Revista Libros
Juan Peña. Destilaciones. Pre-Textos. Valencia, 2016.
Y eres puro y sucio.
Y el vaso florentino en el que caes
lo vuelves, cuando escribes, alambique
que destile de ti
lo mejor que no eres.
Así termina Destilaciones, el poema del que toma su título el espléndido libro que Juan Peña acaba de publicar en Pre-Textos.
Un libro que revela la admirable madurez y la honda contención expresiva a la que ha llegado la voz poética de Juan Peña a través de su mirada serena hacia un mundo que ordenan las palabras que nos salvan, el milagro transformador de esta poesía que asciende desde lo oscuro hacia la luz, desde el magma ciego al aire.
Desde su intensa conciencia del tiempo, los textos de Destilaciones construyen una poesía que no se enfanga en la elegía y su mostración de las llagas, sino que da siempre un paso más, un paso hacia arriba, porque ante la llamarada con que arde la vida, / qué poco es la tristeza.
Y así la mirada meditativa descubre en las ruinas la luz que canta, comprende a la piedra, celebra el hueso y se hermana con el pájaro para dejarnos una imagen armónica del mundo a través de las palabras que insisten en la luz y en una celebración de la vida que nada tiene que ver con la frialdad del cántico guilleniano, porque se alza desde el dolor y la conciencia de las pérdidas, como en este Vida eterna:
No habré de estar un día.Pero ya estuve aquí. Fui parte de esta eternidad. En ella vivo.
Semejante a la del alquimista, la función del poeta en estas Destilaciones es no sólo refutar el tiempo, sino transformar la materia impura en belleza y hacer que sobre el dolor cante la alegría.
De ese lugar oscuro de la herida, de ese mundo de niebla / donde habitas fugaz la eternidad surge la poesía transparente de Juan Peña, la destilada limpieza de poemas como este Batihoja, que sintetiza el sentido y el tono de este libro admirable:
La odiosa sensación de haber sido llevado entre inmundicias,de sentirte arrastrado, indigno, miserable,cobarde, malicioso.Y la necesidad de hacer con todo esouna lámina de oro.
Santos Domínguez