Hace unos días escribí una breve reflexión sobre la reencarnación. La vida en Sorbos ha supuesto una apuesta personal por retomar una vieja afición que por razones que no vienen al cuento dejé en un momento de mi vida. En mi camino se cruzó una segunda oportunidad de retomar esto de escribir y tomé esa dirección sin dudarlo, porque algo, ese-no-se-qué al que aludía en mi reflexión, me dijo que debía hacerlo, que el tren pasa otra vez y que quién sabe si volverá a pasar. Desde entonces no he parado de caminar, de escribir. Hoy hace dos años que os invitaba a acompañarme en este viaje de sensaciones que es La Vida en Sorbos. Quería agradeceros el haber estado aquí, a los que seguís desde el principio, a los que acudís a veces, a los que estuvieron y hace tiempo que no los veo (los echo de menos), a los que me arengaron y también a los que me dieron una colleja, que también me la merecí seguramente. A todos y cada uno, gracias. Quisiera abrir esta puerta hoy para que dejéis, a modo de buzón, sugerencias para seguir avanzando, nuevas rutas, nuevos caminos. Al fin y al cabo vais en este vagón y quiero que os sintáis cómodos, confortables.
¡Hoy toca jornada de puertas abiertas!