro o cinco meses después lo largaron, y en vez de retirarse se autoproduce su primer disco llamado Para bien.
Pero no consigue que se lo distribuyan, así que en 2010 se une a Los Supersingles, el grupo ese que va recogiendo fracasitos.
Consigue la pasta para publicar su disco en 2011. Un disco que parecían descartes de uno de Juan Camus.
No fue nada bien en ventas y tuvo que venderlo online.
Lo compagina con bolos de tercera. Tras abandonar los Supersingles En 2017 hizo su comeback en un restaurante de Barakaldo. Si fue a cantar, a comer o cantar para comer no lo sabemos. Igual cantó sin permiso, le echaron y por la noche se abalanzó sobre los cubos de la basura.