Revista Opinión

JÓVENES VIUDAS DE GRANDES VIEJOS. Hoy, hace 20 años. 3 de febrero de 2002

Publicado el 03 febrero 2022 por Cronicasbarbaras

Alguna prensa sugiere que Marina Castaño, de 45 años y viuda de Camilo José Cela, fallecido el pasado enero a los 86 años, se había casado con él hace una década para obtener fama y riqueza.

Se insinuó lo mismo de María Kodama, admiradora desde adolescente de Jorge Luís Borges, con quien se casó mes y medio antes de que muriera, a los 85 años.

Una joven divorciada, María Asunción Mateo se unió a Rafael Alberti cuando él tenía 88 años e internada en un asilo a su esposa de siempre, la escritora María Teresa León.

Tres viudas y tres casos distintos:

Una, Marina Castaño, que oye como el viejo Nobel le dice al morir “te quiero”, según divulgaron los médicos. ¿Delirio del agonizante?

Otra, Kodama, es albacea cuidadosa de la obra de un ciego genial. Heredó sus bienes y derechos, pero antes, y durante mucho tiempo, había sido su lazarillo, escribana, sombra, admiradora y cuidadora.

Santiago Carrillo, exlíder del Partido Comunista, en el que militó Alberti, dice que éste era “una mala persona y, además, un pesado inaguantable”. El poeta firmó diez testamentos consecutivos hasta dejar a los hijos de Mateo, de un matrimonio anterior, el principal de sus bienes.

Se investiga y se juzga a las viudas, pero debe reflexionarse sobre sus vidas al lado de estos ancianos egoístas, caprichosos y, a veces, incontinentes. Cuidándolos y limpiándolos hora tras hora día a día. Si se hubieran casado por egoísmo, más que por admiración, habrían pagado un alto precio.

Lo que obtengan seguramente bien ganado estará.


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