Revista Baloncesto

Juana Molina: "Me encanta que Itziar Ariztimuño me quite minutos"

Publicado el 02 marzo 2019 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Cronómetro de Récords entrevista a la base del Gernika en la Copa de la Reina de Vitoria

Juana Molina: encanta Itziar Ariztimuño quite minutos

Juana Molina tras el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords. 


Toni Delgado / Vitoria 

Muchas veces los titulares de una entrevista son frases cogidas con pinzas y sin importancia que buscan el interés rápido y no definen a la persona. Por lo que me cuentan quienes la conocen desde hace muchos, el titular de esta conversación con Juana Molina (Manzanares, Ciudad Real, 1991) sí retrata cómo es de generosa y atenta la base del Gernika. Juana Molina se está recuperando de una rotura de la plastia del cruzado anterior y del menisco interno y un esguince colateral interno. La base ha sufrido y disfrutado desde el banquillo de la victoria por 83-70 ante el CD Ibaeta en la Copa de la Reina de Vitoria.
—¿Serías capaz de hacer ya una entrevista en euskera? [Se ríe]. Todavía no. Estoy estudiando. Un poquito sé y espero ir mejorando. —¿Tu profesora en el equipo sigue siendo Naira Díez? Por supuesto. Itzi también sabe bastante. En el grupo hablamos en inglés.  —Naiara Díez tiene genes de capitana. Hace un trabajo que muchas veces es invisible para las estadísticas. Hoy no ha jugado nada en la primera parte y ha salido y ha metido dos triples en un momento clave. No sólo son esos dos triples. Hay más: su carácter. Naira Díez es el elemento fundamente del Gernika. —¿Cómo has intentado ayudar al grupo desde el banquillo?Para mí está siendo una Copa muy dura porque no puedo aportar en la cancha. Creo que el grupo va solo y no hace que aporte  demasiado, pero sí que quiero contribuir a que nos apoyemos todas.  —¿Cómo te ha cuidado el grupo y cómo lo has cuidado tú durante este tiempo? Me he sentido muy arropada por el equipo, la afición, Genrika y el club. Me llega su cariño. Al final, una da lo que recibe. He intentado estar cerca del equipo dentro de mis posibilidades, aunque no pude viajar a Galatasaray para animar. Me gusta que mis compañeras se sientan bien, queridas... Quiero que nos arropemos y seamos un equipo.  —¿Por qué escaleras has subido hoy?[Risas]. Por las de aquella esquina. He estado entrenándome.  Cada día es uno menos para volver. Estoy muy contenta de que la rodilla me responda. Eso sí, siento mucha envidia de mis compañeras, que sí pueden contribuir en la pista. —Entiendo que estás en la última fase antes de volver a las pistas, que era carrera y apoyos en la pista. Es cierto que voy muy rápido. A veces, incluso me asusto. En teoría, a los tres meses se suele empezar a correr y llevo dos meses y 10 días. Estoy ganando masa muscular, ya que he perdido hasta cinco centímetros. Necesito recuperarla para proteger el ligamento. Espero poder correr en diez días. También para mi mente tocar un balón y estar en pista es básico. —¿Has dejado de tocarlo durante este tiempo?No, pero mucho menos de lo que me gustaría. Todo lo que pueda hacer en cancha, como una sentadilla, con balón, será mucho mejor. Mi vida es el baloncesto. He hecho mis tirillos... Más que por entrenarme, para quitarme un poco el mono. —Eres trabajadora social y estabas estudiando un máster. Lo acabé: era sobre violencia de género e igualdad. —¿Te presentarás a oposiciones? De momento no tengo eso en la cabeza. Para presentarme a una oposición necesito saber euskera y estoy en ello. Aunque ahora estoy, sobre todo, centrada en mi rodilla. Siempre que tengo tiempo voy de voluntaria con asociaciones que luchen contra la violencia de género. Ayudo en lo que puedo. —No soy muy objetivo porque, como tú, estoy enamorado de Euskadi... Los vascos y las vascas ofrecen cercanía y te permiten mostrarte como eres desde el principio. La afición del Gernika ha animado al pabellón y a todos los equipos. En Euskadi la gente es increíble, se vive genial... Llegué hace siete años y me enamoré de esa tierra y de sus personas. Me faltarían elogios.  —Te fuiste de casa con 15 años. Fue una decisión un poco difícil: hice mi particular Segle XXI. Me marché a Albacete, lejos de mi familia y amistades. Creo que, poco a poco, he ido labrándome un camino distinto, y aquí estoy. Soy una persona agradecida al baloncesto por todo lo que me ha dado. Los palos, como esta lesión, también son grandes lecciones. —Ayer a Anna Gómez se le quedó corto un tiro que podría haber forzado la prórroga ante el Uni Girona. Se fue desolada y al cabo de 10 minutos ya estaba mucho más animada. ¿Qué te enseñó una persona con esa fortaleza mental?La temporada pasada compartí vestuario con Anna Gómez. En los playoffs contra el Uni Ferrol tuve dos tiros libres para empatar el partido, pero los fallé fuera de tiempo y nos eliminaron. Es un aprendizaje duro, te hunde. Cuando crees que has aprendido, vuelves a recordar esos tiros libres. Supongo que Anna Gómez habrá rememorado esa canasta... Pero, como digo, lo bonito del deporte es que también te enseña muchas cosas en la vida. Para mí el baloncesto te lo da todo. —Y te regala que una recién llegada como Courtney Williams te meta 29 puntos. Incluso ya ha conectado con la grada. Es una jugadora espectacular. ¡Llegó el lunes! Creo que Courtney Williams nos va ayudar mucho. Hemos tenido cambios raros: mi lesión y la de Jazz Gwathmey, la marcha de Blake Dietrick... El equipo estaba un poco mermado y necesitaba un aire fresco. Y ése ha sido Courtney Williams.   —Tenéis jugadoras de muchas nacionalidades y sois un equipo. Las nuevas se adaptan rápido.  Todas somos, como se suele decir vulgarmente, de nuestro padre y de nuestra madre, pero tenemos que pensar en plural.  Este año tenemos suerte: disponemos de excelentes personas que son, incluso, mejores personas. Pienso que es la clave de la gran temporada del Gernika. —Siempre se destaca a las jugadoras que juegan riéndose, Itziar Ariztimuño no lo hace, pero sí fuera. Entiendo que os transmite una energía y alegría... [Se ríe]. No sé si hablar mucho de ella porque es mi ojito derecho. Itzi es una persona... Ni tan siquiera me salen las palabras. Es muy alegre, muy trabajadora. Se lo merece todo. Me encanta que Itziar Ariztimuño me quite minutos. Le deseo lo mejor. Me emociono y todo. —¡Te alegras de que te quite minutos! Sí, sí... [Se emociona]. 


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