Hace unos días aparecía un artículo que denunciaba las condiciones de los becarios en restaurantes de lujo como los de Adrià, David Múñoz, Berasategui o Arzak. En él se hablaba de como los stagiers (anglicismo tras el que se esconde las palabras "becario" o "aprendiz de cocina"; ya se sabe que en inglés todo suena mejor) trabajaban hasta dieciséis horas sin cobrar y sufriendo un trato vejatorio incluso. Lo cierto es que estas condiciones en estos tipos de restaurantes ya se lleva tiempo denunciando.
Hoy, día 1 de mayo, Día del Trabajo, ha aparecido la réplica de estos chefs. Jordi Cruz (me refiero al cocinillas, no al artemaníaco) ha sido uno de ellos y sus palabras han levantado una gran polvareda. Vaya día ha elegido para justificarse.
Jordi Cruz, chef en Abac y jurado en el programa Masterchef, de Televisión Española, defiende la explotación laboral en los restaurantes de lujo, a pesar de que él nunca se sometió a esa explotación. Según él, trabajar para gente como él mismo es un privilegio y que, los becarios ya tienen pagada la comida y el techo. Vamos, como los esclavos de las antiguas plantaciones de algodón. Solo le falta lamentar que esté prohibida la utilización de látigos para "motivar" al trabajador, vago por naturaleza. Seguro que Cruz se corría de gusto viendo 12 años de esclavitud.Jordi Cruz también se justifica diciendo que si pagara a todos los trabajadores los menús ya no costarían 300 euros, sino 500. Creo que quien pague 300 euros por comer (algo que considero, sinceramente, una aberración) puede pagar perfectamente 500.Viendo pues cómo Jordi Cruz hace las cosas, no es de extrañar que el sujeto pueda comprar un palacete de tres millones para él y su novia. Mientras él se dedica a acumular fortuna, sus trabajadores ahí están, echando horas y no cobrando por ello.
Pero las palabras de Jordi Cruz deben hacernos ver otro gran problema. La explotación en la hostelería no ocurre solo en los restaurantes de lujo; es algo generalizado, sobre todo en las zonas más turísticas del Mediterráneo español. La hostelería es la gran olvidada de las políticas laborales. Nadie quiere mirar hacia este gran problema. En un país como el nuestro, donde el turismo es la gallina de los huevos de oro, la hostelería no se toca por si acaso. Mientras, en cualquier restaurante de la costa española, tenga muchas o pocas estrellas Michelín, veremos casos de cocineros y camareros que echan muchas horas y cobran muy poco en relación. Y en muchos casos, en vez del agradecimiento del empresario de turno, solo reciben un trato vejatorio. Fijaos la próxima vez que comáis o cenéis en un restaurante. Levantad la vista del plato un momento, salid de la burbuja de felicidad que os proporciona el ser turistas. Luego pensad cuántos de vosotros podríais soportar esas condiciones, ya sea trabajando para Ferrán Adrià, Jordi Cruz o Pepe el del chiringuito.
¿Y con respecto a Jordi Cruz qué podemos hacer? Yo, desde ahora y desde aquí, propongo boicotear el programa Masterchef hasta que Televisión Española lo despida. Y, si algún día os pasáis por su restaurante, comed y haced un simpa. Al fin y al cabo, cualquiera de nosotros tiene más talla moral que él, así que solo con el privilegio de nuestra presencia debería sentirse pagado. Además, si sus trabajadores no han de cobrar, ¿para qué quiere Jordi Cruz cobrar también?