José María Guy de Liébana
Por poner un ejemplo estúpido, si yo opinara sobre la hija de Belén Esteban no tendría el mismo valor que la propia madre, independientemente de la subjetivo de su opinión, ya que la madre conoce las circunstancias reales de su hija y yo carezco de dicha información por lo que mi opinión será una mera apreciación subjetiva y carente de argumentos de peso. Ahora cambiemos el tema y pongamos que Belén esteban comienza a hablar de los costes laborales unitarios y la divergencia existente con la mejora de la productividad, Belén Esteban podrá opinar lo que quiera, pero carecerá de los datos y conocimientos necesarios para fundamentar su posición. Mientras mi opinión se fundamentará en datos sustentados por un conocimiento más profundo y por lo tanto mi opinión tendrá un mayor peso que la suya. Esto no significa que seamos diferentes, sino que tenemos conocimientos distintos y por lo tanto hay que valor cada una de las opiniones dentro de su contexto. Este mismo ejemplo lo podemos llevar a las tertulias económicas, político, sociales de las televisiones donde todos hablan de todo y en general mantienen opiniones basadas más en las visceralidad y que no buscan contratar ideas e informar a los ciudadanos, sino que el objetivo final es más propiciar una adhesión a la postura defendida que una defensa fundamentada de la propia postura. En este sentido podemos ver periodistas como Maruhenda, director de “La Razón” que repite las mismas consignas predefinidas por el gobierno y sus medios afines independientemente que sean falsas o no y que buscan tanto la defensa a ultranza del actual gobierno, como de su política económica. Por otro lado, el grupo de periodistas que denominare progresistas, que intentan contrarrestar los argumentos de “consigna” en base a la repuesta social y en el terreno de lo emocional. Ambos grupos terminan enredándose en una lucha visceral que lo único que consigue es aumentar la crispación y los temores de los ciudadanos. Aunque estos dos grupos son los que más abundan en la tertulias, aún hay otra grupo que desde mi punto de vista es más peligroso que los anteriores y son el de economistas lobo y economistas lobo con piel de cordero. Los economistas lobo son aquellos que solemos ver en las televisiones analizando los acontecimientos económicos desde un aparente punto de vista objetivo y con un cierto halo de carácter científico (sólo les falta ponerse una bata blanca). Esto lobos justifican una y otra vez las posturas de los organismos internacionales como el FMI, la OCDE, BCE, FED, como las líneas marcadas por las instituciones financieras privadas. Los economistas lobos con piel de cardero son aquellos bañados con una pátina de progresismo y una gota de preocupación social pero que tras esa pátina, por cierto muy fina terminan defendiendo exactamente lo mismo que los economistas lobo. Dentro de este grupo de corderos vestidos de lobo estaría el profesor Guy de Liébana y que tras un rostro simpático y plagado de anécdotas se ve un economista clásico que de manera abierta y con una cara amable defiende la política de ajustes de Merkel y considera insostenible el sistema actual pensiones. Veamos algunos ejemplos del discurso de Guy de Liébana que mostró en su intervención del sábado en programa de “La Sexta Noche” Las preferentes; en este asunto el profesor deriva la responsabilidad a la letra pequeña de los contratos y a que es un producto destinado a inversores institucionales y no a pequeños ahorradores. Esta explicación nada tiene que ver con la realidad del problema ya que el objetivo de las entidades financieras que vendieron a los ahorradores las participaciones preferentes y la deuda subordinada, presuntamente cometieron una estafa, y no basada en la letra pequeña, sino en la confianza de los ahorradores en quienes les vendieron un producto de renta fija y disposición inmediata, sino un producto híbrido altamente complejo. También obvio el informe de los técnicos de la CNMV conocido el jueves en “eldiario.es” en el que se advierte de que Bankia está valorando las participaciones preferentes y la deuda subordinada por encima del valor razonable de las mismas y que a su vez, mantiene este valor no razonable mediante el control de la compraventa de preferentes en un sistema informático que limitaba el precio de compra y el de venta en unas márgenes prefijados. No es posible que una persona también informada no conociera el informe de la CNMV y que reduzca un drama de estas características, a un simple problema normativa respecto al tamaño de la llamada “letra pequeña” y que en busca eximir de responsabilidades reales a los bancos frente a los presuntos estafados. Otra perla es la defensa abierta del rescate a España y de la política de austeridad de Merkel y la Troika. Curiosamente con Guy de Liébana comparto mis primeros estudios en los Escolapios y esa Señorita estricta que utiliza como ejemplo para comenzar la justificación de los ajustes, aunque está claro que las consecuencias de la educación de la señorita estricta en mi caso han calado de una manera bastante distinta. Guy de Liébana en su argumentación cita al comité de sabios alemán que considera que el déficit público razonablemente sostenible es del 60% pero olvida que eso sólo es la base de una propuesta bien distinta y que consistía en la posibilidad de creareurobonos con el fin de hacer frente la presión que ejercen los mercados sobre la deuda soberana de los países. La propuesta planteaba tres opciones a discutir, la primera consistía en crear eurobonos respaldados por todos los países miembros de manera solidaria; la segunda eurobonos que respaldarán el 60% de la deuda de cada país miembro y el resto de la deuda que fuera avalada únicamente por el país emisor y una tercera opción que toda la deuda soberana cambiara de nombre y quedara bajo la denominación de eurobono aunque cada país sería responsable avalaría individualmente la deuda que emitiera. Estas propuestas fueron vetadas por Merkel ya que afectaban directamente a su propia deuda y a los costes de los mismos ya que si Alemania participara solidariamente en el aval de los eurobonos tendría que pagar más intereses por su deuda de los que paga en este momento y no estaban dispuestos a ello. En cuanto a la propuesta de Guy de Liébana sobre la reestructuración de la deuda a largo plazo gracias al rescate de europeo, sería el edén de los prestamistas internacionales, ya que conseguirían aumentar los intereses debido al endurecimiento de las condiciones de la reestructuración y al mismo tiempo obtendrían un dominio real “sine die” sobre las decisiones económicas de España dirigiéndolas hacia el aumento del pago bruto de intereses y propiciando un mayor endeudamiento que permitiría la perpetuación en el gasto en los negocietes de los políticos. Otros aspectos a destacar en la intervención de casi una hora del profesor Guy de Liébana son la necesidad de estimular el consumo interno, la creación de empleo y adoptar medidas que ayuden a la economía real. En estos tres puntos estoy de acuerdo con el profesor, aunque difiero en las soluciones que aporta. Me explico, el profesor defiende a pies juntillas las soluciones dadas por la OCDE y el FMI, estas soluciones pasan por la reestructuración del sistema de pensiones ya que consideran insostenible debido a la supuesta tendencia de un aumento de la media de vida. En esta ocasión no le dedico mucho tiempo como otras veces a la necesidad del aumento de la edad de jubilación y a la promoción de fondos privados de pensiones como complemento de la jubilación pública, pero dejo una perla que no quiero pasar por alto y que fue la exención de la seguridad por un periodo de dos años a quienes contrataran a una persona en paro. Esta propuesta que individualmente podría parecer genial, provocaría el hundimiento del sistema público de pensiones. Pongamos un ejemplo, en febrero de 2013 hubo 949.844 contratos, quizás demasiados contratos para eximir del pago de la Seguridad Social, pero por ejemplo si tomáramos los indefinidos a tiempo completo serian muchos menos, de hecho en febrero de 2013 fueron 52.375.Contratos indefinidos España enero 2012 febrero 2013
Ahora sumemos la media contratos fijos a tiempo completo durante dos años. La media es de unos 60.000 al mes por 24 meses es igual a 1.440.000 contratos que no pagarían seguridad social. Es cierto que se crearían esos puesto de trabajo, pero las desventajas del sistema son inmensas. En primer lugar sin la aportación a la Seguridad Social de un número tan grande de contratos quebraría el sistema de pensiones que se basa en las aportaciones de quienes trabajan y no olvidemos que este pago no es sólo para las pensiones, sino que también incluye Contingencias comunes (sanidad), Accidentes de trabajos y enfermedad profesional, Desempleo y Fondo de garantía salarial (fogasa), por lo que dejar de pagar la Seguridad Social de forma masiva debilitaría hasta un punto difícil de predecir la sostenibilidad de un Estado Social y como consecuencia de ello abriría completamente el campo a la gestión privado de muchos aspectos que eran parte de las obligaciones del Estado. En definitiva, lo rentable pasaría al ámbito privado y lo no rentable pasaría a la caridad pública o a la caridad privada. Por último respecto a profesor Guy de Liébana y para mí el mensaje más terrible y que paso como una especie de gracieta y fue lo que denominó el profesor “el canibalismo familiar” y que definió como aquel que nace ante la competencia por un puesto de trabajo y cito literalmente “de 700 euros” por parte de un padre y un hijo. Este mensaje nos avisa que el siguiente objetivo de los mecanismo de poder es eliminar último sistema de defensa solidario e los ciudadanos, la familia como apoyo fundamental a los miembros más necesitados y que esta permitiendo sobrevivir a miles de personas en este país. La gracieta del profesor nos muestra intentar subvertir las relaciones familiares, por cierto, relaciones que muchos de ellos defienden como sagradas, en una especie de ley de la selva que incentive la supervivencia personal independientemente del vínculo existente. La destrucción de los lazos solidarios dentro de la familia, sería el paraíso de los neoliberales que conseguirían una sociedad egoísta en la que primarían los más fuertes y que someterían a los más débiles. Para terminar este artículo, me gustaría referirme a una minoría realmente pequeña y que estaría conformada por aquellos economistas que defienden que es posible otra modelo económica basada en lo social, lo humano y la economía real. Este nimio grupo habría tenido como máximo representante frente a la opinión pública a José Luís Sampedro y que esta relegado de los medios masivos de información y que sobrevive a duras penas en las redes sociales y en un puñado de blogs independientes. Estos “rara avis” podrían ser el factor que comenzara de una vez por todas a cambiar las ideas económicas predominantes y que se podrían calificar de pensamiento único aportando no sólo argumentos que fundamentaran su postura, sino ese valor añadido que proporciona la libertad de pensamiento que incluye poner en tela de juicio los propios argumentos. Como expreso perfectamente José Luis Sampedro “sin libertad de pensamiento, carece desentido la libertad de expresión” y no olvidemos que la economía no es una ciencia por mucho que se revista de formulaciones prestadas de la matemática, es a lo sumo una “ciencia humana” y por lo tanto sus conclusiones siempre están expuesta a ser rebatidas y su futuro a ser cambiado.