Revista Opinión
“No vale jugar a una cosa en Libia y a otra en Cuba”
El ex presidente del Gobierno español José María Aznar dijo hoy que no puede defenderse la libertad en determinados países “a beneficio de inventario” ni por conveniencia y, en este sentido, consideró que tampoco “vale jugar a una cosa en Libia y a otra en Cuba”, reportó EFE.
Con el recuerdo de la intervención en Irak, decisión que adoptó su Gobierno en 2004, y sin mencionar explícitamente aquel episodio, Aznar abogó por secundar intervenciones militares si estas persiguen la defensa de la libertad y de los derechos humanos.
Son decisiones siempre “difíciles” que han de “evitar males mayores”, puntualizó el presidente de honor del opositor Partido Popular (PP) durante un acto político en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz.
No obstante, Aznar reclamó que se expliquen bien medidas como las que llevó al Ejecutivo español de José Luis Rodríguez Zapatero a participar en el contingente internacional que resolvió la exclusión del espacio aéreo libio y su posterior operación militar.
“Cuando se habla de proteger vidas civiles, no se puede seguir una política que permita seguir en el poder a quienes amenazan la libertad de esos civiles”, resumió.
Eso le llevó a formar parte de la coalición que actuó en Irak hace siete años, según sus palabras.
Lo que no debe permitirse es “jugar a una cosa en Libia y a otra en Cuba”, ya que “la libertad es un derecho universal” y “los libios tienen el mismo derecho a la libertad que los cubanos”, y por ello, “no se puede favorecer” esa libertad “a beneficio de inventario”.
El líder falangista no hizo referencia a los regímenes medievales de Arabia Saúdita y Bahrein, tampoco a sus amigos de Honduras.
En el 2003, José María Aznar se había convertido en el principal adalid de la plena incorporación de Libia a la comunidad internacional y durante su visita a Trípoli se mostró entusiasta con el proceso abierto entonces por el coronel Muamar el Gadafi, su “amigo”.
“Aznar fue el primer líder occidental en visitar al guía supremo de la Gran Jamahiriya Arabe, en Trípoli, tras el levantamiento de las sanciones impuestas por la ONU. Y, como muestra de agradecimiento, Gadafi le ofreció un caballo de pura sangre. Zapatero, el presidente socialista que consiguió entablar importantes relaciones comerciales con Gadafi. Ambos se sienten orgullosos de ello”, recuerda en internet un comentarista anónimo conocedor del tema. (Tomado de CONTRAINJERENCIA)