Una pequeña y desvencijada silla de madera, un teclado al frente del escenario y música de fondo de esa que hace que tus caderas ardan lenta y deliciosamente -Al Green y esas movidas, ¡ya tú sabes hermano!- fue la escena que me encontré al entrar a la sala Egolive el pasado sábado 13 de diciembre. Una escena con la que uno puede adivinar que se va a encontrar con algo especial. Con algo a sabor clásico.
Lo siento muchísimo, pero ya anticipamos que este Blog no va a ser el sitio donde leer de pe a pa la biografía de nuestro protagonista Juan Zelada, pues para ello tenéis su interesante web personal, pero lo que sí vamos a hacer es mencionar y destacar así de primeras el elevadísimo gusto musical que demuestra tener este tipo. Ya que si entre tus artistas favoritos se encuentran por ejemplo tres blanquitos como Billy Joel, James Taylor, Paul Simon y tres negritos como Ray Charles, Stevie Wonder y Doctor John -¡Ah no, disculpas!- pues como que es un dato que te aporta cierta tranquilidad y seguridad a la hora de decidir guapearte en la medida de lo posible, agarrar la cámara y, paraguas en mano, salir de casa y recorrerte a pata toda la ciudad mientras llueve sólo para ir a verle. Y no pasa ni media, créanme amigos, porque la música de Juan Zelada es de esas que consiguen reconfortarte por dentro y que olvides durante un ratito esa nimia pero a la vez agotadora lluvia que nos llevaba tiñendo de gris las calles durante todo el santo día…
Hablando a las claras, la velada de Juan Zelada fue toda una declaración de intenciones. Una medida y sentida carta de presentación de su obra hasta el momento. A lo largo del recital, intercalados con chupitos de algún brebaje espirituoso, sonaron desde su primer sencillo “Breakfast In Spitalfields” -perteneciente a su debut en 2012 'High Ceilings & Collarbones' -la etapa británica con la prestigiosa Decca- hasta su última propuesta titulada “Dreaming Away” –que estará incluída en su siguiente álbum 'Back On Track' en 2015 con la Muwom de Carlos Jean-, pasando por esos guiños al Soul y al Blues de toda la vida con "Lean On Me*", “Nobody Knows When You´re Down & Out”...
Solamente con escuchar los primeros compases de la noche uno se puede atrever a decir sin ambages que en las manos de Juan Zelada la música negra patria está a buen recaudo. Viva. En sus composiciones propias hay única y exclusivamente Soul-Pop de altos vuelos y de una variedad cromática y estilística inimaginable pues canción a canción se iban abriendo espacios nuevos para el Jazz y el enérgico sonido Nueva Orleans -“Boat Out”- para el R´n´B más honesto -“The Blues Remains”-, para los flirteos Reggae –“What Do I Know”- e incluso para relatos al desnudo –“The Boy With The Television On” y "Foreigner". Es decir, un repasito musical de los de quitarse el sombrero.Si la capacidad compositiva, interpretativa y la presencia de Zelada quedó fuera de toda duda a las primeras de cambio, de la banda podemos decir otro tanto de lo mismo. Sergio Fernández al bajo de cinco cuerdas, Javier Gómez Pacheco a la batería y Carlos Murillo a las guitarras -y a los teclados un ratejo- dieron el callo en todas y cada una de las canciones con una profesionalidad y unas maneras que tristemente nos abundan por estos lares. Tanto, que pensábamos que la banda era de fuera... Con eso se dice todo. Para el recuerdo queda un par de joyitas: “Silent Room” y “Foolish Love”.La primera consiguió, con su toque intimista y recogido, suavizar y bajar las pulsaciones de la noche. Juan Zelada se echaba al hombro su guitarra acústica para zocatos y daba otro giro de tuerca al repertorio acercándose a las sencillas posturas de Damien Rice o Glen Hansard. Una canción sentida, de esas que tienen silencios que te llenan el alma… La pena es que el público acodado en la barra no cerrara la boca un rato.La segunda viraba hacia rincones más moviditos y servía para que el notable público lo gozara bailando. La banda se empleaba a fondo y el teclado, tocado con el -no quiero risas- culete, soltaba volutas de órgano Hammond que se desperdigaban por el aire. El ritmo, las guitarras y la energía compacta recordaba mucho a lo que en su día hacían bandas americanas como Grand Funk o los más moderados Doobie Brothers. Vamos, bandas a las que les asustaba una barbaridad tocar en directo ¿sabes?
Entre temazos, fotos y apuntes la noche se nos pasó volando. A la salida de la sala acabamos totalmente convencidos de una cosa: la propuesta musical de Juan Zelada tendrá su tirón porque hunde sus raíces en lo auténtico y verdadero para crecer hacia arriba. Prueba de ello es que en pleno siglo XXI, donde lo estético y lo fluorescente predomina por encima de todo, artistas tan dispares pero de corte clásico como Jamie Cullum, Bruno Mars, Mark Ronson o John Legend venden mucho y bien. Afortunados ellos y nosotros. Pero también, y precisamente por los tiempos en que vivimos, no pudimos evitar cierto resquemor o miedo a que la verdadera esencia musical de este artista pueda algún día caer en malas manos y verse enmascarada por clichés sonoros o diluída en un mar de beats electro-comercialoides sin sentido… Y es que las cosas buenas hay que mimarlas.
SETLIST:-Back On Track.-Work It Out.-Breakfast In Spitalfields.-You Fall Behind.-Start Over.-The Blues Remain.-Silent Room.-What Is It With You?.-Train To mexico.-Long Way Round.-Dreaming Away.-Foolish Love.-Foreigner.-What Do I Know.
-Boat Out.-Don´t You Hold Me Down.
* Chivatazos del gran Borja Montero.