A mediados del siglo XV, nació en el seno de una modesta familia onubense Juan de Lepe (1468?-1520?).
En su juventud, Juan fue marino, y más tarde emigró a Inglaterra. Casualidades del destino, allí conoció al mismísimo Enrique VII Tudor (1457-1509), de quien se hizo amigo siendo "fichado" como bufón de la corte.
Como favorito que era del monarca, se pasaban el tiempo jugando a las cartas o al ajedrez. Un día, el rey y Juan estaban jugando a las cartas y a Enrique se le ocurrió una apuesta extraña: se jugó su reino por un día, así como todas las rentas que produjesen sus tierras ese día completo.
Juan aceptó... y ganó, por lo que se le nombró oficialmente rey -¡Enrique era un hombre de palabra!-, pasando a ser conocido como 'El pequeño rey de Inglaterra'.
Tras la muerte del monarca (1509), regresó a España con una notable fortuna y contribuyó al mantenimiento del convento franciscano de 'Nuestra Señora de la Bella', donde fue enterrado bajo una lápida, hoy perdida. El convento desapareció con la desamortización de Mendizábal (1836-1837).
Fuente:
- "Historia de Iberia Vieja. Revista de Historia de España, núm. 105".