Un monstruo malogrado del violín en la Puebla de los Infantes
Queridos infantes: No puedo por menos que sentirme ruborizado al saber de nuestra ingratitud para con un ilustre y genial Infante: Me refiero a José María Sedano Carrasco, al que todos hemos ignorado hasta hoy. Pero, permitidme que os cuente su historia. Vale la pena.
“El día 29 de Octubre de 1901, a la una del día, un matrimonio de humildes campesinos, José Mª. Sedano León y Huertas Carrasco Canto, de 38 y 33 años respectivamente, se presentaron en el Juzgado de La Puebla de los Infantes con un niño en los brazos recién nacido, alegando ante el Juez y Secretario del mismo, que dicho niño había nacido el día anterior, es decir, el día 28 de Octubre del corriente, a la una y veintiún minutos de la noche [1]. En la calle Castillo s/n, propiedad de sus padres.
Así comenzó la vida de un niño genial y virtuoso del violín.
Cuando el niño tuvo un año de edad, su padre, siempre ocupado en sus labores agrícolas, no advirtió nada, pero cuando tenía dos años y algunos meses, observó con espanto [2] que su hijo se acercaba a las puertas de las casas (que entonces tenían unas hendiduras o especie de lomos de madera) y con las manos entonaba armoniosas notas musicales. Entre asustado y admirado, le compró como pudo una “guitarrita”. Este fue su primer paso. A los tres años de edad y por motivos de trabajo, su padre fue a Constantina, población cercana a La Puebla de los Infantes, y por un capricho fortuito llevó al niño con él. Se cuenta que entró en un casino (bar) y que, por motivos que desconozco, hicieron que el niño se subiera a una mesa y tocase la guitarra. Entre los presentes había un rico señor que, admirado del talento del niño, propuso al padre que se lo dejará, que él pagaría los estudios al niño sin más interés que el de ayudarle. (Una especie de mecenazgo). El padre se mostró al principio receloso, pero por fortuna nuestra, al fin accedió tras muchas vacilaciones y noches de insomnio. El niño fue a parar a Sevilla e internado en un colegio de Salesianos –siempre guiado por su tutor. Allí conoció a Turina, el célebre compositor, con quien estudió y tuvo entrañable amistad. Allí nacería también su amor al violín. Pasados los años, su familia y él se encuentran en Madrid. Pronto se verá rodeado de músicos y artistas de toda índole, que admiraban atónitos su precocidad. Ricas damas le miman y agasajan [3]. No es necesario describir al lector cómo debía sentirse el niño. Tenía entonces 14 años. Allí nació también el amor frenético de una fatídica bailarina –bastante mediocre por cierto– hacia él, que había de ser, andando el tiempo, la causa en parte de su perdición. Corre el año 1916 y el Madrid de la época, es un Madrid alegre y cortesano: El Madrid de la belle époque. En ese año se convoca el Premio Sarasate, de violín, en honor al maestro [4]. Ignoro los pormenores pero Sedano aparece inscrito en el concurso que había de celebrarse en el Teatro Real de Madrid, presidido por la Reina Victoria Eugenia. En él participan los más revelantes de la época; la flor y nata del violín. Se cuenta que uno tras otro van apareciendo en el escenario hasta que le toca el turno a nuestro Sedano –y curiosamente en último lugar–. Se dice que subió tranquilo dueño de sí mismo, ajeno a la expectación de la sala que, de repente, y cuando todos creían que ordenaba su violín, fue quitando una tras otra todas las cuerdas del instrumento hasta dejarlo solamente con la “prima”. Y con esta cuerda interpretó el canto del ruiseñor. No puedo expresar con palabras lo que entonces ocurrió: la sala entera prorrumpió en un tumultuoso y loco escándalo, no visto jamás en ninguna otra actuación en el Teatro Real. Las damas, llevadas de un histerismo demoníaco, arrancaron de cuajo las cortinas aterciopeladas. Hubo que poner orden en la sala, cosa que se consiguió con denodado esfuerzo, con riesgo incluso de la vida. La misma Reina Victoria Eugenia, contagiada también del entusiasmo, rogó al muchacho (tenía 15 años) que tocase de nuevo “EL CANTO DEL RUISEÑOR”, esta vez sentado a sus pies. Y así lo hizo Sedano. Al día siguiente todos los diarios de la nación se hacen eco del clamoroso éxito de la víspera [5]. Es entonces –paradojas del destino– y a raíz de este Premio Sarasate, cuando comienza a declinar su estrella. Su amante, la bailarina que antes mencioné, celosa de perderle ante tanta aureola y solicitud por parte de las ricas damas, maquinó un plan que aún me eriza los cabellos. Fue suministrándole morfina en pequeñas dosis y gradualmente hasta coger las riendas de su voluntad. Con el tiempo, y como le sucedió al francés Arthur Rimbaud en poesía y al polaco Federico Chopín en piano, fue abandonando el violín paulatinamente y entregándose a los placeres, sumiendo su vida en el más triste y lamentable de los absurdos. A veces, así son estos espíritus sutiles y enfermizos; su poderosa genialidad les hace descubrir la dolorosa verdad del “Dios Caído” y, desamparados e incomprendidos, optan por la barbarie y la miseria como única salida al martirio que la realidad del mundo impone a sus nobles corazones. ¡Dichoso el bruto que ajeno a estos menesteres del alma, vive ignorando las éticas y estéticas!. De este modo, y aún habiendo superado a su compañero Turina, Sedano terminó en el olvido más completo. Quizá de haber compuesto alguna partitura, bien como solista o para orquesta, su nombre hubiese pasado a la historia; pero cuando no se deja constancia del Arte realizado, el olvido es el más fiel aliado del Artista, porque la memoria envejece y muere con los años. Imagino para mí que nuestro Sedano no llegó a tener conciencia de su “genio”: Vivió en una especie de limbo paradisíaco, como ha ocurrido a muchos artistas. ¡Pobre Sedano! ¡Pobre niño sobrenatural y cándido! ¡Y pensar que personas tan exquisitas hayan de tener un fin semejante...! A veces pienso con horror que, como dijo Calderón, la mayor de las desgracias es haber nacido. Con el transcurrir del tiempo, vino la guerra civil y como le sucedió a Lorca, Sedano fue asesinado en circustancias oscuras en 1936 [6], aunque ya estaba muerto físicamente a causa de la droga. [7] Su familia, llevada de la pobreza que padecía [8] y puede que influída por la ignorancia también, vendió el violín, es posible que a algún “ávido y ávaro coleccionista” siempre a la caza de estas desgracias. No seamos nosotros como la bailarina y hagámosle justicia dando su nombre a una de nuestras calles.Notas:
[1].- Mi agradecimiento al Alcalde, José Segura Serrano; a Miguel Jiménez Vera, delegado de Cultura; al Sr.Secretario, José Conejero Sánchez y a los funcionarios Pedro García Segura y Tomás Fernández Delgado , que tan amablemente han colaborado en la "concesión del acta de nacimiento", registrada en nuestro juzgado, en el libro 22, folio 38, con el número 99. [2].- Superó en precocidad incluso a Mozart, ya que este compuso su sinfonía a los cinco años de edad. [3].- Era extremadamente guapo y genuíno en sus modales. [4].- Sabido es que junto a Paolo Paganini, el español Pablo de Sarasate forma el duo más grande que haya tenido el mundo en violinistas hasta la fecha. [5].- Unos meses antes de confeccionar este trabajo para la revista PERNÍA se concedió el Segundo Premio Sarasate , esta vez a una mujer. En la entrega del premio se dijo: "Desde que el inolvidable Sedano lo ganó, nadie lo había hecho hasta ahora" (Radio Madrid) [6].- Su ideología era de derechas. [7].- No he podido adivinar más acerca de la malvada bailarina. [8].- He escrito a su familia en Madrid -la que le queda- para que me remitiesen el diploma del Premio u otros Documentos al respecto, y me han contestado diciéndome que no conservan nada. ¡Todo está perdido! [9].- Cada año venía desde Madrid al pueblo, para tocarle a la Virgen el 15 de agosto. Eso era sagrado para él.
BIOGRAFÍAS © J. Bernaza Castro, nuestro colaborador en Sevilla. Revista literaria Pernía. Edita y dirige: Froilán De Lózar