Este tema está tan manido que ya parece cansar. Siempre con el mismo rollo, la misma murga y total necesitamos cada ve más "botellómetros". El tema seguirá sin resolverse si no hay una buena educación y tal como están los tiempos, pintan bastos. Nuestro país, como en la mayoría, el vino es una cultura y como tal hay que aprenderla.
Otra vez les remito al admirado José Antonio Marina con su artículo Enseñar (29/05/2010). Cito algunos párrafos: Cuentan que un profesor de pedagogía dijo a sus alumnos el primer día de curso: "He dedicado todo el verano a enseñar a hablar a mi perro. Está ahí fuera. Si quieren lo traigo para que les haga una demostración". Los alumnos asintieron encantados. El profesor introdujo al animal, que se tumbó confortablemente delante de la mesa. Pasaron cinco minutos sin que dijera una palabra. Pasaron diez y el mutismo continuaba. Al fin, uno de los alumnos dijo en voz alta lo que todos pensaban en silencio: "Señor profesor, su perro no habla". "Tengan en cuenta que yo les he dicho que había enseñado a hablar a mi perro, no que mi perro hubiera aprendido. No olviden esta diferencia en su trabajo como maestros"."En castellano, enseñar es una palabra casi equívoca, porque tiene dos significados diferentes. El primero: mostrar. El segundo: hacer aprender. En este sentido, sólo cuando algo se ha aprendido puede decirse que ha sido enseñado."
En lo que respecta al tema de hoy en la introducción de la web del Ministerio de Sanidad y Consumo informa: "Esta página te ofrece información clave sobre los efectos del consumo de alcohol en jóvenes. Podréis autoexplorar vuestro consumo e identificar situaciones y conductas que puedan ser perjudiciales. Encontraréis estudios, documentos clave, legislación y políticas de alcohol que facilitarán vuestro trabajo." Usted, tenga hijos o no, puede darse un garbeo por ella y
Hoy que es fiesta pruébese a sí mismo y anime a su hijo/a a hacer esta encuesta anónima. Ya saben mi postura en este tema: "Saborea el vino, no bebas alcohol"