Revista Cultura y Ocio

Juan Corredor: Charles Bukowski, retrato de un solitario (1):

Publicado el 17 julio 2014 por David David González
Charles Bukowski, retrato de un solitario, de Juan Corredor, es a partes iguales biografía y ensayo. Podría resumirse así: Juan Corredor canoniza al escritor y desmitifica a la persona. O por decirlo de  otro modo, pero exagerando: No me extrañaría enterarme cualquier día que Bukowski era abstemio... Lo que Juan Corredor estima, y en muy alto grado, en esta obra es el valor de Bukowski como escritor, algo que a estas alturas, por más que se empeñen algunos, está fuera de toda duda, pero se ponen en tela de juicio muchas de las historias que nos vendía como reales, algo en lo que coincido con Juan Corredor y que, creo, es conveniente que sus lectores sepan. Por ejemplo, la historia de que dejó su curro sin un duro para ponerse a escribir, cuando ya se sabe que no fue así. En resumen: sale ganando el Bukowski escritor, como es natural. Sobre la autobiografía de ficción o ficción autobiográfica hablaremos otro día. Este libro te reserva otra sorpresa: una selección de textos, tanto en prosa como en verso, de Charles Bukowski, por lo que, en este primer post, te dejo con tres párrafos del estudio de Juan Corredor y con un texto del propio Buk:
Juan Corredor: Charles Bukowski, retrato de un solitario (1):
  ES LA MAQUINACIÓN del equívoco rentable. Bukowski apela al lado oscuro del lector utilizando a su otro yo, Chinaski, porque no se atreve a vivir ese lado, al menos no a fondo; las circunstancias no se lo permiten. Chinaski es la personificación de todos los sueños de Bukowski, el tipo que realmente quisiera ser y que no es sino en una medida mucho menor de lo que nos quiere dar a entender. (...)
  CUANDO fallece su padre en 1958, Bukowski tiene treinta y ocho años. La noticia de la muerte del cómitre le deja indiferente salvo por la herencia. El escritor recibe cierta cantidad de dinero (Howard Sounes habla de una suma apreciable) que, en sus libros, rápidamente pasa a ser pasto del alcohol, las mujeres y las carreras de caballos. Sus conocidos de la época le dejan en fuera de juego. Bukowski ingresó esos miles de dólares en el banco y, sin alcanzar la categoría de avaro, mostró durante toda su vida una deferencia reverencial por sus ahorros. (...)
  UNA de las acusaciones fundacionales que Bukowski se apresura a lanzar contra la sociedad es su desprecio a la integridad y esencia personales, lo que traducido viene a querer decir que, durante siglos, la poesía se ha preocupado por la instrucción del lector (al mismo tiempo que, incomprensiblemente, se alejaba de él mediante construcciones artísticas oscurantistas). Bukowski no se empeña en enseñar al público; frente a su misantropía yergue aquí una postura de respeto hacia la libertad e inteligencia del hombre. Es un purasangre de las letras gracias a su intachable principio: la única responsabilidad del artista, del escritor, es para consigo mismo.
Juan Corredor.

COMO cualquiera podrá deciros, no soy un hombre muy agradable. No conozco esa palabra. Yo siempre he admirado al villano, al fuera de la ley, al hijo de perra. No aguanto al típico chico bien afeitado, con su corbata y un buen trabajo. Me gustan los hombres desesperados, hombres con los dientes rotos y mentes rotas y destinos rotos. Me interesan. Están llenos de sorpresas y explosiones. También me gustan las mujeres viles, las perras borrachas, con las medias caídas y arrugadas y las caras pringosas de maquillaje barato. Me interesan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre marginales porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad.
Charles Bukowski.

Juan Corredor. Charles Bukowski, retrato de un solitario. Editorial Renacimiento, 2014. Diseño de cubierta: Alfonso Meléndez.


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