Estoy leyendo muchas, diversas, sorprendidas, variopintas y atentas informaciones y opiniones sobre los eventos sociales y políticos (la revolución indignada) que están teniendo lugar en España, y sobre todo -visto desde lejos, en la red- sobre todo en la Puerta del Sol madrileña.
-- ¡Yes we camp! pero... ¿para qué?
-- La chispa del Movimiento 15-M
-- Los indignados se movilizan
Lo que Jose Luis Orihuela acaba de publicar en su blog (España ya tiene su revolución) resulta esclarecedor y menos parcialmente apasionado que otros comentarios. Por eso me permito reproducir el inicio del texto y amimo a seguir a quienes estén más interesados:
En las conclusiones del I Congreso iRedes (25/2/11) y también en una entrevista reciente, afirmé que “lo que va a suceder en España es que los partidos políticos ganarán o perderán las elecciones con los medios sociales (no gracias a, ni por culpa de, sino con). Además, los que ganen, tendrán que gobernar con las redes sociales”. También he sostenido que “los partidos que usen bien los medios sociales tendrán que abrir sus programas electorales y recoger los proyectos y las demandas de la gente”.
Pues bien, en plena campaña de las Elecciones Locales 2011 y por si todavía quedaba algún político, algún partido, algún periodista o algún medio que no estuviera escuchando la conversación en las redes sociales, la gente de las redes ha salido a la calle.
Las protestas ciudadanas que han tenido lugar en varias ciudades españolas desde el 15 de mayo y que se extenderán como mínimo hasta el 22 de mayo, día de las elecciones, constituyen de momento una elocuente reivindicación de una agenda social que la clase política estaba (y sigue) ignorando olímpicamente durante la campaña.
En España está ocurriendo algo grande, aunque todavía no sabemos qué es, ni cómo se canalizará.
Por lo pronto, lo que se dirime el 22M es la composición de los gobiernos locales y regionales, que en la mayor parte de los casos no tienen competencias sobre buena parte de los asuntos reinvindicados por los manifestantes. Además, las protestas se orientan también a castigar electoralmente a los dos grandes partidos nacionales (PSOE y PP) y a un partido catalán (CiU) por haber aprobado con sus votos una ley que penaliza a los usuarios de la red para proteger los intereses del lobby de las industrias culturales.
(...)
Estamos pasando de una pretendida política 2.0 a una reivindicada democracia 2.0, pero todavía no sabemos cómo funciona, ni que efectos secundarios tiene.
Atención, por tanto a este genérico, variopinto y real desencanto convertido en indignación social, que tiene un claro denomidador común en "la red", por así decir, y que probablemente querrá ser apropiado y manejado por los diversos partidos en liza en estas elecciones políticas.
Un evento que puede ser utilizado para ocultar muchas realidades sociales que derivan de medidas políticas concretas e incómodas que deberían estar presentes ante los votantes en estos comicios.