Angelo Roncalli fue un sumo pontífice de la iglesia católica, mejor conocido como Juan XXIII vivió su vida rodeada de misterios, en el libro llamado "las profecías del papa Juan XXIII" escrito por el italiano Pier Carpi podrás leer en sus líneas sucesos de la vida de Angelo que te dejarán asombrado, pues en el se menciona que en el año de 1935, fue iniciado en la masonería e incluso otros investigadores comentan que también se inició en la orden Rosacruz y en la Sociedad de los Íntimos.
Era conocido como el papa bueno, dado a su gran personalidad y a su gran labor papal, pero esto no es por lo que más se le conoce, sino porque según su secretario, el habló directamente con un extraterrestre...
Se dice que este hecho ocurrió una noche de Julio de 1961, Juan XXIII se encontraba caminando junto con su secretario en los jardines de la estancia vaticana de Castell gandolfo. Minutos después de estar caminando, se narra que tanto el papa como el secretario, observaron en el cielo una nave con forma ovalada, bastante luminosa y se podían distinguir los colores rojo, azul y ámbar, duró pendida en el aire unos minutos, para posteriormente aterrizar en los jardines de citado lugar...
Según contó el secretario, de la nave descendió un extraño ser con forma humanoide, orejas alargadas y rodeado de un aura dorada, ambos se arrodillaron ante el y comenzaron a rezar, pues creyeron que se trataba de algo celestial...
Minutos después, su santidad decidió acercarse a la criatura y entablaron un dialogo que duró aproximadamente 20 minutos y una vez terminada dicha conversación, el papa Juan XXIII se acercó a su secretario y le dio el siguiente mensaje: "Los hijos de Dios están en todas partes, algunas veces tenemos dificultad en reconocer a nuestros propios hermanos".
Muchos dicen el papa Jamás reveló lo que platicó con aquel ser, pero hay quienes aseguran que se hizo una reunión en el vaticano, donde incluso estuvieron presentes los líderes mundiales de aquella época, para hacerles saber el tan famoso mensaje.
Loris Francesco Capovilla, su secretario, mencionó también que tiempo después, en las caminatas que hacia junto al papa, ambos observaban hacia el cielo, pero no veían nada, un día su santidad le pidió que no lo acompañara durante sus caminatas, y a la hora de regresar, en su semblante se notaba que había vuelto a tener un contacto extraterrestre...