A cambio de un buen puñado de euros hay empresas que pueden convertir al abuelo en un diamante reluciente. Tuviese un corazón de oro o de piedra, así fuese un pedazo de pan o más duro que una roca, gracias a las nuevas tecnologías la firma suiza Algordanza es capaz de transformar las cenizas de un finado en brillantes gemas. “Solo” es necesario tener prensas lo suficientemente potentes como para someter el carbono a un proceso de grafitización que, en condiciones naturales –a unos 200 kilómetros de profundidad–, dura entre 1.000 y 3.300 millones de años. Y varios miles de euros en el bolsillo, claro está. Lo de lucir al abuelo, la suegra o al noviete en una joya una vez difuntos, sin embargo, no tiene nada de moderno.
Inquietante, ¿no?
Ya a principios del siglo XIX, cuando intuyó que se acercaba su final, la desdichada princesa Amelia de Reino Unido mandó que le cortaran un rizo para engarzarlo en una sortija que más tarde regaló a su padre, el rey Jorge III. Todo un detallazo que sentó al monarca como una patada en sus nobles partes. Se cuenta que la moribunda Amelia quiso colocarle ella misma el anillo, en el que mandó grabar la inscripción “Acordaos de mí después de que yo no exista”. Todo un trago. Ese mismo año, 1810, la delicada salud de Jorge se resintió. Un año después el rey estaba tan trastornado que decidieron confinarlo en el castillo de Windsor, donde terminaría sus días en 1820. Allí sufría de alucinaciones y arrebatos de logorrea. O lo que es lo mismo: el monarca se tiraba horas y horas dándole a la lengua sin parar. Se cuenta que llegó a echarse más de 24 horas de charleta incontrolable, sin pausas, y que incluso mantenía distendidas conversaciones con patos y ocas.
Anillo de luto de oro que contiene el cabello trenzado
del difunto. 1750-1800. Birmingham Museum.
Sortija de oro con una composición floral de pelo datada en 1874.
Museo del Romanticismo, Madrid.
Tal éxito logró la joyería capilar que terminó atrayendo también el interés de los pillos. Algunos comerciantes cambiaban las guedejas que les daban sus clientes por otras de peor calidad. Al cundir la desconfianza, hubo gente que optó por la “técnica Juan Palomo”: dejaron de acudir a los especialistas y se prepararon sus propias alhajas de pelo en casa. En 1875 el peluquero estadounidense Mark Campbell publicaba un manual con imágenes en el que detallaba cómo trabajar con el preciado material que mana del cuero cabelludo. El laborioso proceso pasaba por ordenar meticulosamente los cabellos, hervirlos, trenzarlos… El “hairwork” tuvo un tirón considerable en los hogares. A diferencia de los clásicos bordados de telas, por ejemplo, permitía manejar un material exclusivo y con una potente carga sentimental: ¡pelo!
Collar con cuentas elaboradas
con cabello trenzado de 1850.
Museo del Romanticismo.
Anillo de oro con un mechón de Napoleón.
- Carrera Jiménez, Jennifer y Lázaro Milla, Nuria. (2015): Alhajas para el recuerdo: joyería y luto en el Museo del Romanticismo. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
- Heiniger, Abigail (20/08/2015): Hair, Death, and Memory: The Making of an American Relic. Humanities Vol. 4, págs. 334–352
- Little, Becky (16/02/2016): Trendy Victorian-Era Jewelry Was Made From Hair. National Geographic http://news.nationalgeographic.com/2016/02/160211-victorian-hair-art-work-jewelry-death-history/
- Brock, P. (1892): The Chronological Museum of The Danish Kings in Rosenborg Castle.Publishing Company of Copenhagen. https://archive.org/stream/cu31924008730529#page/n7/mode/2up/search/hair
- Wall, Josie. Mourning Jewellery: Remembering the Dearly Departed. Birmingham Museums http://www.birminghammuseums.org.uk/blog/posts/mourning-jewellery-remembering-the-dearly-departed
- Harran, Jim y Susan. (1997): Remembering a loved one with mourning jewelry. Antique Week. http://www.hairwork.com/remember.htm
- Landa López, Isabel. (11/12/2005): La inmortalidad en un diamante. El País. https://elpais.com/diario/2005/12/11/sociedad/1134255604_850215.html
En colaboración con Ad Absurdum:
Carlos Prego Meleiro, (@CarlosPrego1): juntaletras, plumilla. Periodista en Faro de Vigo y colaborador de diferentes webs de divulgación científica, como Acerca Ciencia o Mujeres con Ciencia. Antes pasé por las redacciones de El País, Radio Vigo-Cadena SER y Localia Santiago. Máster de Periodismo y Comunicación Científica de la UNED. Apasionado de la Historia de la Ciencia (y sus cotilleos). Trabajo con vistas a la ría de Vigo... tenía que decirlo. Puedes consultar sus artículos en el siguiente enlaceColabora tú también con nosotros