Revista Cultura y Ocio

Joseph Stalin: El otro genocida

Por Joaquintoledo

La Guerra Civil rusa y el ascenso al poder

Sin embargo, Stalin ya había conseguido fama y contaba con el favor de Lenin. Adquirió prestigio como jefe de propaganda, redactor  y en el mismo campo de batalla con motivo de la Guerra Civil Rusa. Stalin dirigió a los soviets en múltiples frentes y se ganó una fama de estratega prudente, aunque sagaz y con una gran dosis de sangre fría. Una de las ciudades donde quedó grabada su genialidad fue Tsaritsyn, la futura Estalingrado, bautizada así en su nombre.

Terminada la guerra, el 3 de abril de 1922, Stalin ya era alguien de peso en el partido así que es  nombrado Secretario General del Comité del Partido Comunista. Un cargo que el luego se encargaría de hacer el más importante del país, pero que en ese momento era, por supuesto, secundario. Sin embargo, Stalin era ya un viejo lobo político. Desde su posición consiguió colocar a las personas de su gusto, mientras quitaba a otras. Lenin, convaleciente desde 1923, detecta estos movimientos y sugiere a Trotsky como sucesor.

Lenin muere en enero de 1924  y las peleas entre Stalin y Trotsky no se hacen esperar, en especial,  porque este último pretendía la revolución continua, esparciéndola a todo el mundo mientras que Stalin solo quería concentrarse en reorganizar Rusia. Poco tiempo después Trotsky sería expulsado de la URSS y calumniado por Stalin, quien lograría eliminar o quitar de escena a Kamenev, Zinoniev, Bujarin, entre otros quienes son traicionados pese a su incondicional apoyo a Stalin. El líder ruso  afirmaría que estas acciones eran necesarias para acabar con todas las facciones que impedían la unión del partido bolchevique.

Los planes quinquenales, purgas y la segunda guerra mundial

Los planes quinquenales fueron varios, prologándose por décadas:  básicamente eran proyectos que debían alcanzar los objetivos en unos cinco años basados en una transformación de toda la URSS, incluyendo la reactivación de la industria, la eliminación de grandes terratenientes y el pequeño campesinado (kulaks), la generación de empleo, así como modificaciones grandes en la educación, cultura, fuerzas armadas etc. Obviamente, muchas medidas fueron despóticas y maquiavélicas como el asesinato de casi 10 millones de kulaks. Sin embargo, a pesar del cinismo es cierto que estos planes con los que Stalin puso a trabajar a un país de más de 100 millones de habitantes, llegaron a ser fundamentales para que la URSS sobreviva.

Otra de sus acciones más conocidas fue la denominada “purga”. En efecto, la primera de estas persecuciones y listas de la muerte se originó hacia fines de la década del 30. No se perdonó a nadie: políticos, intelectuales, campesinos, pobres, ricos, militares y hasta los mismos comunistas que resultaban sospechosos, además de mujeres, hombres, jóvenes y adultos. En los años previos a la guerra, Stalin reconoció que la URSS aún era muy inferior a Alemania y que las purgas habían eliminado a gran parte de los oficiales destacados de su país. Se limitó meramente a enviar espías por todas partes y a firmar el Pacto de no Agresión Ribbentrop-Molotov. Obtuvo la alianza pero también la guerra. En realidad,  Stalin no respondió nunca a ninguna agresión de Hitler, pero a partir del 22 de junio de 1941, enfrentaría el reto más grande de su vida.  Pasaría así una etapa de depresión y finalmente se reanimaría empezando  a dirigir a sus tropas, admitiendo los consejos de diversos militares, a diferencia de Hitler, quien asumía el cargo absoluto de las fuerzas armadas.

Los alemanes triunfaron en un principio, pero los rusos devuelven el golpe hacia 1942 deteniéndolos en la ciudad de Estalingrado donde se peleó durante casi seis largos meses hasta que los soviéticos obtienen una gran victoria, la primera en toda la guerra. Stalin no fue piadoso con los prisioneros y muchos de ellos sirvieron como mano de obra gratuita para poder reconstruir las ciudades alemanas. Serían los soviéticos quienes tomen la capital Berlín en mayo de 1945, derrotando a los nazis. El conflicto sirvió, además, para acercar a Stalin a las potencias occidentales, luego de que se reuniera con Churchill y Roosevelt, ambos sus aliados durante la guerra, en varias ocasiones. Sin embargo,  ya desde esas reuniones  queda patente que el mundo se dividiría en una nueva guerra. En efecto, luego del conflicto armado más atroz de la humanidad, la URSS se había convertido en una superpotencia. Los planes quinquenales le habían permitido sobrevivir y ahora le permitían crecer como nación.

Los últimos años de Stalin en el poder

Totalmente asentado en el poder como un gran dictador, los últimos años de Stalin se basaron en una política por expandir y apoyar a los movimientos comunistas en el mundo. Se exaltó lo soviético y lo nacional. También se negó a desalojar Europa del este incluyendo Alemania y Berlín oriental. Además,  generó la carrera armamentística de su país que lo llevó  a presenciar la primera detonación de una bomba atómica en la URSS. Stalin en sus últimos años se dedicó a apoyar a los comunistas en guerras como las de Corea, la crisis en Indochina y también a Israel, país al que reconoció y al que posteriormente criticó por sus acciones. El único gran fracaso fue con China, país con el que no se logró ningún acuerdo a pesar de que los comunistas tenían ya el poder. A partir de 1950, su avanzada edad hizo que su salud desmejore. Sucedió, entonces,  extraño envenamiento que le causaría la muerte.   Muchos  especialistas afirman que fueron sus partidarios quieness tomaron la decisión de desaparecerlo temiendo una nueva purga. La mañana siguiente lo encontrarían botando espuma por la boca. Murió el 5 de marzo de 1953  luego de una larga agonía. Su cuerpo fue visitado por millones de personas y  aunque se  creía que iba a ser embalsamado junto al de Lenin,  sus sucesores prefirieron   tildarlo de loco, asesino y paranoico, siendo enterrado en algún lugar del Kremlin…esa fue la vida del mayor genocida de toda la historia


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