Nos cuenta el Profesor Juan Castro en el libro “Breve Historia del Sevilla FC” que a finales del siglo XIX en Jerez de la Frontera, la familia de Adolfo Gallegos se prepara para trasladarse a la ciudad de la Giralda. D. Adolfo es capataz de bodega, lo que hoy podríamos denominar, un trabajador cualificado. Su labor como experto en la elaboración de vinos y cuidador de bodegas es reconocida en la ciudad gaditana y también en Sevilla, desde donde se le ha hecho una oferta importante. Está casado con Dña. Petra Arnosa. El matrimonio tiene cuatro hijos. Los varones, Adolfo, el mayor, quien fallecería a los veintidós años, y José Luis; y las niñas, María y Petra. Precisamente, José Luis, joven inquieto y alegre, se divierte con sus amigos en el populoso barrio de Santiago, cuna de artistas y cantantes.
Vivía la familia en el nº 27 de la céntrica calle Escuela. Aunque no hay datos exactos sobre la empresa que contrató al señor Gallegos, se sabe por la Guía Oficial de Comercio e Industria de Sevilla que se había habilitado un nuevo local para bodegas y almacenaje de vinos por parte de D. Francisco William Merry. Curiosamente este mismo apellido, relacionado con las bodegas William de Jerez, no siendo nada descartable que fuera en ésas donde Gallegos desempeñara su labor. Cuando la familia llega a Sevilla, José Luis, el hijo, se encuentra con una ciudad mucho más cosmopolita y con un amplio abanico de diversiones. No es nada descartable que algún miembro de la familia Merry, antiguo linaje de procedencia irlandesa y que había cambiado su apellido a su llegada a España, le descubriera al joven José Luis las excelencias del nuevo divertimento denominado football.
JOSÉ LUIS GALLEGOS ARNOSA – FOTO DE ARCHIVO DE SU FAMILIA.
Estamos seguros que el joven gaditano no desdeñaba para nada el nuevo deporte, pero desde luego, lo que parece claro es que al chico lo que realmente le gustaban eran los cafés cantantes y los teatros de variedades, que por aquella época estaban distribuidos por toda la ciudad, pero muy especialmente por la llamada Alameda de Hércules, lugar de encuentros y citas amorosas. Enterado el bueno de Don Adolfo de las correrías del joven José Luis, decidió tomar cartas en el asunto y como medida drástica decidió mandar a estudiar al niño a las Islas Británicas. Posiblemente, tal empresa para una familia de trabajadores era harto difícil, pero no sería de extrañar que Gallegos recibiera el asesoramiento e incluso la ayuda, de alguna de estas familias de apellido inglés que seguían enviando a sus vástagos a estudiar a las islas. Aprendería o perfeccionaría el football en la asignatura obligatoria de tal nombre que se impartía en las escuelas inglesas.
A comienzos de 1900, José Luis Gallegos regresa de su estancia en las Islas Británicas. Como ocurre en muchas familias humildes, los primogénitos no ejercen la misma profesión que los padres. José Luis ha decidido no depender directamente de un superior, y por ello realiza estudios de perito mercantil en Oxford. Decide establecerse como profesional independiente a su regreso a Sevilla. Se hace agente de aduanas y consignatario de buques. El dominio del inglés, francés, alemán e italiano, además de sus conocimientos mercantiles le van a permitir iniciar con ilusión esta nueva singladura. Para ello, alquila un local en la antigua y sevillana plaza de Santo Tomás, nº 39, muy cerca de la Torre del Oro y del Puerto sevillano.
La ciudad vive ya en estas fechas un nuevo aire regeneracionista, en este final de la regencia. Mientras la antigua aristocracia sevillana sigue ajena a los nuevos cambios, la nueva sociedad compuesta por comerciantes, industriales y clase media mira hacia el río, como el medio más directo de comunicación con Europa. Goza el puerto sevillano de una gran actividad, lo que atrae al joven José Luis para establecerse como profesional. Hay en Sevilla un nuevo clima emprendedor y son varias las industrias que se implantan en estos años. Luis Rodríguez Caso, ingeniero y militar, influenciado por un viaje que realiza a la Exposición de Bruselas en 1897, decidió instalar una fábrica de vidrio hueco y plano cerca del barrio norte de la capital, a la que denominó La Trinidad, muy cerca de la calle de la Industria, donde también estaba situado el almacén de maderas de D. Romualdo Jiménez Cárdenas. Ambas industrias se verán relacionadas entre sí, curiosamente por el football sevillano de comienzos de siglo, de hecho en la Trinidad se jugarían muchos partidos por parte sevillista.
Ingresaría José Luis Gallegos en el Centro Mercantil e Industrial del que terminaría siendo su responsable de Biblioteca, un cargo importante teniendo en cuenta que gran parte de los socios extranjeros acudían, entre actividades mercantiles y de negocio normales entre empresarios, a leer la prensa internacional que llegaba puntualmente al Mercantil.
Socios extranjeros entre los que se encontraba un personaje de gran calado en la vida sevillana de finales del siglo XIX y principios del XX como era Edward Farqharson Jhonston, un escocés que fue el Vicecónsul británico en la ciudad y que sería el primer presidente sevillista en 1890. Otros personajes de 1890 como Isaías White, secretario del Sevilla FC, o los hermanos Welton, coincidirían igualmente con Gallegos en el Centro Mercantil, al igual que Tiburcio Alba, Valenzuela, Wood, MacKenzie y otros de la nueva generación en 1905, con los que departía habitualmente en cuestiones de ocio, algo solo permitido a la clase pudiente de la época.
Edward Johnston, presidente sevillista, fue padrino de Carlos Langdon, hijo de aquel otro socio sevillista que ejerció de linier en el primer partido conocido entre clubes en España el 8 de marzo de 1890, John Sidney Langdon, médico de la colonia británica en Sevilla, que falleció poco después. Carlos Langdon perteneció a la directiva del Sevilla FC en 1905. El caso es que Gallegos, junto a otros personajes de su edad pertenecientes al Círculo Mercantil , fueron los llamados a mantener viva la llama del Football en Sevilla, pues la generación de 1890, quince años después estaba para pocos trotes como pueden comprender. Un relevo necesario que sin embargo no se produjo de golpe como ya contaremos en otro momento más detalladamente y otros personajes, de los que hablaremos en otra ocasión, aparecerían enlazando fuertemente ambas generaciones.
JOSÉ LUIS GALLEGOS ARNOSA – FOTO DE ARCHIVO DE SU FAMILIA.
Johnston fue el árbitro de todos aquellos partidos que los sevillistas jugaban desde 1890 hasta 1909, probablemente formando dos equipos, uno compuesto por españoles y otro por británicos habitualmente, hasta que Gallegos le sucedió de forma natural. Como pueden comprobar, los árbitros y los presidentes eran la misma máxima autoridad, en el Club y en el terreno de juego.
La obligatoriedad de que las Asociaciones de cualquier índole debiesen registrarse según Circular gubernamental de principios del siglo XX, entre otros motivos, hizo que el Sevilla FC lo hiciese en 1905 renovando directiva y oficializando el Club precisamente, qué casualidad, en los altos del Círculo Mercantil. Gallegos, persona de gran carisma, se alzaría a la presidencia sevillista. Y observando la variedad de personajes que componían la Sociedad deportiva, arguyó aquello de:
“…todos los hombres, de cualquier nivel social, ideas religiosas o políticas, tendrán aquí cabida”.
Con Gallegos llegaría un antes y un después del deporte sevillano, pues inició una paulatina apertura del deporte que enfocaría hacia la juventud sevillana y cuyo proyecto culminaría en 1908. Proyecto que perfeccionó José María Miró Trepat a posteriori. Gallegos habla en sus muy pocas publicaciones en la prensa de “deporte en la ciudad” y no de “football entre ingleses” cuando publica algunos artículos en la prensa, pues antes de 1905 era un deporte clandestino (casi perseguido por la autoridad) que jugaban unos cuántos para mantenerse en forma. Las ideas regeneracionistas de Gallegos, impulsadas igualmente por el florecimiento del football en otras ciudades que deciden organizar los primeros campeonatos conocidos en España, hacen que la población sevillana conozca poco a poco el deporte. En octubre de 1908 contarían con ochenta socios que formaban cinco equipos, todo un hito en la ciudad ya que el “sport” -en la verdadera acepción de la palabra- y abierto a la ciudad no existió en Sevilla como tal, pero sí entre unos pocos. Un proceso que nos llevaría del sportmen del siglo XIX al ideólogo regeneracionista de principios del XX.
José Luis Gallegos nunca se erigió como el primer presidente del Sevilla FC y no encontramos en la prensa de su época ninguna referencia que así lo afirmase, eso sí, es indiscutible que fue el presidente que oficializó de alguna manera a aquel Club que jugaba en la semiclandestinidad, concretamente en un corral existente en la Fábrica de vidrios de la Trinidad al menos desde 1900, tal y como nos cuenta Arturo Otero refiriéndose a esta nueva generación y que nos confirma el suelto periodístico del diario Sevilla en 1905, haciendo referencia al pasado cuando dice que “Hace tiempo que en nuestra ciudad varios jóvenes aficionados al aristocrático sport del football, tuvieron intención de organizar un club recreativo para el aumento y desarrollo de afición tan culta”.
Es cierto que José Luis tampoco habla de 1890, que sepamos, pero este es un proceso que observamos en los clubes decimonónicos españoles tales como el Huelva Recreation Club, en el que Alexander Mackay, presidente oficializador del club recreativo en 1903, tampoco hace referencia alguna al pasado de su equipo ni dice nada de 1889.
De hecho el club decano del fútbol español fue el Athletic Club de Bilbao hasta 1929 al menos, en el que se descubre que jugaron al football en 1890 precisamente frente al Sevilla FC y el Recre accede al decanato. En este caso tiene su miga porque Mackay fue vocal en la junta fundacional recreativista en 1889 y sí que conocía los inicios del club de recreo, Gallegos, al fin y al cabo, se incorporó en 1900 al Sevilla FC.
Es por tanto un proceso normal en los british clubs, pues todos sabemos que el Real Club Recreativo de Huelva es el decano del fútbol español fundado en 1889 y por muchos decenios más.
Parece ser que Gallegos no terminó muy bien en el Sevilla FC, pues su idea de club tenía miras más amplias y sus fronteras estaban más allá del football, intentando que el club se dedicase a más deportes, algo que no fue del agrado de todos los componentes sevillistas, para que en 1914 rompiese con la Sociedad definitivamente y para toda su vida. Le sucedió Paco Alba al final de su segundo mandato presidencial en 1914. Falleció a finales de los años 40.
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