Revista Cultura y Ocio

Juan Mayorga y Robert Walser. La vida como representación

Publicado el 21 diciembre 2018 por Juancarlos53
Ha coincidido que poco antes de ver la obra "El mago" escrita y dirigida por Juan Mayorga hubiese leído "El paseo" de Robert Walser. De esta última diré que hacía tiempo que ardía en deseos de echármela al coleto (¡uf, qué frase tan ripiosa me ha salido! Pero ahí la dejo) pues no eran pocas las alabanzas que en blogs amigos había leído sobre ella. De Juan Mayorga sólo diré que su dramaturgia ha estado de siempre entre mis preferidas y que si, como en esta ocasión, tengo oportunidad de ver algo suyo, lo hago.
expresionismo literario, teatro de ideas
"El paseo" de Robert WalserComo digo llevaba tiempo -casi tres años- queriendo hacerme con esta breve obra. Concretamente mi deseo nació a raíz de leer "El comensal" de Gabriela Ybarra [leer reseña aquí], la interesante primera novela de la autora, en la que ésta alude a Robert Walser, en concreto cuando ella siente la necesidad de revisitar los espacios y lugares que habitaron sus padres del mismo modo que el escritor suizo sentía, como parte del proceso creativo, la necesidad de pasear.
Es posible que la vida de Robert Walser sirva para entender mejor esta joyita. Nacido en Biel (Suiza) en 1878 alcanzó notoriedad en la Alemania anterior a la Primera Guerra Mundial, siendo muy bien recibida su obra por escritores como Robert Musil y Franz Kafka. En 1913 marcha a Berna (Suiza) quizás para recuperarse de los problemas de depresión que durante toda su vida le acuciaron. Alternará hasta 1923 las estancias en Berlín y en Berna donde definitivamente fijará su residencia en 1923. Sus problemas mentales se agudizaron y en 1929 ingresa en un psiquiátrico de la capita suiza. Sigue escribiendo allí dentro pero en 1933 su pluma enmudece al ser conducido a una clínica psiquiátrica en Heriseau (Suiza) contra su voluntad. En la Navidad de 1956 aparece muerto sobre la nieve a unos cuantos cientos de metros de esta clínica de la que desde su ingreso jamás salió.
Kafka, Musil, Robert Walser, novela expresionista"El paseo" vio la luz en 1917. En España sin embargo la novelita no se publicará hasta 2012 en la editorial Siruela. El nombre del autor se conoce por estos pagos gracias a que el editor y escritor Carlos Barral publicó en 1974 la considerada mejor obra de Robert Walser titulada "Jacob von Gunten", reeditada por Siruela en 2011.
La obra me ha parecido interesante, aunque algo prolija en el lenguaje, quizás algo densa y enrevesada pese a su brevedad, y sobre todo muy filosófica. El escritor-narrador cuenta el paseo que  un día de la mañana al atardecer realiza para descansar del incesante trabajo de escritura. Es consciente de que su vagar durante un día laborable levanta un sinfín de suspicacias entre quienes lo ven pues no entienden cómo un hombre puede estar de holganza mientras los demás trabajan. Ignoran que en realidad Walser está trabajando durante su deambular pues todos los tipos humanos que ve, y las situaciones por las que pasa van tejiendo en su cabeza lo que más tarde se convertirá en obra escrita:
"En una palabra, me gano el pan de cada día pensando, cavilando, hurgando, excavando, meditando, inventando, analizando, investigando y paseando tan a disgusto como el que más" (pág. 35)
Él no se esconde ante sí mismo y por eso ya desde el principio justifica su paseo considerándolo casi casi una terapia. Considera que no se debe aparentar lo que no se es y hace extensiva esta consideración a su propia persona pues "un crítico que tal hace no es auténtico, y los escritores no deben abusar de la escritura. Espero que esta frase guste en general, despierte satisfacción y halle cálido aplauso." Walser introduce sobre la marcha el otro extremo de la comunicación literaria anticipando con una magnífica dosis de humor la reacción que la afirmación que acaba de hacer puede -más bien, debería- despertar en sus lectores.
Lo sorprendente de esta obra es que con una naturalidad demoledora el escritor presenta y lanza reflexiones profundísimas sobre la propia sociedad y, como él no quiere zafarse de la misma, también sobre la operación y oficio de escribir. Respecto a lo primero critica las convenciones sociales que agarrotan a las personas. El, por ejemplo, confiesa que pasea durante un día de labor porque "Los domingos no me puedo dejar ver en la calle, porque no tengo ropa de domingo" (pág. 32) y pone en solfa la consideración que tiene la sociedad de lo que es un caballero de buena condición cuando irónicamente pone en boca de unos empresarios hoteleros lo que guía la selección de sus huéspedes:
"Quien sólo sea bueno, recto y honrado, y no tenga ninguna otra ventaja importante, por favor que no se nos acerque; porque no nos parece ser un caballero refinado y mejor." (pág. 49)
Metaliteratura
Pero lo mejor de esta obrita es observar cómo se muestra ante el lector el escritor haciendo su escrito: las elecciones que realiza, los artificios que utiliza, las exageraciones en que intencionadamente incurre ("donde me encontraba era sólo una zona pobre y carretera, medio rural, medio suburbial, sencilla, amable, modesta y de pocas aspiraciones, y no un distinguido parque, como me he atrevido a indicar, lo que retiro sigilosamente, porque todo lo que tenía de parque es inventado y no pega en absoluto aquí", pág. 11), los referentes literarios que contempla ("gitanas de botas rojas, ojos negros como la pez y cabello a juego, ante cuya extranjera visión se piensa quizá en la novela de Gartenlaube La princesa de los gitanos, que sin duda transcurre en Hungría, lo que importa poco, o en La gitanilla, que sin duda es de origen español, lo que no es preciso tomar al pie de la letra", pág. 47), las censuras que a sí mismo se impone ("Yo mismo repruebo la expresión «cretino». Desapruebo tan fea palabra y ruego al lector que me perdone.", pág. 40)
Juan Mayorga y Robert Walser. La vida como representaciónY concluye, Robert Walser con una frase que resume en sí misma el ejercicio metaliterario que en definitiva esta obra es:
"«Todo esto», me propuse en silencio mientras me detenía, «lo escribiré después en una obra de teatro o en una especie de fantasía que titularé El paseo»" (pág. 15)

"El mago" de Juan MayorgaEmpapado de las ideas de la representación, la falsedad, la manipulación, que es la vida que emanan de "El paseo" de Robert Walser acudí, sin saber muy bien de qué trataba, a ver en el Teatro Valle Inclán de Madrid la obra de Juan Mayorga titulada "El mago"
Juan Mayorga y Robert Walser. La vida como representaciónMi primera sorpresa se produjo cuando la representación tuvo lugar en la sala pequeña  del teatro, la sala Francisco Nieva. Ya sólo este detalle me hizo pensar en una obra más clásica, menos espectacular, más de texto que de maquinaria y tramoya, como así fue en efecto. La segunda sorpresa vino cuando el discurrir de la historia, en principio de teatro de alta comedia, fue derivando, maravillosamente llevada por la mano autoral y directora de Mayorga, hacia un teatro más de ideas, más filosófico.
El asunto es simple. Nadia (Clara Sanchís) ha ido a ver un espectáculo de magia en el que se ofreció como voluntaria en un ejercicio de hipnosis.  Al volver a casa no sabe si aún sigue en estado hipnótico, si está en casa junto a su marido Víctor (José Luis García Pérez), su hija adolescente Dulce (Julia Piera), y su madre Aranza (María Galiana) o si todo es una ilusión y la verdadera Nadia donde está en realidad es en el teatro junto al mago y el resto de voluntarios hipnotizados. La cosa se complica más a ojos del descreído Víctor porque esperan para cenar a Lola (Ivana Heredia), una antigua amiga del instituto, y por si esto fuera poco tiene anunciada su visita un posible comprador, Ludwig (Tomás Pozzi) del piso donde viven y tienen en venta.
Como se ve los mimbres son excelentes para una comedia de equívocos, un vodevil clásico; y sólo en eso podría haberse quedado si no estuviese tras el texto y la dirección Juan Mayorga. La obra, según avanza la representación perfectamente actuada por los seis intérpretes, va incidiendo en cuestiones más próximas al mundo filosófico al plantearse en la misma cuestiones tales como la ubicuidad, la esencia y presencia, verdad y representación, un creador muñidor y unos títeres manipulados, realidad y ficción, etc., etc.

Metaliteratura

Como bien se deduce del título, estamos hablando de magia y ésta siempre tiene truco. El teatro también no es otra cosa que un aceptado caso de magia en el que todos somos conscientes del truco pero mientras dura la representación no queremos verlo y no aceptamos que nadie venga a jorobarnos rompiendo el encantamiento libremente consentido, ¡y pagado! Y en eso estamos en esta obra, en un juego de cajas chinas, un juego de espejos, en un teatro (la vida)  donde todos hacemos teatro y por si esto fuera poco nos chifla ver ese otro Teatro que en esta ocasión nos presenta una obra que habla del teatro dentro del teatro. Increíble, magnífico, y además hilarante, divertidísimo, y con una profundidad de lo más interesante..
Corrijo, pues, al llegar al final de la reseña, el título que he dado a la misma porque en verdad debería de ser el siguiente: La vida es pura representación. Algo que desde los orígenes del arte teatral han tratado no pocas veces  los grandes dramaturgos con Calderón de la Barca a la cabeza en esa inmensa obra que es "El gran Teatro del Mundo". En definitiva, de eso es de lo que va esta buena obra del reciente académico de la RAEL Juan Mayorga.
Nota final.- La obra "El mago" estará en la cartelera del Teatro Valle Inclán de Madrid hasta el próximo día 30 de diciembre de este año 2018. Seguo que durante los próximos meses emprenderá gira por diversos teatros españoles. Si tenéis oportunidad no os la perdáis, creo que os gustará.
Juan Mayorga y Robert Walser. La vida como representación

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