José Jackson Veyan, fue jefe de las instalaciones telegráficas del semáforo de Cueto desde 1877 a 1909 y famoso autor teatral de la época, ya que escribió unos 185 libretos de zarzuela y género chico
José Jackson Veyán ( Cádiz, 6 de julio de 1852 - Madrid, 31 de mayo de 1935), autor teatral y poeta español, hijo único del dramaturgo y actor Eduardo Jackson Cortés y de la actriz Dolores Veyán Carvajal.
Era nieto de un marino y comerciante inglés que se estableció en Cádiz. Huyendo de la carrera de Farmacia a causa de sus aficiones literarias (en 1870 ya había colaborado en la revista gaditana La Guardilla Artística y estrenado la pieza dramática ¡Guerra a las mujeres!) estudió para ingresar en Telégrafos, lo que logró en 1871 como oficial segundo, y fue destinado a Santander. Allí hizo amistad con William Rowland, nieto del famoso sir Robert Rowland Hill; de inmediato empezó a componer versos que enviaba a la prensa. Mientras tanto seguía su carrera laboral en telégrafos: Vicálvaro (1874-1878), El Pardo (hacia 1881), en Alcalá de Henares, en Leganés (1882-1883), en Arganda del Rey, en Carabanchel Bajo y en Madrid Central, aunque también estuvo destinado en oficinas de Pravia (Asturias) y Vilches (Jaén). Finalmente entre 1911 y 1914 fue Jefe de Telégrafos en Valladolid y se jubiló como Inspector del Cuerpo de Telégrafos en Sevilla el 6 de julio de 1917 a los 65 años de edad, concediéndosele como recompensa a sus servicios los honores de Jefe Superior de la Administración.
En Madrid empezó su carrera dramática con piezas cortas para el teatro por horas, a veces en colaboración con su padre. En 1876 imprimió un libro de versos, Primeros acordes. En cuanto a las piezas dramáticas, llegó a la cifra de al menos 185 libretos de zarzuela y género chico, algunos como autor y otros como coautor. Colaboró, aparte de con su padre, con figuras tan destacadas como el escritor Carlos Arniches, Ramos Carrión, Salvador María Granés, Navarro Gonzalvo, Eloy Perillán, Felipe Pérez y Eusebio Sierra y los compositores Tomás Bretón, Manuel Fernández Caballero, Ruperto Chapí, Federico Chueca y Amadeo Vives entre otros.
De sus obras destacan los libretos de El barquillero, El capote de paseo, Los trabajadores, Château Margueaux, su favorita, y La espada de honor, con música de Guillermo Cereceda, estrenada en 1892 y que se mantuvo muchos meses en cartel; en el género lírico destacan Primeros acordes, Mi libro de memorias y Allá va eso.
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