Revista Libros
Joseph Campbell.Diosas. Misterios de lo divino femenino.Traducción de Cristina Serna.Atalanta. Gerona, 2015.
En 2013 la mitóloga Safron Rossi recopiló las diversas conferencias que Joseph Campbell pronunció entre 1972 y 1986 sobre lo divino femenino y las editó en un volumen que ahora publica en español Atalanta con traducción de Cristina Serna.
Se cubre así una laguna llamativa en la bibliografía de Campbell, que escribió decisivamente sobre los arquetipos masculinos en la mitología y las religiones, pero que no llegó a componer una obra sobre las divinidades femeninas, aunque en más de veinte conferencias abordó las figuras, la simbología, los temas y la iconografía de la Gran Diosa – la Diosa Blanca de la que escribió memorablemente Graves- como metáfora de la transformación y el universo, de la vida y la muerte, exploró su evolución histórica en distintas épocas y culturas y sus variantes en diversos lugares y mitologías –incluidas esas mitologías prosaicas que son las teologías.
Ese es el hilo conductor de este volumen organizado cronológicamente desde el Paleolítico, en que la diosa se identifica con la naturaleza hasta la cultura medieval europea, en la que se transmuta en la figura de la Virgen María o se proyecta en la idealización del amor cortés y en los arquetipos neoplatónicos del Renacimiento.
Entre esos límites cronológicos, Campbell sigue la evolución a la Diosa Madre creadora en el Neolítico y en Creta, a las divinidades sumerias y egipcias –Ishtar e Isis-, analiza su presencia en el panteón griego y en la Odisea, o la reconoce en la Diosa del pasado y del futuro de los cultos mistéricos de Eleusis o en los ritos dionisíacos y órficos.
Ilustrado con más de ciento cincuenta imágenes que reflejan la figura y subrayan la presencia de lo divino femenino, Diosas rastrea, en palabras de Campbell, el florecimiento de una Gran Diosa en las muchas diosas de la imaginación mítica desde la Gran Diosa neolítica, esencial en la primera concepción mítica del mundo, la raíz más antigua de la mitología, a través de su creciente importancia desde el nacimiento de la civilización en Mesopotamia y Egipto, desde los valles del Tigris, el Éufrates y el Nilo en donde se genera una serie de concepciones míticas que representan la fecundidad, la transformación y el crecimiento.
Las mitologías de la naturaleza y las centradas en lo social se hallan en conflicto entre sí: las mitologías del Dios ponen el acento en lo social, mientras que las de la Diosa lo ponen en los aspectos del mundo natural.
Arquetipos míticos que son una personificación femenina de la naturaleza cósmica, representación del universo que es Tierra y Cielo a la vez, en sus distintas variantes como metáforas de la fecundidad y del triunfo de la vida sobre la muerte: las Venus paleolíticas, Isis, la diosa madre de Osiris, Madre de Dios como Cibeles, como la diosa Kali de la India, como la Virgen María.
Afrodita, Hera, Atenea, Ártemis, Astarté, Deméter, Perséfone, centros simbólicos de la energía cósmica o madres protectoras, diosas de la vida y de la muerte, de la fertilidad y la venganza, preludios de la mitología básica del cristianismo, manifestaciones variables de la naturaleza esencialmente única de esa divinidad femenina pese a las transformaciones históricas y culturales que sufre lo mitológico, lo religioso y lo cultural desde que en una época muy tardía de la historia de la humanidad se desarrolló el arte de la agricultura y la domesticación de los animales, lo que produjo un cambio de autoridad: la ecuación biológica pasó de lo masculino a lo femenino. Las grandes preocupaciones ya no eran la caza y la matanza de animales, sino la siembra y la recolección; y puesto que la magia de la Tierra y la de las mujeres son la misma-pues ambas dan la vida y la alimentan-, no sólo el papel de la Diosa pasó a ser de capital interés para la mitología, sino que también aumentó el predicamento de las mujeres en los poblados.
Y así, frente a las mitologías de la divinidad masculina, que inciden sobre todo en lo social, las mitologías de la Diosa hacen hincapié en el mundo natural, porque los dioses representan los principios místicos, las posibilidades de la experiencia humana, y asumen formas diferentes como reflejos de la vida espiritual en las diversas culturas según su entorno, historia e idiosincrasia. Con el mito, que representa la gama invisible de los reflejos de la psique, ocurre lo mismo que con la forma humana, que se proyecta de diferentes maneras en las diversas partes del mundo. (...)Cuando se trata de la mitología de la Diosa, de lo que se habla es de la Madre Naturaleza, y esta mitología de la Madre Naturaleza es profunda, es universal.
Santos Domínguez