
ESPACIOS
A veces la gente baila en los centros comerciales
como si la vida fuera una fiesta.
Ahora el cine es más barato,
ilusión a tres noventa
y los niños se sienten adultos
pasando por la puerta pequeña de Imaginarium.
A todo el mundo le gusta tocar techo
tener huecos hechos a su medida,
espacios,
un anillo que entra justo, para no caer
y no herir la piel de la falange.
La luz artificial es una farsa,
no existe el sol a las once de la noche
y sin embargo caminamos por espacios sin sombra
aunque sea domingo
y las dependientas deseen volver a sus casas,
encender quizá un cigarro
e imaginar un futuro en el hilo de humo
que desprende el huevo del cenicero.
Creamos un mundo artificial
para buscar la naturalidad de una sonrisa.
Comemos hamburguesas con cuchillo y tenedor
y pelamos la naranja con las manos.
Compramos animales depresivos
que viven en semi-libertad.
Del salón a la terraza hay cincuenta pasos,
una península de ácaros que se alimenta
de ti y de mi.
Somos lo que dejamos atrás
los restos de la historia
la gota de semen
la miga de pan.
Jorge Ortiz Robla. Presbicia. Ediciones de Baile del Sol, 2016.
