Revista Ciencia

Juan de la Cierva, Autogiro

Por Despegamos @Despegamos

Hoy hace 86 años que Juan de la Cierva nos dejó, un accidente de avión impediría que este genio de la aviación aérea española siguiera su andadura.
De nacimiento murciano, desarrolló la mayoría de su carrera en el extranjero, hijo de político y nieto de ingeniero, inquieto y curioso fue el científico más galardonado de su época.

Siendo adolescente, fundó con dos amigos una sociedad que bautizada B.C.D. (sus apellidos) y a los 16 años construyó e hizo volar en el aeródromo de Cuatro Vientos un biplano con un motor de 50CV y de 11 metros de envergadura que terminaron en 1912 e hizo múltiples vuelos de exhibición, empezaba así el camino al autogiro.

Palas vs alas

Juan de la Cierva, Autogiro

Quería crear un sistema de vuelo que no viese comprometida la seguridad cuando disminuyese la velocidad, ya que era en los momentos previos al aterrizaje, al ir los aparatos más despacio, cuando se producían la mayoría de las caídas. El resultado fue su primera aproximación al autogiro, una aeronave con una hélice frontal y en la que las alas eran reemplazadas por palas giratorias ubicadas en la parte superior que seguían en movimiento aunque la velocidad disminuyese, debido a su movimiento de giro, las palas deben estar alabeadas a lo largo de toda su longitud, para asegurar que el ángulo de ataque sea el mismo en cualquier sección para aterriza después en vertical.
Lo patentó en 1920 y realizó varias modificaciones hasta que el cuarto modelo, el C-4, consiguió que volara sobre el aeródromo de Getafe, llevando a cabo ese mismo mes otra prueba con enorme éxito en Cuatro Vientos.

El siguiente año, el ejército comenzó a producir autogiros (modelo C-6), y su presencia en la IX Exposición Aerodinámica de París comenzó a despertar interés en gobiernos extranjeros.

El primer autogiro se elevó en 1923 y realizó tres vuelos sucesivos. Después de mucho trabajar, decidió trasladarse a Gran Bretaña para seguir mejorando, y allí pronto pudo crear una compañía comercial: la Cierva Autogiro Company. También fundó otra compañía para el desarrollo del autogiro en Estados Unidos.

Continuó desarrollando sus diseños, haciendo volar un autogiro a través del canal de la Mancha en 1928, lo atravesó en 20 minutos este vuelo se prolongaría hasta Bruselas, Berlín y Roterdam con varias escalas en otras ciudades demostró las posibilidades del autogiro, lo dio a conocer a toda Europa y proporcionó gran popularidad a de la Cierva.

Realizó cientos de prototipos con diferentes cambios, algunos de los cuáles se conservan en el Museo del Aire de Cuatro Vientos y en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos, en Washington, nos hace ver la fama internacional de de la Cierva.

En 1936 Juan de la Cierva regresó a Gran Bretaña y falleció en un vuelo de rutina al estrellarse el avión de pasajeros en que viajaba en el aeropuerto de Croydon, cerca de Londres, el 9 de diciembre de 1936.

Su clave de éxito: genialidad innata combinada con tenacidad, trabajo, lucha y sacrificio, por supuesto, años de formación.


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