Esta mañana he recibido una llamada telefónica que al comprobar el origen, me ha dado mala espina, ya que era de un excompañero de trabajo, y ahora, y no es poco, amigo, con el que había hablado ayer, y el instinto me ha puesto en alerta ya que de ayer a hoy, era difícil que se hubiera hecho millonario, único hecho positivo porque el que hubiera merecido la pena volver a llamarme.
Jon, me ha comunicado el fallecimiento de Jose Mari, una de esas personas que crees que van a vivir para siempre, porque se lo merecen.La verdad es que siempre he considerado a Jose Mari como el prototipo del vasco: voz profunda, ademanes toscos, rudo e incluso con un punto bronco, pero tras su aparente seriedad adivinabas mucha honestidad y un amigo para los que buscaban amistad.
Jose Mari ha sido, se me hace muy raro hablar de él en pasado, un Sancho Panza vasco, con un refrán o un dicho para cada momento.Con él la vida ha sido, ese maldito pasado otra vez, una especie de enciclopedia gráfica mucho más divertida. Desde que le conocí, las personas, por ejemplo, no se ponen nerviosas sin más, hay que compararlas con algo, por eso, yo, o el que sea, está más nervioso… que una vieja con novio. Y ya, personalmente, este vecino del mundo, no se puede imaginar a nadie más nervioso.No, lo adivináis, Jose Mari nunca ha sido políticamente correcto, quizás, como la vida misma. Es lo que tiene ir de frente.Siempre te recordaremos, y tranquilo, sabemos que no nos has dejado, simplemente te has adelantado para cuidar hasta el último detalle el momento en que nosotros lleguemos. Porque reencontrarte, siempre será, como volver a casa…
*FOTO: DE LA RED