Revista Libros
Juan Rulfo.Obra.Fundación Juan Rulfo. Editorial RM.Barcelona, 2017.
Para cerrar el año del centenario del nacimiento de Juan Rulfo, uno de los narradores imprescindibles del siglo XX en español, una edición única recoge la totalidad de su obra narrativa en un volumen cuidado por la Fundación Juan Rulfo, que ha fijado los textos definitivos, espléndidamente editados por la Editorial RM.
Están aquí los diecisiete cuentos intensos e imprescindibles de El Llano en llamas, que inauguraron un territorio literario inconfundible y un nuevo tono narrativo, intermedio en su estilización entre lo coloquial y lo poético, para elevar lo regional al nivel de la tragedia griega.
Un territorio inhóspito que dos años después, en 1955, daría cabida a su novela Pedro Páramo, habitada por un coro de voces y sombras que sirven de fondo a la bajada a los infiernos de Juan Preciado, el narrador que habla en el comienzo memorable: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.”
Todo desmiente en esta novela la fama de creador intuitivo que injustamente le atribuyó a Rulfo una parte de la crítica. Todo está medido en ella: desde la estructura caleidoscópica -aparentemente anárquica- que traba la novela y sostiene su construcción en una meticulosa organización circular, hasta el nombre del pueblo –que evoca el de la sartén sobre las brasas- o los nombres simbólicos de los personajes, habitantes de un territorio intermedio entre la vida y la muerte, de un espacio vacío y calcinado en un tiempo que es el de la ucronía, el no-tiempo del mito.
Y finalmente, el guión de El gallo de oro, que con el trasfondo del mundo de las peleas de gallos, las ferias y los palenques, las apuestas y las mesas de juego, explora un mundo emparentado con el universo de Rulfo: un mundo en el que están presentes la venganza y el poder, el destino trágico y la autodestrucción, y en el que la figura femenina protagonista recuerda en su inaccesibilidad a Susana San Juan.
Decía el crítico Chris Powell que “se puede leer la breve pero densa obra de Rulfo en un par de días, aunque eso sólo significa dar el primer paso dentro de un territorio todavía por conocer. Su exploración es uno de los viajes más extraordinarios de la literatura.”
Lo advirtió el propio Rulfo cuando decía que hasta después de tres o cuatro lecturas no se entendía Pedro Páramo, una novela inagotable cuya brevedad engañosa es otro de los espejismos de la obra.
Santos Domínguez