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Juan Pacheco, el peor Valido del siglo XV

Por Manu Perez @revistadehisto

Juan Pacheco nace en Belmonte (Cuenca) en 1419, siendo su nombre completo Juan Fernández Pacheco y Téllez Girón. Era hijo de Alonso Téllez Girón y de María Pacheco. Muere a los 55 años de edad en Extremadura, en un pueblo cercano a Trujillo. La familia de Pacheco fue de origen portugués.

Haremos mención aquí de un breve episodio acaecido anteriormente en Portugal. En el siglo XIV, un antepasado suyo, Diego Pacheco, alcanzó su más alto protagonismo político en el reino de Portugal. El episodio del asesinato de Inés Castro tiene relación con este personaje ya que él intervino, por orden de Alfonso IV de Portugal, en dicho asesinato.

El príncipe Pedro, hijo de Alfonso IV, se enamoró de Inés cuando ella acompañaba a la princesa Constanza Manuel, que era quien iba a casarse con el príncipe. Al morir Alfonso IV de Portugal y sucederle su hijo Pedro, Diego Pacheco huye a Castilla temiendo las represalias del nuevo rey por el crimen de Inés. Pedro de Portugal llega a un acuerdo con el entonces rey de Castilla, Pedro I el Cruel, para la entrega de los refugiados portugueses en Castilla, pero Diego huye de nuevo a Aragón para evitar su extradición. En Aragón se reúne con el nuevo rey de Castilla, Enrique II (el de las Mercedes), y entra a formar parte de las tropas del fundador de la dinastía Trastámara en Castilla.

Juan Pacheco, el peor Valido del siglo XV

La infancia de Juan Pacheco transcurre en la casa de Álvaro de Luna y después, gracias al condestable, entra en la cámara del príncipe Enrique junto con su hermano Pedro Girón. Hacia 1440, cuando tenía 21 años, aparece en la escena política como paje de Álvaro de Luna. Juan II de Castilla dona a Pacheco la villa de Utiel como premio por haber solucionado el problema familiar que tenía con su hijo Enrique (futuro Enrique IV de Castilla) para que volviera a su lado, ya que entonces estaba con los infantes de Aragón y no obedecía a su padre. Los infantes estaban controlando Castilla en 1440 con la ayuda del príncipe Enrique. Lo mismo que había sucedido con Álvaro de Luna y Juan II ocurrió con Juan Pacheco respecto de Enrique: se había ganado la confianza del príncipe porque había convivido con él desde la infancia y para cualquier asunto el príncipe contaba con el parecer de Pacheco.

Juan Pacheco siempre quiso aprender de su señor, Álvaro de Luna, pero no respetando su posición, sino quitándosela poco a poco sin escrúpulo. El carácter de Pacheco no era el mismo que el de Álvaro de Luna. Su única meta era la de ganar poder y riqueza para convertirse en grande del reino sin preocuparse de lo demás. Así comienza su andadura siendo privado del príncipe y tan solo en dos años consigue entrar en el Consejo Real, además de tener las llaves de Segovia, donde residía el príncipe. La cadena de donaciones no para hasta que recibe el marquesado de Villena después de la primera batalla de Olmedo (1445). Los nobles empiezan a sospechar que Pacheco se está convirtiendo en el Álvaro de Luna de Enrique IV.

Se casó tres veces y tuvo doce hijos legítimos y cinco o seis hijos bastardos. Casi todos ellos llegaron a casarse, por interés político y económico de Pacheco, con noblezas rivales o enemigos como medio de aumentar y asegurar su posición, dentro de su estrategia para alcanzar su única meta: aumentar su poder y su patrimonio. En realidad, no se consumó el primer matrimonio impuesto por Álvaro de Luna con la prima del condestable y solo con el segundo matrimonio con la hija de Portocarrero, sobrina carnal de la primera esposa del condestable, María Portocarrero (VII señora de Moguer), tuvo todos esos hijos.

Entre 1445 y 1454, después de la primera batalla de Olmedo (1445) con el triunfo sobre los infantes, los hermanos Juan Pacheco y Pedro Girón fortalecen su posición en el reino como nuevos ricoshombres. Las posesiones de Juan de Navarra (futuro Juan II de Aragón) pasan al dominio de Pacheco, por lo que el resto de su vida temerá que cuando vuelva Juan de Navarra le reclame sus posesiones, razón por la cual Juan Pacheco siempre se opondrá al matrimonio de Isabel con Fernando, ya que este era hijo de Juan de Navarra.

Los dos hermanos actuaban de tal forma que Pacheco era el cerebro y Girón el brazo militar. Van obteniendo posesiones cada vez que ocurría algún conflicto y por los servicios prestados recibían donaciones del rey. Así, en la zona de Extremadura entraban en sus dominios Medellín y Trujillo, y en Murcia, Jumilla, a pesar de la resistencia por parte de la familia Fajardo. Entre las villas que recibieron en concepto de donación real se encuentran las siguientes: Almansa, Lerma, Logroño, Barco de Ávila, Chinchilla, Castillo de Garcimuñoz, Moya, Cea, Castrojeriz, Hellín, Albacete, Tobarra, etc. El marquesado de Villena iba creciendo de forma espectacular ya que Pacheco estaba haciendo trueque para quedarse con las villas y localidades cercanas y vendía las posesiones que ubicadas lejos de su territorio. Cada vez que tenía la intención de hacerse con alguna villa utilizaba al rey para presionar a los señores de las villas ya que algunos nobles poderosos se resistían a ceder sus posesiones a Pacheco. Casi nunca fallaba la operación. Una vez que decidía quedarse con alguna localidad, hacía todo lo que estaba a su alcance para conseguirlo: bien fuera por negociación, por presión o incluso por orden del rey. Al cabo de unos años, el marquesado se convierte en uno de los más grandes y poderosos dominios del reino. A pesar de ello, Pacheco seguirá queriendo aumentar cada vez más sus dominios y su poder, como una obsesión, hasta su muerte.

Los años de 1454 a 1464 corresponden a su mejor época ya que su jefe, Enrique, sube al trono con el nombre de Enrique IV después de la muerte de Juan II y de Álvaro de Luna. Por lo tanto, el control total de la gobernación del reino recae sobre Pacheco. Pacheco, en atención a proteger el patrimonio que antes había pertenecido a Juan de Navarra, se movía de forma muy interesada y viajó hasta Nápoles para pergeñar la paz con Alfonso V. El marqués de Villena, intranquilo por el patrimonio que había obtenido de Juan de Navarra, utiliza a la corte en el sentido de que los representantes redacten un escrito de solicitud al monarca para que las posesiones de Pacheco y de su hermano Girón sean reconocidas de su propiedad por el propio rey.

Ese excesivo miedo por la vuelta de Juan de Navarra se debía a que los infantes de Aragón mantenían la amistad con muchos nobles castellanos que les apoyaban en contra de Enrique IV y de su privado Pacheco. Por fin recibe la cédula de confirmación del rey sobre su patrimonio y además es nombrado mayordomo mayor del reino. En diez años, desde que comenzó como privado del príncipe Enrique, Pacheco se convierte en el personaje más poderoso y rico del reino, superando a muchos aristócratas de mayor antigüedad y prestigio. El rey entrega el gobierno a Pacheco y este gobierna junto con el monarca y Alfonso (o Alonso) de Fonseca. El arzobispo Carrillo entra también en el Consejo Real en 1455. En la primera etapa del reinado de Enrique IV, Pacheco formó el equipo de gobierno con Alfonso Fonseca, Carrillo y su hermano Girón.

En el periodo de 1457 a 1463 aparece la figura de Beltrán de la Cueva, aunque hasta 1463 no desplaza a Pacheco como privado del rey. Mientras tanto, Pacheco seguirá cosechando villas y territorios utilizando su táctica de siempre, perjudicando al patrimonio real que el monarca iba cediendo con tal de tener contento a Pacheco, quien gestionaba el gobierno, según él, para bien del reino.
Ante tan espectacular aumento del poder y de la riqueza de Pacheco en tan corto espacio de tiempo, los nobles se alarman y forman una liga contra él. Los promotores de la liga fueron Diego Hurtado de Mendoza, Alonso Carrillo y el conde de Alba. Pacheco utiliza al rey para neutralizar los planes de la liga e interviene en la reconciliación del monarca con Hurtado de Mendoza, quien ahora recupera Guadalajara, ciudad que hacía poco había perdido.

El rey llega a estar cansado y molesto por tantas concesiones a su privado y empieza a desconfiar de Pacheco hacia 1461-1462, motivo por el cual buscará a personas jóvenes de bajo rango pero de plena confianza: Miguel Lucas de Iranzo y Beltrán de la Cueva son personajes que comienzan a estar cerca del monarca.

En 1459 vuelven los conflictos entre Castilla y Aragón y como siempre los dos hermanos aprovechan la ocasión para obtener beneficios en forma de donaciones reales por los servicios prestados. Aumenta de nuevo la indignación de poderosos sectores de la nobleza. Esta vez la liga contra Pacheco la formarán el almirante Fadrique, los Manrique, los Mendoza, el conde de Haro, los duques de Alba, de Benavente, de Plasencia y Alba de Liste, junto con el rey de Aragón (1460). Curiosamente, el hermano de Pacheco, Pedro Girón, entra en la liga y causa la indignación del rey, a la vez que le hace sospechar que Pacheco está detrás de la operación de la formación de la liga. Sin embargo, Pacheco, que estaba jugando a dos bandas, dió explicaciones al monarca de que para controlar la liga hacía falta introducir a su hermano dentro de ella con el fin de obtener información y de esta forma conocer de antemano las posibles acciones contra la corona. En 1462 el rey nombra a Beltrán de la Cueva su mayordomo y le concede el título de conde de Ledesma. Beltrán se casa con la hermana del marqués de Santillana, Mencía de Mendoza, por la negociación del rey con Pedro González de Mendoza, obispo de Calahorra y futuro gran cardenal de España. El monarca también introduce a Beltrán en el Consejo Real. Asimismo le lleva de viaje con él a Fuenterrabía, donde se entrevista con Luix XI de Francia. A continuación se van a Gibraltar para otra entrevista con Alfonso V de Portugal. Todo esto inquieta e irrita a Juan Pacheco y empieza a reaccionar tomando medidas para no ser desplazado del poder.

En 1464 comienza la guerra civil entre el bando que apoyaba a la corona y el del nuevo rey Alfonso XII, propuesto por Pacheco en la farsa de Ávila, donde se reunieron los grandes y nobles descontentos que apoyaban a Alfonso en clara y manifiesta desobediencia a Enrique IV de Castilla.
En 1464, el monarca concede a Beltrán el maestrazgo de Santiago, lo que significaba la declaración de guerra contra Pacheco, Carrillo y la liga. En ese año Pacheco, Girón y Carrillo forman una alianza contra Enrique IV y secuestran a Isabel y a Alfonso para chantajear al rey. El partido aragonés estaba formado por el almirante de Castilla Fadrique, Enrique IV, el conde de Alba de Liste, Rodrigo Manrique y el conde de Navas.

El rey, ante la carta de protesta de la nobleza rebelde, cede y negocia con ellos para llegar a un acuerdo con los amotinados, encabezados por Pacheco, Girón y Carrillo. Beltrán, Mendoza y Lope de Barrientos aconsejaron al monarca que no aceptara la negociación. Pacheco de nuevo aprovecha la ocasión para ganar la confianza real con una entrevista donde Enrique IV de Castilla se ve obligado a capitular ante su privado (25 de octubre de 1464). Obtiene del rey el reconocimiento de su hermanastro Alfonso como heredero en condición de casarse con su hija Juana la Beltraneja. También obtiene la promesa de la renuncia de Beltrán sobre el maestrazgo de Santiago. El 5 de junio de 1465 estalla la guerra civil en Ávila, y es proclamado rey el infante Alfonso. Enrique IV, desde Toro, procede a desautorizar el Acta de Ávila y declara traidores a sus protagonistas (15 de julio de 1465). Alfonso XII será el rey de la nobleza desde ese año. Mientras tanto, Pacheco vuelve a engañar al monarca ofreciendo una solución mediante la cual los rebeldes y el propio Pacheco volverían a su obediencia, una tregua entre el rey y Pacheco.
Doble juego de Pacheco, que estaba entre los dos reyes. Algunos nobles empiezan a sospechar la intención de Pacheco, pero este controla la situación a su manera y sale ganando la confianza de Enrique IV con el cese de hostilidades y la tregua de cinco meses entre ambos bandos.

Se celebra una reunión en el castillo de Coca, la residencia de Fonseca, entre Enrique IV y los representantes del otro rey, Alfonso. Fonseca había concebido el plan de dividir Castilla en dos partes. Pedro Girón propone al rey que volvería a su obediencia si aceptaba su matrimonio con Isabel de Castilla (futura Isabel la Católica) y Pacheco convence al monarca del enlace de su hermano con Isabel.
El 2 de mayo de 1466 muere Girón en el viaje de camino a Castilla para celebrar el matrimonio. Parece ser que la muerte de Girón estaba anunciada siete días antes de producirse. Mendoza no estaba de acuerdo con ese matrimonio.

Pacheco, aunque no participó en la batalla, por fin recibe el maestrazgo de Santiago después de obtener el consentimiento de las personalidades que decidieron la concesión tras intensas negociaciones (29 de julio de 1467). Con estas concesiones Pacheco alcanza el máximo lugar dentro del reino, puesto que antes ocupó Álvaro de Luna. El año 1467 fue el peor para la monarquía medieval castellana, en contraste con el mejor para Pacheco. Los conflictos entre los dos reyes hermanastros no se resuelven tampoco con la segunda batalla de Olmedo y no se solucionarán hasta la muerte de Alfonso el 5 de julio de 1468. La causa de la muerte fue envenenamiento según unos y peste según otros. Después de la muerte de Alfonso, Pacheco vuelve a la obediencia de Enrique IV y organiza la entrevista del monarca con su hermanastra Isabel en Toros de Guisando el 18 de septiembre de 1468. Acudieron prácticamente todos los grandes, excepto Mendoza que tenía a las dos Juanas (madre e hija) como rehenes en Buitrago.

Con la fuga de Isabel y su posterior boda con Fernando, el proyecto matrimonial de Isabel con Alfonso V de Portugal, diseñado por Pacheco, fracasa, a pesar de haber firmado ya la capitulación matrimonial hacia finales de abril de 1469.

Pacheco intenta impedir el matrimonio de Isabel con Fernando utilizando la influencia del legado papal Véneris, con quien llega a un acuerdo (el 2 de mayo de 1469) para asegurar que el legado también estará bajo su control, ofreciéndole el obispado de Cuenca a cambio de una renta para su hijo y de que le nombrara embajador de Enrique IV en Roma. Como siempre, con su habilidad y su persistencia en la negociación, sale adelante con sus pretensiones: la bula para el matrimonio de Isabel con Alfonso V de Portugal y el compromiso de que el papa no concediera la bula a Juan II de Aragón, quien la estaba solicitando para la boda de su hijo Fernando con Isabel.

Pacheco estableció alianzas con varios nobles. Una importante fue con el conde de Foix, Gastón, que había contraído matrimonio con Leonor, heredera del reino de Navarra e hija de Juan II de Aragón y de Blanca. El conde estaba enemistado con Juan II de Aragón y necesitaba la alianza con Castilla.
En 1471 el reino de Castilla estaba sumido en un caos total por falta de autoridad real y reinaba la anarquía, propiciada por los dos bandos, el de Pacheco, al frente del grupo que apoyaba a Enrique IV, y el que aglutinaba al resto de la nobleza rebelde. Los nobles se dedicaban a defender sus propios intereses perjudicando a los demás.

Un ejemplo fue en Andalucía la lucha entre los Guzmanes (familia de Enrique de Guzmán, duque de Medinasidonia) y los Ponces (familia de Rodrigo Ponce de León). Pacheco apoyó a Ponce de León concediéndole el título de marqués de Cádiz (antes era conde de Arco) y la ciudad de Cádiz a costa del reino y, por supuesto, obteniendo algún que otro beneficio sustancial a cambio. Enrique IV seguía perdiendo villas y lugares del reino mientras Pacheco aumentaba su patrimonio personal. Tras esta operación, la hija de Pacheco, Beatriz, se casa con el marqués de Cádiz, lo que prolonga aún más los conflictos en Andalucía.

Tras este enlace, Pacheco intentó ocupar Sevilla y el marqués atacó la ciudad pero el duque de Medinasidonia Enrique de Guzmán rechazó el ataque de forma contundente, por lo que Pacheco no vio complacido su deseo, aunque pudo ocupar Jerez. Ante la situación creada, el duque de Medinasidonia decide apoyar a Isabel y a Fernando y se prepara el conflicto entre los dos bandos que no cesará durante mucho tiempo. Pacheco fue el instigador principal de este conflicto.

Enrique IV ya no ejercía el papel de rey y dejaba prácticamente todo el poder a Pacheco, aceptando todo lo que proponía su valido, hasta el punto de darle carta blanca con tal de que concertara las alianzas y obtuviera los compromisos necesarios para conseguir el apoyo de su causa. El 23 de abril de 1471 Pacheco aprovecha esta libertad para quedarse con la villa de Sepúlveda, situada cerca de Segovia, maniobra que formaba parte de su estrategia para ocupar dicha ciudad más adelante. Su codicia no tenía límite: su último objetivo era Segovia, casi la capital del reino. El rey no supo poner freno a su ambición.

Aparecen ciertos síntomas de debilidad en el bando del rey y de Pacheco: cuando visitan Sepúlveda, la ciudad no abre la puerta y no dejan entrar a Enrique IV porque sospechan que su intención es la de entregar la villa a Pacheco. El rey quedó sorprendido y humillado ya que estuvo esperando en la puerta durante días para que le dejasen entrar, pero tuvo que marcharse sin conseguirlo. No podía creer que una villa de su reino se comportase de esa manera y le dejase en ridículo ante sus súbditos, pero no quiso usar las armas e intentó llegar a un acuerdo con los moradores de la ciudad. A pesar de su gestión, los vecinos se Sepúlveda no obedecieron al monarca de ninguna manera y pidieron auxilio al bando de Fernando e Isabel. Enrique IV, al no poder conceder Sepúlveda a Pacheco, le ofrece el título de duque de Escalona en diciembre de 1472.

El papa Sixto IV, que trataba con Pacheco en lugar de hacerlo con el rey porque reconocía que el valido era en realidad la persona que gobernaba el reino de Castilla, le comunica la llegada del nuevo legado a España el 13 de abril de 1472. El legado se llama Rodrigo de Borja, súbdito de la Corona de Aragón. A partir de esa fecha la situación irá cambiando a favor de los príncipes Isabel y Fernando. Los conflictos de división siguen sucediendo, pero los príncipes van ganando posiciones paulatinamente.
Otro de los casos de decadencia del bando realista fue el protagonizado por Andrés Cabrera, quien, siendo su súbdito, tampoco obedeció a Pacheco y no le entregó la ciudad de Segovia a pesar del consentimiento del rey. Cabrera, mayordomo, consejero y tesorero del monarca, está en el bando de Enrique IV, pero entiende que el comportamiento de Pacheco está dañando a la corona e intenta convencer al monarca para que no siga una política equivocada. Llega a convencerle para que se entreviste con su hermana Isabel en Segovia. Enrique IV accede sin darlo a conocer a Pacheco.
Pacheco, hombre inteligente, sabía muy bien que Isabel era la legítima heredera del trono, pero también sabía que ni Isabel ni Fernando le necesitaban para gobernar. Por esa razón seguía con Enrique IV, porque con él podía manejar todo en su propio beneficio.

El privado seguía teniendo miedo de que si Fernando llegaba a ser rey de Castilla, el patrimonio que había conseguido correría el riesgo de ser confiscado porque la gran mayoría de sus territorios pertenecían al padre y a los tíos de Fernando. Por tal motivo tenía que evitar a toda costa el matrimonio de Isabel con Fernando.

Mientras duró el reinado de Enrique IV la suerte de Pacheco duró, aunque no le importaba el destino del reino: solo le interesaba alcanzar sus propósitos. Le eran totalmente desconocidos conceptos como la seriedad, la sinceridad, el compromiso y la fidelidad. Su única meta era la de ganar a costa de los demás, implicando al rey si era necesario para poder protegerse de los ataques de las personas perjudicadas.

El 15 de junio de 1473 Andrés Cabrera pacta, sin conocimiento de Pacheco, el encuentro de reconciliación del rey con Isabel en Segovia. En la navidad de 1473 y primeros días de 1474 se celebra con éxito el famoso encuentro entre los hermanastros Enrique IV e Isabel. El mayordomo Cabrera y el conde de Benavente pasan a formar parte del bando de Isabel y Fernando el 11 de enero de 1474.

El arzobispo Carrillo, hombre que se mueve exclusivamente por su interés personal al igual que Pacheco, cambia ahora de bando y entra en el realista, sin objeción alguna por parte de Enrique IV. La causa de tal cambio de actitud era que Mendoza y los príncipes se habían reconciliado y estos le concedieron a Mendoza el título cardenalicio que tanto deseaba Carrillo. Pacheco vuelve a tener a Carrillo como aliado, junto con Estúñiga y Benavente, aunque Carrillo abandonará pronto el bando.
Se va acercando la muerte de Pacheco, pero él continúa empecinadamente con su negocio de toma y daca para aumentar sus posesiones. La última meta será Trujillo (Cáceres), después de organizar alianzas con el conde de Feria, Fernando de Monroy, y Juan y Pedro Ponce, entre otros. Todos consienten en prestar ayuda a Pacheco.

Tras arduas y largas negociaciones, una vez convencido el alcaide de Trujillo y habiendo recibido el permiso real, cuando ya estaba a punto de obtener la ciudad, no pudo ver terminado su ambicioso proyecto ya que le sobrevino la muerte el 4 de octubre de 1474.
El gran patrimonio y el poder que legó a sus descendientes, sobre todo a su hijo primogénito Diego Pacheco, desaparecerá pronto durante el reinado de los Reyes Católicos.
Si Pacheco hubiera vivido en nuestra época, habría sido un gran empresario, pero no un buen político, ya que su trayectoria demostró su habilidad para los negocios, no para el gobierno. Todo le salió bien debido a la incapacidad y a la debilidad del monarca, por lo que pudo aprovechar la coyuntura en su propio beneficio.

De los cuatro privados de la época, Álvaro de Luna y el conde-duque de Olivares fueron los mejores como políticos y gobernantes, ya que tuvieron en cuenta los intereses de la corona, mientras que a Pacheco y al duque de Lerma solo les interesó el negocio personal y perjudicaron gravemente al reino. Todos se aprovecharon de su posición para ganar y aumentar sus posesiones, pero los dos primeros se preocuparon además de los asuntos del reino, en tanto que los segundos se desentendieron totalmente.
Pacheco no habría sido nadie sin la figura de Enrique IV, quien fue el creador y colaborador imprescindible de este personaje. Juan Pacheco, muy hábil y astuto, supo moverse como pez en el agua dentro del reino de Castilla en esta época ruinosa de la segunda midad del siglo XV peninsular.

Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es

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Bibliografía

Yutaka Suzuki, Personajes del siglo xv, Origenes del Imperio español.
ISBN 9788460690399

Foto Portada: De Antonio Bañón Francés – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2416832

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