Revista Cultura y Ocio

José carlos rosales

Por Acalvogalan

JOSÉ CARLOS ROSALES

















Mencionado por:Juan Carlos FriebeMilena Rodríguez
Menciona a:Jennifer ClementAntonio CabreraJacobo CortinesFrancisco Díaz de CastroJuan Carlos FriebeRafael JuárezAurora LuqueErika MartínezVíctor Manuel MendiolaJosé Antonio Mesa ToréÁngeles MoraGracia MoralesEsther MorillasJusto NavarroAntonio Rivero TarabilloMilena Rodríguez Gutiérrez
Bio-bibliografía
José Carlos Rosales nació en Granada el 27 de noviembre de 1952. Ha publicado los poemarios El buzo incorregible (Granada, Corimbo, 1988; Granada, Maillot Amarillo, 1996), El precio de los días (Sevilla, Renacimiento, 1991), La nieve blanca (Valencia, Pre‑Textos, 1995),El horizonte (Madrid, Huerga y Fierro, 2003; Premio Ciudad de San Fernando), El desierto, la arena (Sevilla, Vandalia, 2006), el cuaderno Dos movimientos (Málaga, Centro Generación del 27, 2009) y Poemas a Milena (Valencia, Pre‑Textos, 2011; Premio Gerardo Diego). También ha publicado Libro de faros (Málaga, Puerta del Mar, 2008; antología poética y estudio preliminar sobre la metáfora del faro en la literatura hispánica), Memoria poética de la Alhambra (Sevilla, Vandalia, 2011; estudio introductorio y selección de poemas en lengua española relacionados con la Alhambra y el Generalife) y la recopilación de artículos literarios Los secretos se escriben (Granada, Alhulia, 2008). Es doctor en Filología Hispánica. Actualmente reside en su ciudad natal.


RAZONES PARA ESCRIBIR UN POEMA (Una poética)José Carlos Rosales
Tal vez lo más sensato sería no tener ninguna clase de razón o razones poéticas, y mejor en plural, ya lo sabemos, una sola razón es una razón única, razón que fácilmente se nos convertiría en razón inapelable, inmóvil o sagrada: razón obligatoria, qué desastre sería entonces escribir poemas… Quizás lo más prudente sería carecer de motivos o causas a la hora de escribir: el mundo no parece respetar otra norma que no sea la de la supervivencia, y a veces ni siquiera eso, así que no sé si los poetas hacemos bien en buscar fundamentos donde apoyar nuestro trabajo, como tampoco sé si el fruto de ese trabajo sería mejor si estuviera generado con el auxilio de argumentos, finalidades o principios, quién sabe, tal vez eso sería presuntuoso, algo así como pensar la vida o el mundo no tienen sentido pero yo sí, mis poemas tienen razones para ser. Y en medio del caos del mundo, o de la arbitrariedad de la vida que se nos escapa, estarían nuestros poemas, archipiélagos de piedad o conocimiento o belleza, islas en medio de un mar enloquecido que, lo mismo que nos trajo hasta aquí, nos llevará algún día sin pedirnos la venia, sin tregua ni diálogo. Alguna vez pensé que mis poemas serían eso: un refugio, un espacio donde poner a salvo lo que el mundo desprecia, ignora o pisotea, el espacio donde otros pudieran encontrase o saber. Sí, eso es lo que pensaba antes; y ahora no sé si todavía lo pienso.
(Newark, Delaware, 2012)


Poemas
Catorce de mayo, sábado
Pierden plumas los pájaros que vuelany abandonan su suerte en las regionesdonde anidó un pasado ineficiente.
Atravesando un cielo sin fisuraspierden plumas los pájaros: lo saben,mas lo olvidan tranquilos cuando vuelany anhelan atinar con la salida.
Recobrarán de nuevo su plumajeen otras latitudes y en las plazasvuelan sueltas las plumas que perdieron.
(De El precio de los días, 1991)
MONTAÑAS DE ARENA
Hace tiempo que miras las montañas de arenasin saber lo que guardan. Miras cómo se extiendensus dominios y miras también la superficievoluble de las dunas: sabes que saben algo,sabes que no lo dicen. Están mudas o ciegas,han perdido su origen, y se mudan despacio,y no cambian de sitio.
Las montañas de arena son montañas de vidaquebrada. Su silencio se volvió necesariopara que el mundo fuera capaz y vanidoso.Pero la arena pálida que mancha los caminoses un rastro indeleble: lo pisamos y cruje,y seguimos andando sin encontrar el nombreque nombra o califica.
Las montañas de arena, almacén de cenizadonde el miedo envejece. Las montañas de arenay su humilde mecánica: mirar dónde te paras,pensar cómo se llega.
(De El desierto, la arena, 2006)


Mirando las pirámides de Teotihuacan
Estas piedras perdieron el estucoy se quedaron solasbajo un cielo sin límites:pasaron los ejércitos, cambiaronel nombre de las cosas y otros diosestrajeron otra herrumbre. Pasó el tiempo,creció el musgo que pisas o que piso,todo volvió a ser verde.
Paseamos ahoraentre piedras vacías. No sabemospor qué siguen unidas, sin estuco,estas piedras que ofrecen,al que quiera mirarlas, magia seca,un misterio sin fruto, la clausura final, ya sin remedio. Tú las miras,yo miro tanto empeño malgastado,tanta piedra tozudatanto tiempo esforzándose.
Y pienso si nosotros no seremoscon el tiempo también una pirámide,si también la maleza, si el silencio,nos cubrirán despacio, si también sin estuco seguiremosunidos sin misterio, fruto fértil,magia sin nombre donde el tiempo fluya.
(De Poemas a Milena, 2011)

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