La crisis económica es el tapiz sobre el que se proyecta esta historia
Juan Torregrosa Pisonero abandona la distopía que caracterizó "Ocaso en Shangai", su novela anterior, para presentar una foto fija del momento en que a los Aristegui -apellido familiar que da título al relato- les estalla en sus propias narices la crisis económica gestada en España durante los años finales de la primera década de este siglo. Estamos en el mes de diciembre de 2011 con toda la familia Aristegui reunida junto con los amigos mas allegados para despedir en su funeral al patriarca y generador del imperio económico familiar.La accion se concentra en muy pocas horas del día 3 de dicho mes; en concreto, 7 horas y 39 minutos, desde las 10:31 de la mañana (¡es curioso este afán del autor por esta precisión de cronómetro!) hasta las 6:10 de la tarde. Durante este corto período de tiempo conoceremos la problemática personal, situación económica, afanes y proyectos de los hijos, nietos, amigos, colaboradores y hasta el de algún acreedor de esta familia Aristegui elevada a las alturas de prosperidad económica por el fallecido, don Manuel Aristegui.La técnicaTorregrosa presenta esta historia a través de la técnica de la focalización multiple o pluriperspectivismo. A través de ella logra sobrepasar la verosimilitud exigible a cualquier relato y despertar en la mente del lector la sensación de certeza y verismo. ¿Está contando el autor hechos realmentes acaecidos? No lo creo sensu stricto, pero ya se sabe que los novelistas utilizan en sus relatos cortes y retazos vividos, leidos u oídos que con maestría fusionan en una buena historia como esta que, gracias al oficio cada vez mayor de Juan Torregrosa, casi se convierte en un docudrama de lo acaecido a muchas familias españolas de buen vivir y buen pasar económico con la llegada de la crisis.Otro de los recursos interesantes en este relato es la presentacion alternante -una especie de contrapunto- del mundo interior de los personajes durante el funeral (sus recuerdos, y pensamientos) y el resonar del texto liturgico y palabras del oficiante que como una melodía muchas veces oída aparece y desaparece de nuestra conciencia. Por último el autor hace un uso sabio, elegante y comedido de la tecnica de la elisión consiguiendo elevar literariamente el relato en algunos momentos.Los personajes Son fundamentalmente arquetipos, razón por la que pueden tener parangón con muchos de la sociedad real. Así, Fernando Aristegui, es el fracasado que intenta remontar el vuelo con técnicas de engaño y embaucamiento que al no tener éxito le ocasionarán serios problemas; su hijo Guillermo es una especie de replicante del padre: sus acciones son de su total agrado por lo que éste sabe que podrá marchar tranquilo; el abuelo fallecido, Manuel Aristegui, es el empresario que bajo el franquismo acumuló un dineral pero que por falta de preparación y de cabeza lo perdió todo; Helena Blanc es la mujer que quiere realizarse a través de su profesión y por ello una vez criados los hijos abandona a su marido; etc., etc. Luego, aunque los presente con nombre propio, hay algunos que vienen a representar a un colectivo: los jóvenes, las mujeres, los hombres. Así sucede con el nieto Marcos Ferrer en quien se visibiliza a unos jóvenes que sólo piensan en porros, fiesta y bebida
"necesitaba unas cervezas. Unas risas. Un porro. Definitivamente él no pertenecia a ese mundo ni a esos Aristegui.Unas cervecitas y unas risas, eso era todo lo que pedía", (pág.95)Juan Cobos es el hombre en quien se visualiza a muchos hombres triunfadores venidos a menos por culpa de la crisis; el autor se sirve de su figura para revisar la actitud de las mujeres e hijos de este tipo de personas
"viendo la cara seria de Iñaki Bengoechea mirando al párroco, se acordó de que el amigo vasco había tenido que vender su chalet de Mallorca para pagar no sabía qué deuda. Jorge de la Rúa también estaba ahí, en ese banco, mirando callado y seguramente mortificándose por la histérica de su mujer y los gilipollas de sus hijos, todos ellos con problemas de drogas", (pág. 114).Si a Juan Cobos lo utiliza el autor para hacer patente la problemática de la crisis entre los hombres de esta pudiente pero ágrafa clase, esta radiografía no quedaría completa sin ubicar dentro de ella a las mujeres. Y para cumplir esta función está Verónica Puig, mujer deseada por todos los hombres y que pese a su belleza está insatisfecha consigo misma. Si a esto unimos la escena escatológica en que la vemos durante el relato concluimos el largo hiato existente entre hombres y mujeres. Los primeros sólo quieren 'follárselas' (sic); las segundas, mantener su estatus a través de su proverbial prudencia haciendo uso de sus armas de mujer:
"Esa era la amenaza de las mujeres en el siglo XXI, matarles a insultos. No con un divorcio o huelgas de sexo, no; ahora la estrategia era hablar sin parar hasta que los maridos reventaran", (pág. 116)Como ya sucedió en "Ocaso en Shangai" la novela sorprende gratamente por la manera de presentar el desenlace final que se va intuyendo a lo largo del relato. Aparece en este momento el Torregrosa más conocido por el lector, el amante y cultivador de los filmes distopicos de anticipación como ya mostrara en su anterior relato. Si allí "Blade Runner" yacia al fondo, en "El funeral de los Aristegui" aparecen "Encuentros en la tercera fase" y "Matrix". La idea del mundo como representación que se plasma en este último film es la que sostiene esta resolución. Antes de producirse, el autor, a modo de resumen, presenta una especie de sintesis de lo sucedido:
"Su cuerpo está en Madrid pero sus ojos navegan en mundos inexistentes, mundos virtuales dentro de un univeros creado por millones de mentes compartidas, toda la humanidad soñando en digital. Quizás esa haya sido la evolución de la familia, del realismo del abuelo y la Guerra Civil a la fantasía imaginaria del nieto. O quizás no, quizás incluso el abuelo vivía también en una fantasía. Quizás toda la familia siempre vivió en la locura de su propia imaginación y todos acabarán locos, seniles, viviendo en mundos creados por su propio egoísmo. Mundos perfectamente adaptados a ellos; mundos sin gente, mundos desconectados." (pág. 144)También, al igual que el cine, Juan toca la novela de anticipación, género que domina y que maneja con maestría. Pero sin lugar a dudas, al igual que sucedía en "Ocaso...", aunque aquí de manera no tan expresa, el fondo literario en que el autor se reconocees "El lobo estepario" de Herman Hesse.Tema y motivos.Sin lugar a dudas el tema principal es el de la decadencia. La decadencia de un imperio económico y por extensión otras decadencias: la vejez, la muerte, la pérdida de afectos, la perdida de valores... De estos últimos, quizás sea el de la vejez, el del acabamiento de la vida el que surque transversalmente toda la novela..También, en los soliloquios mantenidos por los personajes, van surgiendo un sinfín de asuntos como subtemas o motivos secundarios. De todos ellos, hay dos que en mi opinión se imponen sobre los demás: uno es el de la religión y su repetitiva liturgia; el otro, es la importancia conferida a los coches en este mundo de clase alta cual si ellos fueran la plasmación del éxito alcanzado por cada persona. Es impresionante el número y tipos de vehículos a motor que se citan, desde el majestuoso Bentley hasta el humilde Smart, pasando por BMW, Santana, Toyota, Land Rover..y tantos y tantos otros.
La ediciónLa novela está muy bien presentada por Ediciones Oblicuas, que la incluye con el número 72 dentro de la colección Alejandría Narrativa. Tiene 161 págs. y se vende al precio de 14€. Además en esta ocasión la distribución es buena y se puede adquirir en muchas librerías físicas y también, en formato papel, a través de Amazón.
Sólo me cabe poner un pequeño "pero" (los profesores, ya se sabe, siempre poniendo 'peguitas') a esta estupenda edición: esporádicamente (págs. 44, 46, 56, 78, 116...) aparece en la narración un uso incorrecto -por hipercorrección, seguramente- de las formas átonas pronominales. Estoy convencido de que el motivo no es otro que el de la veloz corrección de las pruebas de imprenta (¡en este mundo todo lo estamos haciendo siempre a la carrera, y seguramente ya ni se presentan las galeradas al autor para su revisión!). Pero este "pero" es absolutamente menor y no rebaja para nada el nivel de este relato que cabe calificar de interesante, arriesgado y con seguridad, exitoso.