
Desafiante de la tiranía e injusticia y sacudidor de las conciencias, Juan Gelman se lleva en su partida definitiva una parte nuestra. Tal vez por eso su muerte sacuda tanto las entrañas dolientes de los vivos. A eso se llama, volviendo al sueño de Fogwill, vivir, pendiente de un olvido. Un olvido pendiente, ay, mientras dure nuestra común temporal eternidad en la tierra.
Fuente: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA / DIARIO LAS PALMAS