Revista Música
Escribe: Rogger Alzamora Quijano
“José Alfredo Jiménez fue, es y será México” . Nunca ha sido menos cierta la frase que Facundo Cabral (1937-2011). Es verdad que hay otros nombres que son también México, como Agustín Lara, Pedro Vargas, Luis Miguel, Pedro Infante, María Félix, Chavela Vargas y varios etcéteras, para hablar solamente de música popular.
Las canciones de José Alfredo (1926-1973), son básicamente rancheras. La gran mayoría de vibrante música y extraordinaria lírica. “Amanecí en tus brazos”, “El rey”, “Pa’ todo el año”, “Yo soy aquél”, son algunas de las más de trescientas canciones que inmortalizó. Para mí hay un tema que particularmente me gusta más que todas las del gran José Alfredo. Es una letra llena de poesía sencilla como todas las de él, que me llega al alma en la voz de Facundo Cabral, el trovador argentino, cuya forma de interpretar llega inmediatamente a lo más profundo del corazón. Estoy seguro que –como yo- quienes la escuchen inevitablemente pensarán en alguien, en algún tramo feliz e imperecedero de sus vidas, de sus amores, y no podrán escapar de los recuerdos hasta el último acorde de la canción.
Me cansé de rogarle. Con el llanto en mis ojos alcé mi copa y brindé con ella,
No podía despreciarme, era el último brindis de un bohemio con una reina.
En la voz inconfundible y serena de Facundo Cabral esta canción suena más universal, exenta de artificios y sin la parafernalia musical que ofrecen los mariachis (sin que eso signifique minimizar o desdeñar su importancia en la música mexicana). Facundo y su guitarra le dan otro valor a “Ella”: el de unas letras profundas. Aún con la temática de dolor, despecho, alcohol, que caracterizan muchas de las canciones de José Alfredo, la versión de Facundo la rescata del mero valor superficial y la instala en otro más profundo y significativo: el de la poesía. Creo que José Alfredo se sentiría más que contento con esta interpretación del gran Facundo.
(...) de mi mano sin fuerza cayó mi copa, sin darme cuenta.
Ella quiso quedarse cuando vio mi tristeza,
pero ya estaba escrito que aquella noche perdiera su amor.
Aquí el precioso tema: