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Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica

Por Manu Perez @revistadehisto

Juan II de Castilla nace en Toro el 6 de marzo de 1405, un año antes de la muerte de su padre. Hijo de Enrique III el Doliente y Catalina de Lancaster. Hasta su mayoría de edad su madre Catalina y su tío Fernando de Antequera se hacen cargo como regentes, dividiendo para ello el reino en dos partes.

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Cuando tenía 7 años, su tío Fernando se marcha de Castilla por haber sido proclamado rey de Aragón y deja a sus hijos como lugartenientes de su cargo en Castilla, lo que provocará luchas internas en la gobernación del reino castellano. Los llamados infantes de Aragón intentaban intervenir en Castilla, pero Álvaro de Luna, privado real, controlaba la política y el gobierno del reino de tal forma que evitaba la intervención de los infantes. El conflicto llegó a tal grado que estalló la guerra entre Castilla y Aragón en 1429-1430 con el resultado del triunfo de Álvaro de Luna y la expulsión de Castilla de los infantes.

Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica

Su tío Fernando I, rey de Aragón y regente de Castilla, muere el 2 de abril de 1416 en Igualada, cuando iba de camino a Castilla. En 1418, dos años más tarde, muere su madre la reina Catalina, a los 50 años de edad. Juan II, con 13 años, notifica haberse hecho cargo de la gobernación. Al año siguiente se declara la mayoría de edad del rey, que tenía 14 años. Se casa en 1420 con su prima María de Aragón, hija de su tío Fernando I y, por tanto, hermana de los infantes. Ella tenía 24 años, diez más que él. En el inicio de su reinado, el arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, apoyado por la reina Leonor (madre de los infantes) y por los propios infantes de Aragón, ejercía su influencia. La aparición en la escena política de un grupo de cinco personas (el almirante de Castilla, el condestable Ruy López Dávalos, el adelantado Manrique, el mayordomo Mendoza y Arcediano Álvarez de Toledo) dirigido por Álvaro de Luna hace que el arzobispo de Toledo pierda su poder. El propio grupo se divide en dos: unos seguirán a los infantes Enrique y Pedro, y otros estarán con el infante Juan. Todos pretenden el mayor poder en el gobierno de Castilla. A pesar de ser nombrado rey, Juan II no tenía mucho interés en las tareas del gobierno y delegó en su valido Álvaro de Luna todos los asuntos relacionados con la administración del reino.

Para Juan II, Álvaro de Luna era una persona de total confianza ya que convivió con él durante su infancia y le quería como si fuera su hermano mayor. Su compañía era indispensable para un rey tan joven, de solo 14 años. Álvaro de Luna se hizo cada vez más fuerte en su posición dentro de la jerarquía del Estado y su política muchas veces fue guiada por su interés personal. En 1420, a poco de ser nombrado rey, cuando tenía apenas 15 años, su primo Enrique, uno de los infantes de Aragón, le secuestra a él y a Álvaro de Luna en Tordesillas, episodio conocido como el golpe de Tordesillas. Enrique actuaba solo, sin el apoyo de su hermano Juan, otro de los infantes, futuro rey de Aragón, debido a la existencia de competencia entre los hermanos por conseguir el mayor poder posible en el reino castellano que les dejó su padre. El infante Juan se había marchado a Navarra para contraer matrimonio con la princesa Blanca, y Enrique aprovechó su ausencia para secuestrar a Juan II, su primo. El secuestro duró cuatro meses y medio y tuvo lugar en Ávila y en Talavera. Enrique presiona a Juan II y consigue casarse con Catalina, hermana del rey, para así poder tener mayor influencia sobre el monarca, quien concede a su hermana el marquesado de Villena como regalo de boda. Gracias a Álvaro de Luna, durante la celebración de la boda, Juan II de Castilla se escapa del encierro al que le tenía sometido Enrique en Talavera de la Reina. Mientras, Juan (más tarde Juan II de Aragón), hermano de Enrique, se pone del lado de su primo Juan II y ofrece su ayuda. Pero Álvaro de Luna la rechaza, pensando que su auxilio se va a convertir en otro secuestro aún peor ya que Enrique y Juan son infantes de Aragón que lo único que quieren es someter el reino de Castilla a su control utilizando al monarca como instrumento.

En 1421 el enfrentamiento entre los bandos de Enrique y Juan continuaba. Juan estaba al lado del rey celebrando el bautizo de su hijo Carlos de Viana en Olmedo, actuando Juan II como padrino. Mientras, Enrique seguía sin acatar las órdenes reales y fue preso. Nace su primera hija, Catalina, pero muere dos años después en Madrigal. En 1423 nace su segunda hija, Leonor, que también muere dos años después. En 1424, después del secuestro y posterior desenlace, Juan II otorga más poderes a Álvaro de Luna hasta convertirle en condestable del reino. Con este ascenso Álvaro de Luna aumenta su posición dentro del reino y presiona a los infantes hasta expulsarles de Castilla. Será en 1427 cuando la nobleza partidaria de los infantes consiga desterrar a Álvaro de Luna durante algún tiempo. Con la situación de desorden y conflicto se llega a la conclusión de que el papel de Álvaro de Luna es necesario y en 1428 vuelve el valido para poner orden en el reino. Juan II era de carácter pusilánime e indeciso, aunque cruel algunas veces. Actuó bajo la influencia de su persona de confianza, Álvaro de Luna, y también bajo la de su cónyuge, pero siempre sin criterio propio en cada decisión. Mientras los consejos eran buenos todo funcionaba bien, pero cuando no, las cosas se torcían rápidamente. En 1425 nace su primogénito Enrique (futuro Enrique IV el Impotente), el 5 de enero, en Valladolid. Se produce la intervención de Carlos III de Navarra por ser suegro de Juan, el infante de Aragón, para evitar el enfrentamiento entre Castilla y Aragón. Alfonso V de Aragón vuelve de Sicilia para ayudar a sus hermanos y sobre todo para liberar a su hermano Enrique de la prisión. Carlos III de Navarra muere en septiembre del mismo año en Olite y Juan se convierte en rey consorte de Navarra. El 7 de octubre es liberado Enrique de la prisión de Mora, se reúnen los tres hermanos y señalan a Álvaro de Luna como el culpable de la situación desfavorable de los infantes en Castilla. En 1426 se forman ligas nobiliarias que apoyan a los infantes en contra de Álvaro de Luna. Se concierta el matrimonio de Leonor, hermana de los infantes, con Duarte de Portugal.

En 1427 la liga nobiliaria apoyada por los infantes de Aragón que ya eran reyes de Navarra (Juan, casado con la reina Blanca de Navarra) y Aragón (Alfonso V el Magnánimo) y el infante Enrique consiguen destituir al condestable Álvaro de Luna y desterrarle a Ayllón (Segovia) con el veredicto del arbitraje. Juan II se enoja con la destitución de su privado, pero tiene que aceptar el veredicto. En 1428 Álvaro de Luna termina su destierro, vuelve a la corte y se celebra un pacto de amistad entre los infantes, Álvaro de Luna y el rey. Leonor, infanta de Aragón y prima del monarca, pasa por Valladolid en el camino a Portugal para celebrar su boda con Duarte, permanece tres meses al lado de Juan II de Castilla en Valladolid y recibe las felicitaciones de la familia real. Vuelve el enfrentamiento de los hermanos Juan (esposo de Blanca, reina de Navarra) y Enrique. En esta ocasión Enrique apoya al monarca y coincide en la opinión de que no caben dos reyes en un mismo reino, es decir, que Juan tiene que marcharse a Navarra, donde es rey. Juan, después de una larga reunión con Juan II de Castilla en Tordesillas, se marcha a Navarra. En 1429, para alcanzar la paz de los tres reinos (Castilla, Aragón y Navarra), se propone la firma del Tratado de Tordesillas el 12 de abril, pero Aragón se resiste y no firma porque Alfonso V el Magnánimo estaba preparando la guerra contra Castilla después de conseguir la reconciliación de los tres hermanos y tener una estrategia común. Estuvo a punto de estallar la guerra en la frontera, pero la intervención de María de Aragón, hermana de Alfonso V de Aragón y mujer de Juan II de Castilla, consiguió frenar el enfrentamiento. Los infantes Pedro y Enrique se hacen fuertes en Trujillo, Montalbán y Mérida mientras Alfonso V y Juan II vuelven a Medinaceli para dejar el Real allí.

En 1430, con el triunfo de Castilla por la tregua de Majano, decidieron celebrar treguas de cinco años entre Juan II y el príncipe Enrique por Castilla, y entre Alfonso V, Juan de Navarra, doña Blanca y Carlos de Viana por Aragón. Los infantes Enrique y Pedro no respetaron lo pactado y a pesar de la presencia de Juan II de Castilla ante la fortaleza de Alburquerque no la entregaron, sino que atacaron a las fuerzas del condestable y a los caballeros que acompañaban al rey. Juan II, ante tal resistencia, vuelve a Medina del Campo y decide sustraer las propiedades pertenecientes a los infantes rebeldes y repartirlas entre los suyos. Álvaro de Luna recibe la orden de Santiago que pertenecía al infante Enrique. En abril del mismo año llega el sobrino del emperador Segismundo, Cilli, que iba en peregrinación a Santiago de Compostela. En 1431 comienza la batalla de Higueruela. Si no se hubieran presentado conflictos internos en el reino de Castilla con la liga nobiliaria partidaria de los infantes de Aragón, Juan II, con su valido Álvaro de Luna, hubiera reconquistado Granada, ya que la batalla de la Higueruela fue un triunfo rotundo por parte del ejército castellano y además el reino de Granada tenía serios problemas internos que le impedían seguir luchando contra el ataque de los castellanos. Juan II, en lugar de rematar la guerra que estaba al alcance de su mano, decide colocar al príncipe nazarí Yusuf, derrocando a Muhammad VIII. Podía haber terminado la guerra de Granada, y por tanto la Reconquista, en ese año de 1431, sesenta y un años antes que el histórico 1492.

No tuvo una visión histórica de tanta magnitud ya que los problemas internos, aunque de menor importancia, le preocupaban más en ese momento y se retiró triunfal del campo de batalla volviendo a Castilla. Tampoco su privado Álvaro se opuso a la retirada y abandonó la guerra contra el reino de Granada. Los conflictos con los infantes de Aragón fueron la causa de su retirada: comienza el cerco de los infantes en Extremadura por el almirante Fadrique y el adelantado Manrique, mientras el maestre de Alcántara, Gutierre de Sotomayor, seguía sin prestar obediencia al monarca ayudando a los infantes. Se produce la prisión del infante Pedro en Alcántara y Enrique pide al rey de Portugal su liberación. En 1434 Juan II de Castilla recibe noticias de la derrota y prisión del rey de Aragón, junto con sus hermanos Juan y Enrique, por la flota genovesa. Los tres hermanos fueron llevados a Milán, fueron bien tratados y liberados por el duque Visconti, pero la preocupación y el disgusto por la noticia del encarcelamiento de sus hijos causaba la muerte a su madre Leonor de Alburquerque en Medina del Campo (1435). En 1436 Génova se rebela contra el duque de Milán por liberar a los prisioneros de Ponza sin su consentimiento. Después de los sucesos de Italia los infantes y el rey de Aragón deciden terminar el conflicto con Castilla, envían embajadores de Aragón y Navarra para firmar la paz perpetua con Castilla y acuerdan casar al príncipe Enrique (más tarde Enrique IV de Castilla) con la princesa Blanca de Navarra. Juan II de Castilla perdona a todos los caballeros castellanos que marcharon con Juan de Navarra a Aragón, salvo al conde de Castro y a Juan de Sotomayor.

En 1437 se casa el príncipe Enrique con la princesa Blanca de Navarra, hija de Juan de Navarra, infante de Aragón. Se produce la entrega de la fortaleza de Montalbán, propiedad de la reina María, por orden del rey al condestable. El monarca ordena la prisión del adelantado Manrique, hermano del almirante Fadrique. Surgen movimientos contrarios al monarca por haber detenido a Manrique. En todo caso, con el enlace del príncipe con la princesa de Navarra parecía haberse dado fin al enfrentamiento con Aragón. En 1438 el adelantado Manrique huye con su familia de la prisión y se refugia en Medina de Rioseco en compañía de su hermano Fadrique. El rey, encontrándose en Madrigal, recibe la noticia, que llega de Nápoles, de la muerte del infante Pedro. En 1439 nuevamente se organiza otra protesta de la nobleza rebelde fomentada por los infantes y que presiona al rey para que destierre otra vez al condestable. Varios caballeros se pasan al bando del adelantado Manrique en contra del condestable Álvaro de Luna y comunican al monarca desde Medina de Rioseco su protesta contra el gobierno del condestable, manifestando su fidelidad al rey pero exigiendo la salida del valido. El número de nobles que engrosaba el bando del adelantado iba en aumento. El 25 de marzo llega la noticia de la entrada de los infantes Enrique y Juan en Castilla. El 29 de octubre Álvaro de Luna sale de Castronuño para el destierro, a pesar de que el monarca había perdonado al condestable hallándose en Madrigal el día de Navidad. La mayoría de las ciudades estaban con la liga nobiliaria y en contra del condestable. Además, el príncipe Enrique se alineó con el almirante y los infantes. La princesa Blanca llega de Navarra y se celebra la boda en Valladolid el 15 de septiembre sin la presencia del rey, su padre, pero con el almirante Fadrique como padrino. Entre el príncipe (apoyado por Pacheco), los infantes y la nobleza decidieron la destitución del condestable. El rey se queda sin su privado, y los infantes y el almirante, con el resto de la nobleza rebelde, intervienen en la administración del reino obligando al monarca a no tomar ninguna decisión sin consultar previamente con ellos.

El príncipe Enrique, aconsejado y manejado por su privado Juan Pacheco, entra en escena posicionándose contra su padre y secunda a los infantes de Aragón. La relación entre padre e hijo se deteriora y Juan II se encuentra en una situación desesperada. El príncipe empieza a reinar parcialmente con ayuda de su privado Pacheco y a la vez con la ayuda de los infantes y de la nobleza rebelde. Durante la ausencia del condestable Álvaro de Luna el gobierno queda desatendido, provocando la pérdida del patrimonio real y la desconfianza en la población. Los pocos consejeros que quedaban al lado del rey, el arzobispo de Sevilla, el conde de Alba y el obispo de Segovia Lope de Barrientos recomendaron al monarca apartarse de los infantes y del almirante de Castilla. Hubo un momento de choque entre las fuerzas del condestable y las de la liga en Medina del Campo, pero por la intervención de la reina Leonor de Portugal se evitó el enfrentamiento militar. Tras un nuevo desencuentro entre Álvaro de Luna y los infantes, el 9 de julio el monarca aprueba una sentencia arbitral y ordena al condestable que la cumpla. En 1442 se celebra en Santa María de Nieva el funeral por el fallecimiento de la reina Blanca de Navarra, madre de la princesa Blanca y suegra del príncipe Enrique. En 1443 se produce el golpe de Rágama. El rey tiene que huir de un lugar a otro en la zona de Madrigal en un intento por esquivar la presión de los infantes. Ocurren incluso choques militares entre las fuerzas reales y las de los infantes. En 1444, en la localidad de Rágama, muy cerca de Madrigal, se produce el golpe para secuestrar al monarca y son detenidas las personas del cortejo real, siendo sustituidas por otras impuestas por los infantes.

Le envían a Tordesillas bajo vigilancia para que no pueda comunicarse con el entorno del condestable. Gracias a las gestiones de Barrientos, que se movía entre el príncipe Enrique y el condestable, Álvaro de Luna consigue organizar un movimiento para liberar al rey del secuestro. El príncipe Enrique, que hasta entonces había estado colaborando con los infantes y la nobleza rebelde en contra de su padre, se arrepiente ante la situación penosa por la que estaba pasando el rey secuestrado y se pone al lado de los partidarios del monarca y del condestable. Juan de Navarra entra con 400 caballeros y 600 peones en Atienza y con el apoyo del conde de Medinaceli Luis de la Cerda avanza hacia el centro tomando varias ciudades hasta Alcalá de Henares. Los infantes llegan a Olmedo y se instalan allí a la espera de la llegada de las tropas reales. Álvaro de Luna ordena envenenar a la reina María, que estaba en Villacastín, y a la reina de Portugal Leonor, que se encontraba en Toledo, por su colaboración con sus hermanos los infantes. Las tropas del rey, con 2000 a caballo y 4000 peones, cercaron Olmedo mientras los infantes pedían ayuda a Medina de Rioseco. Antes de comenzar la batalla, Juan de Navarra pidió al rey la destitución de su enemigo Álvaro de Luna. En 1445 el conflicto termina con la liberación de Juan II y la batalla de Olmedo con el triunfo de las fuerzas reales frente a las de los infantes. El infante Enrique muere en Calatayud el 15 de junio a consecuencia de las heridas de la batalla y el poder de los infantes disminuye considerablemente. El conde de Benavente huye a Pedraza y el almirante de Castilla cae preso.

El rey designa a Íñigo López de Mendoza marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares por haber colaborado en la batalla de Olmedo. Nombra a Álvaro de Luna maestre de Santiago de forma oficial, maestrazgo que había recibido en 1430 por la tregua de Majano. Aunque la batalla de Olmedo terminó con la victoria del monarca, el príncipe y Juan Pacheco se fueron a Santa María de Nieva desobedeciendo las órdenes de Juan II. El almirante de Castilla y el conde de Benavente seguirán presos durante dos años en Torrelobatón. La relación del rey con el príncipe se deteriora a causa de la relación de este con los nobles rebeldes. El príncipe liberó a los presos de la batalla de Olmedo, quizá a petición de la nobleza partidaria del almirante. Tras la muerte de María de Aragón, su esposa, en 1445, Juan II se compromete en matrimonio con Isabel de Portugal y en agosto de 1447 se celebra la boda en Madrigal de las Altas Torres, Ávila. El rey quería casarse con una infanta francesa, pero, en contra de su deseo, se casa con Isabel de Portugal por recomendación de su valido Álvaro de Luna. Del anterior matrimonio habían nacido cuatro hijos (tres hembras y un varón), pero las tres hijas murieron a corta edad y solo el hijo varón, Enrique (futuro Enrique IV el Impotente), sobrevivió y heredó el trono de Castilla con el título de príncipe de Asturias.

En 1448 vuelve el movimiento de la nobleza partidaria de Juan de Navarra para desbancar al condestable Álvaro de Luna. Rodrigo Manrique de Lara, tras la guerra en Murcia con el apoyo de Granada, saqueó Cieza (Murcia) y Ayna (Albacete). El príncipe Enrique también se posicionó junto a Juan de Navarra, en contra del condestable. Se celebra una reconciliación en Záfraga (aldea cercana a Medina del Campo, hoy desaparecida) entre los grandes y la familia real organizada por Álvaro de Luna, Alfonso Fonseca y Juan Pacheco. Juan II ordena encarcelar a los adversarios del condestable por haber intentado asesinarlo e introducir de nuevo a Juan de Navarra en Castilla. La situación de Castilla era caótica porque los grandes, apoyados por Juan de Navarra, querían terminar con el gobierno de Álvaro de Luna. El movimiento estaba apoyado por Granada, el rey de Portugal y Alfonso V de Aragón. Del lado real solo estaban el condestable, Alonso Carrillo, Barrientos, Diego Sarmiento, Ruy Díaz de Mendoza y Gutierre de Quesada. El príncipe, Pacheco y su hermano Girón no estaban con el monarca. En medio de esta situación crítica del reino, Juan II y su nueva esposa Isabel visitan Escalona invitados por el condestable, quien quería agasajar a los reyes y causar una buena impresión. El resultado fue negativo para el condestable ya que la grandeza de Álvaro de Luna y la suntuosidad del palacio de Escalona causaron envidia y malestar en la reina, que se dio cuenta del poder y riqueza del condestable ya que el nivel de vida que gozaba era superior al del propio rey Juan II. El 18 de diciembre Juan II recibe noticias de la huida del conde de Benavente y de su refugio en el castillo de Enrique.

En 1449 el monarca y sus tropas persiguen al conde de Benavente mientras la ciudad de Toledo era tomada por los amotinados que se habían rebelado contra los impuestos exigidos por el condestable. Los toledanos pedían al rey que acabara con Álvaro de Luna porque solo hacía daño al pueblo y que reinara solo, sin el valido, de lo contrario el pueblo apoyaría al príncipe y retiraría la obediencia al monarca. El príncipe Enrique, junto con Pacheco y Girón, se dirige a Toledo con sus tropas y Juan II tiene que retirarse a Illescas para evitar el choque con su hijo. Fadrique, el conde de Benavente, vuelve de Nápoles. Alfonso V el Magnánimo ordena que los grandes de Aragón y el gobernador Juan ayuden al conde de Benavente para acabar con el condestable. El rey de Granada, aliado de Juan de Navarra, envía tropas a tierras de Andalucía y llega hasta Baena (Córdoba) y Utrera (Sevilla). Nacen Isabel (más tarde Isabel I la Católica) y Alfonso en 1451 y 1453 respectivamente, pero Juan II muere un año después, en 1454, dejando viuda a Isabel de Portugal con los dos pequeños en la villa de Madrigal. En 1452 llega la noticia de la victoria sobre los granadinos que venían de saquear Orihuela. Los ejércitos castellanos causaron una aplastante derrota al enemigo matando a 800 personas y haciendo 400 prisioneros. En el mismo año, el 10 de marzo, nacía en Sos el infante Fernando de Aragón (futuro Fernando II el Católico, que casará con Isabel, hija de Juan II). Isabel de Portugal, la segunda esposa de Juan II, nunca simpatizó con Álvaro de Luna y se convirtió desde el principio en nueva enemiga del condestable. Consiguió enviarle varias veces a prisión y finalmente la condena a muerte del privado. El rey, muy enamorado de su nueva esposa, mucho más joven que él, cedió cada vez más a las peticiones de ella hasta que tomó la decisión de acabar con el que había sido su privado toda la vida. En 1453, estando en Madrigal, Álvaro de Luna se entera de que Juan II ha ordenado su muerte y descubre que el contador Vivero, persona de su confianza, viene armado con tal fin. El condestable decide acabar con la vida de Vivero y eso provoca que el tribunal otorgue el veredicto de decapitación, sentencia que es aprobada por Juan II. Al perder a su favorito, o mejor dicho, al asesinarle por recomendación de su mujer, el rey se queda solo, sin ningún consejero de confianza. Se apaga la vida del monarca, se paraliza la administración del reino y deja tomar parte en el gobierno a su hijo Enrique. Fallece un año después.

Como rey no hizo prácticamente nada importante, ya que se dedicó a la música, la poesía y la caza, contribuyendo así a la introducción de la cultura renacentista de Italia en Castilla. Su valido Álvaro de Luna ocupó su lugar y gobernó a su antojo acumulando poder en todas las esferas del reino y provocando enfrentamientos con los nobles más influyentes, tales como la familia Manrique, Fadrique Enríquez y Pedro de Estúñiga. Por otro lado, la reconciliación con Inglaterra, Flandes y Portugal, la consolidación de una fuerte amistad con Francia y la situación de paz en el reino vienen a demostrar el buen gobierno desarrollado por el condestable Álvaro de Luna como valido. Después de conseguir la expulsión de los infantes de Aragón, la situación interna se estabiliza y Juan II reanuda la labor de reconquista que había iniciado su tío, Fernando de Antequera.

La guerra contra los infieles siempre tuvo su lado positivo, en cuanto que fomentó y estimuló el espíritu religioso de la nobleza para castigar alrey musulmán Muhammad VIII. Juan II gana la guerra, destrona al rey musulmán, coloca en su lugar a un descendiente del antiguo reino taifa de Sevilla, Yusuf IV, y el reino de Granada se convierte en protectorado de Castilla. Aunque unos meses después muere Yusuf IV, Muhammad VIII vuelve al trono y se reanuda la guerra, que durará seis años más, de 1432 a 1439, llegando al fin a una tregua. En 1446 se decide destruir definitivamente Granada, pero, debido a los conflictos internos que se reprodujeron de nuevo en Castilla, Juan II dejará pendiente de rematar la conquista de Granada, tarea que más tarde Enrique IV y los Reyes Católicos continuarán y terminarán de completar. Juan II fue un rey que no reinó, pero al fin y al cabo fue el rey de Castilla y el padre de Isabel, la futura reina. Por sus treinta y cinco años de reinado en la Castilla del siglo xv se puede considerar como un personaje clave. Aunque ha sido calificado de pusilánime, no lo fue exactamente porque durante su reinado, a pesar de tener que convivir con los infantes de Aragón (quienes controlaban la nobleza castellana gracias al legado de su padre Fernando I de Antequera, que les dejó en Castilla como lugartenientes de inmensos territorios y privilegios), luchó continuamente contra ellos y su pretensión de intervenir en el gobierno de Álvaro de Luna. Al final consigue acabar con los infantes y la nobleza rebelde y casi gana la guerra contra Granada y termina la Reconquista.

Elegir a una persona de total confianza en calidad de valido y dejar el gobierno bajo su mando era una actuación acostumbrada a la sazón y fue la de Juan II. Su valido Álvaro de Luna fue un buen político y el gobernador que necesitaba el reino de Castilla en aquel momento. Juan II de Castilla murió el 22 de julio de 1454 y fue enterrado en la cartuja de Miraflores (Burgos).

Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Yutaka Suzuki 2015 Personajes del siglo xv, Origenes del Imperio español. ISBN: 9788460690399.

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