Revista Viajes
Un recorrido de Guadalajara a Tequila, en merito Jalisco; donde el sabor mexicano llega a los sentidos desde el momento mismo de subir al José Cuervo Express. Un paseo al pasado con los beneficios del presente, pero sobre todo… el enorme orgullo de conocer cómo se fabrica uno de los productos que dan la vuelta al mundo llevando en alto el nombre de México, el tequila… salud!
El recorrido en el José Cuervo Express cada día es más popular y no me sorprende, pues el paseo está de verdad muy bien organizado, es ameno, el servicio es amable y se aprende mucho. Algo que me han preguntado constantemente, es si se puede ir con niños y aunque ya respondí varias veces en redes sociales, quiero repetir aquí que SI, se puede ir con total tranquilidad con los niños.
El tren está compuesto por varios vagones y algunos son sólo para adultos, como el vagón bar; pero hay otros donde van familias completas. De hecho, si no tomas mucho y prefieres ir en un ambiente más tranquilo, te sugiero pedir tus lugares en estos vagones.
El paseo comienza desde el momento que llegas a la Estación del Tren en Guadalajara, donde pasas por una revisión de seguridad y recibes la pulsera que te identifica como parte de este recorrido. Luego, a abordar el José Cuervo Express. Tan bonito tres, elegante, negro con sus letras doradas… el personal que atiende es muy atento y amable, te asesoran en todo y te acompañan hasta tu vagón si es necesario. Ahí, algunas parejas con atuendos muy mexicanos dan la bienvenida a los pasajeros.
En punto de las 11 am, parte rumbo a Tequila y la música de mariachi ya suena por las bocinas. Las margaritas sin alcohol comienzan a circular y alguno que otra ya pide su tequilita. Más fotos en mi galería de Flickr.
Luego de unos 20 minutos de camino, reparten botana y las bebidas están dispuestas todo el tiempo. El paisaje agavero comienza a deleitarnos y la sensación de estar en un tiempo muy atrás, es inevitable.
El trayecto hasta Tequila dura como una hora y 15 minutos. Luego, bajamos del tren y los autobuses ya nos esperan para llevarnos hasta la fábrica. En pequeños grupos vamos pasando por las diversas áreas de elaboración del tequila, desde ver las piñas del agave, los hornos, el agave cocido y hasta la destilería. Todo muy claro y a un tiempo razonable, sin ahondar demasiado para que no se vuelva tedioso.
Nos cuentan que el agave debe tener más de 8 años y que se requieren unos 7 kilos para obtener un litro de tequila. Nos muestran los enormes tanques de mosto, que es el líquido que se logra luego de moler el agave ya cocido. Luego los tanques donde se lleva a cabo la fermentación, que toma entre 50 y 60 horas. En fin… todo resulta interesante. Incluso, se podría pensar que los barriles no tienen nada de especial y ahí me enteré que son traídos desde Europa y que no los usan por mucho tiempo, para mantener la calidad de la bebida.
Luego, pasamos a la cava y nos hablaron de la muy codiciada Reserva de la Familia, que se fabrica con un agave más maduro y lleva más tiempo de añejamiento.
Una vez concluido el aprendizaje, llegó la diversión con margaritas, el shopping de tequila y la comida, que es tipo bufete de platillos mexicanos y el mariachi tocando.
El final llegó en un área de eventos, donde pudimos degustar tequila y hubo algunos bailes muy mexicanos.
Entonces regresamos a los autobuses que nos llevaron a la Estación del Tren y de ahí nuevamente en el José Cuervo Express hasta Guadalajara cerca de las 8 de la noche.