Dentro de unos días, Juan Luis Galiardo estrenará El avaro, de Molière, en el teatro María Guerrero. Acaba de cumplir setenta años, y vive, según él mismo confiesa, una madurez personal y profesional que quiere alargar lo más posible. Es un personaje arrollador, un hombre enérgico y torrencial en sus palabras, afectuoso, intenso, entrañable y, en muchos sentidos, irresistible. No es fácil entrevistarle porque echa a andar su discurso y éste suele ser disperso. Habla de esto y de aquello sin solución de continuidad. Pero es sin duda un hombre inteligente, lúcido, independiente, de convicciones sólidas. Sus argumentos son los de un francotirador que no se siente atado y a quien no le importa decir lo que piensa. Lo conocí hace algo más de diez años, cuando estrenó en Madrid "Las últimas lunas", de Furio Bordón, que suponía su vuelta a los escenarios después de varios años. Me había enamorado -lo mismo que Juan Echanove y que Carmen Elías- en "Turno de oficio", una serie que seguí con mucho interés, tanto la primera como la segunda parte. Encontré a un hombre atormentado, que estaba tratando de desovillar el enorme enredo que tenía en la cabeza. Los actores convierten a menudo el escenario en un diván de psiquiatra y sus personajes pueden tener para ellos un valor terapéutico; Galiardo se arrojó en brazos de aquel viejo profesor para arrojar lejos muchos fantasmas familiares. Hablaba -es difícil que no lo haga a lo largo de su conversación- de su madre, cuya muerte, lo ha confesado a menudo, no supo asumir. "Las últimas lunas" le ayudó a superarla y a abrir una nueva etapa en su vida. El retrato de su madre preside el salón de su casa, que comparte con la también actriz María Elías, y que desde fuera parece ser un importante apoyo para el actor. Siento simpatía por él, y admiro la manera en que con los años ha sabido borrar la imagen de galán inexpresivo que brindó en varias de sus películas en los años setenta para convertirse en un magnífico actor.
Tenéis la entrevista en http://www.abc.es/20100401/cultura-cultura/espectador-hace-esfuerzo-venir-20100401.html