Nuevo programa doble en las noches del botánico. Como (casi) siempre con variedad dentro de un campo común. Esta noche se ofrecía la fusión jazz-afrobeat de Kokoroko y el soul amable de Joss Stone, dos propuestas basadas en músicas negras de raíz con desarrollo y tratamientos muy diferentes.
Abren Kokoroko, nombre que significa "ser fuerte" en la lengua Urhobo de la tribu nigeriana del mismo nombre. De fondo, su logo setentero ya nos da pistas sobre las influencias del octeto (hoy septeto) londinense: ritmos afrobeat deudores de Fela Kuti o Tony Allen junto a desarrollos jazzeros de orígenes norteamericanos. Estos últimos especialmente a cargo de la dupla de metales que forman la trombonista Anoushka 'Noushy' Nanguy y la trompetista y líder de la banda Sheila Maurice-Grey.
Aunque datan su inicio en 2014, fue a partir de su EP homónimo en 2019 y, sobre todo, con su álbum de debut 'Could We Be More' del año pasado cuando su popularidad subió como la espuma, tanto a nivel de público como en medios especializados. Es de destacar la destreza instrumental de todos los componentes, dotados además con ese "piloto automático" que les concede la autonomía propia del jazz.
Recuerdos de George Clinton
El tema favorito del teclista es 'Something's Going On', donde añade escalas y efectos espaciales a un groove con sabor a funk setentero. 'Never Lost', con sus cantos gospel a dúo, nos recordó a los momentos más jazzeros de cualquiera de las bandas de George Clinton. También dieron las gracias a sus predecesores: "nos gusta mencionar a las bandas que hicieron esto posible" antes de interpretar 'Ozan Koukle', de la Lafayette Afro Rock Band, arrancando con poderoso swing para derivar en estimulante afrobeat.
Su lideresa siempre ha comentado "This is not idle music!", Kokoroko no es música sin sentido. Todas sus influencias provienen de entornos sociopolíticos difíciles y su música lo refleja en toda su complejidad, recolocando las piezas comunes del jazz y el afrobeat de manera que se resignifican y se convierten en música nueva para la generación actual.
JOSS STONE Y SUS MÁS DE VEINTE AÑOS DE CARRERA
¿Cuántos años de carrera lleva Joss Stone? La inglesa parece que lleva toda la vida y apenas tiene 37 años. Aprovechando que se cumplen dos décadas de su primer disco de versiones 'The Soul Sessions' plantea un repertorio que abarca todos sus trabajos, con especial hincapié en los covers de soul que ya cantaba cuando era una adolescente con una técnica vocal desmedida para su edad.
Joscelyn tiene carisma. En apenas 5 minutos sobre el escenario ya se ha mostrado amable y atenta con su público "Hola, lo siento, hablo español muy poquito", y ha compartido sonrisas cómplices con su banda, que fluye con despreocupada naturalidad. Lo tiene todo controlado. Tras una intro colorida y cheesy, ataca directamente una medley con varias de sus canciones, un recurso -acortar y unir temas- que usaría unas cuantas veces más a lo largo del bolo para alegría de los fans más completistas.
'Super Duper Love' ya la interpreta en su totalidad y tiene tiempo para jugar con el público, manejar la canción a su antojo, probar diferentes inflexiones de voz y variar las dinámicas e intensidades. En directo resalta una variedad estilística que en disco resulta más homogénea: instantes funk, vientos de saxo y trompeta y dos coristas espectaculares.
Como su admirada Lauryn Hill
A la inglesa le gusta hablar, contar su historia. Como cuando persiguió a su admirada Lauryn Hill para que grabase con ella en las sesiones de lo que luego sería 'Introducing Joss Stone'. Disfruta mucho trabajar con músicos de otros ambientes, nombra Botswana y en las infrautilizadas pantallas salen imágenes de sus colaboraciones con músicos locales de Bahamas, Italia, Mongolia o Sierra Leona. "He estado en esta gira en muchos países del mundo y lo que tienen en común es que la gente se quiere. Aquí (en Madrid) hay amor, ¿quién está en una cita?"
Lleva varios años viviendo en Nashville, y quizás se le haya pegado algo de storyteller, ya que inicia '4 and 20' con moraleja: "esta (canción) va sobre ser impaciente, a veces es bueno ser impaciente con ciertos bastardos". En este tema los teclados aportan dramatismo, la sección rítmica mantiene el groove y un minisolo de viento remata la aventura.
Incluso más pastelosa (en el buen sentido) quedaría 'The Love We Had (Stays On My Mind)', que en la voz de la de Dover resuena más a sentimiento adolescente que a un drama de madurez. Un derroche vocal que delata un desgarro vital con el que, dada la respuesta, se identifican muchos de sus fans.
Charla y risas
Seguimos navegando entre paseos, amena charla y risas. "Esta canción no la compuse yo, pero es una canción que me gusta mucho y la escribió un 'lovely man' llamado Burt Bacharach". De la mano de este compositor llegaron los momentos más sensuales de la noche, para disfrutar con una copa de vino blanco en la mano y el corazón intacto.
Una medley de reggae más tarde, amenizada con luces verdes, rojas y limpios solos de guitarra más que correctos, llegarían las canciones más intensas con la imponente 'Karma' y su locomotora rock o el karaoke de 'Son of a Preacher Man' y 'Piece of My Heart', donde clava dos voces muy difíciles de empatar. También cantó un trozo de 'The High Road' a petición de un fan "Gracias por recordarme esa canción, había leído que no gustaba, pero parece que hay gente a la que sí", replica emocionada.
Es curioso que una de sus mayores referencias sea Lauryn Hill, a la que mencionó en varias ocasiones, cuando -al menos públicamente- son tan diferentes. La ex-Fugees tan rompedora y problemática, Joss Stone tan amable y dispuesta. Uno de los temas llenó de colores el escenario y un compañero comentó que, en cierto modo, Stone es el elemento Disney de la escena soul. La parte más amable de su sector, la que reparte girasoles (como Al Green reparte rosas o BB King joyas) que tiene tanto el glamour de Shirley Bassey como la garra de Janis Joplin.
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