Sábado 15 de marzo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo: Jornadas de Piano "Luis G. Iberni", Michael Nyman, Michael Nyman Band, Oviedo Filarmonía, Marzio Conti (director). Obras de Michael Nyman.
Protagonismo total de Michael Nyman dentro de las llamadas jornadas de piano, supongo que por el título de la película que más famoso ha hecho al músico británico, puede que por tener nada menos que dos pianos de cola en el escenario del auditorio carbayón, pero evidentemente metido a calzador siendo más válido el otro ciclo de conciertos, y todo porque las etiquetas nunca son buenas y dan lugar a equívocos. Particularmente me gusta Nyman desde hace décadas cuando Ramón Trecet lo ponía en su programa "Diálogos" y por ser el complemento perfecto de las excelentes y personales películas de Peter Greenaway que no faltaron en este concierto, con pocas sorpresas en un estilo que él mismo bautizó como minimalismo, más como técnica compositiva que por la extensión de sus obras. Por cierto tener a la OvFi y Conti, auténticos todoterrenos colaborando en este concierto es todo un lujo para el propio Nyman, aunque la amplificación de todos unida a los cuidados efectos de sonido (revers y delays varios) dieron una dimensión supongo que impensable para muchos de los presentes.
El orden del programa se alteró mínimamente pero personalmente estuvo más acorde con lo global. Comenzó solo Nyman y su banda algo reducida (sin viola, trompa ni trompeta) pero igual de eficaz en la consecución de la sonoridad típica del británico, repasando algunos temas famosos: Chasing Sheep (sintonía radiofónica hace años y perteneciente a la película "El contrato del dibujante"), algo desajustada por parte de la banda a la que le costaba seguir el ritmo del piano, An Eye for Optical Theory del documental de 2008 "Man on Wire" con esos contrastes entre el viento -saxo barítono y soprano antes de la adición en cuanto a suma del resto de la banda-, y cuatro de las siete danzas acuáticas: 1, 2 "Stroking", 4 y 8 "Synchronizing" de las citadas Water Dances con ese sello inimitable, clásico en las lentas y supongo que excesivamente repetitivo para parte del público en las rápidas, casi rock&roll final, alternancia de tiempos y texturas que son el recetario Nyman donde la amplificación y efectos consiguen impactar al oyente, incluso sin las siempre complementarias imágenes para las que estas músicas fueron compuestas, nuevamente Greenaway y "Making a Splash".
El estreno en España de la Sinfonía nº 6 "Ahae", inspirada en el fotógrafo coreano, puso al compositor al frente de la Oviedo Filarmonía con el pianista Patxi Aizpiri cual solista aunque le tocó suplir al propio Nyman, que por cierto es poco pianista pero peor director, si bien tratándose de una obra suya nada que exigirle. Cuatro movimientos contrastados en la más pura receta sinfónica para una plantilla digamos clásica salvo una percusión sin timbales con marimba, vibráfono y tambores. El primer movimiento de aire rápido con recuerdos de "western", un segundo lento de mayor lirismo aunque siempre desde la técnica compositiva de Nyman, un interesante tercer movimiento rápido en ternario marcado por la primera aparición de los parches en un ostinato rítmico de negra dos corcheas negra que evoluciona a un lento cuaternario con las placas dando más colorido aún, todo ello repetido, para finalizar con un llamemos Vivace en compás a siete, amalgamas que le encantan al compositor británico, para finalizar acelerando.
La segunda parte complementó perfectamente la primera tocando todos juntos (salvo el alter ego Nyman Aizpiri) con la dirección de Marzio Conti en MGV (Musique à Grande Vitesse), música para el TGV francés -a gran velocidad, casi implorando por nuestro AVE astur que no llegará ni a gorrión si es que alguna vez hay vías por el túnel ducha- donde el compositor reclamó como intérprete su partitura al bajista eléctrico Martin Elliott, banda integrada y en "diálogos" con la OvFi en total arrebato sonoro y anímico de media hora, repitiendo como "bis" la parte de cierta épica más allá del toque de tambores. Excelente la labor directorial del maestro titular que no sólo marcó entradas sino también matices que no resultan sólo de añadir o quitar instrumentos como el propio compositor hace, técnica medieval que casi siempre funciona, sino en dar el gusto interpretativo que el director italiano dejó claro engrandeciendo una partitura simplemente agradecida, por no llamarla comercial en estos ambientes. Este marzo todavía nos deparará mucha más música: la que gusta y la que no gusta, porque realmente es lo que hay...