Doctor en Filosofía y Letras, este ciudadano de 64 años, es eurodiputado por obra y gracia de Esquerra Republicana de Cataluña, que lo situó lo suficientemente alto en las listas como para que el más antidemocrático de los sistemas, las listas cerradas, lo ecumbrasen al sillón desde el que interrogó al Sr. Juncker sobre la hipotética futura situación de Cataluña respecto a la Unión Europea en caso de alcanzar la independencia. La respuesta fue lacónica: “Nadie se convierte en miembro de la Unión Europea con el envío de una carta”, en alusión a las que cursó el carismático lider de CiU reconvertido a independentista por esos extraños compañeros de cama que hace la política. Históricamente, el antecedente de Argelia, que se expulsó del entonces Mercado Común en el momento que alcanzó la independencia de Francia, da una idea a D. José María del futuro que le espera a su querida Cataluña en caso de verse separada del resto de la Nación, que de momento, ve drásticamente mermada la inversión extranjera mientras D. Arturo presume del potencial económico del futuro pequeño país europeo. Eso sí, su ideología progresista y republicana no le impide vivir como un rey -vds. perdonen- gracias a los sustanciosos emolumentos que percibe un eurodiputado que, además, disfruta de otras prebendas no menos atractivas. ¿Está incluido el Sr. Terricabras entre quienes renunciaron a su billete “business” en líneas aéreas regulares?…