Hablar de Juanjo Oliva es hablar de magia en las manos, de sutileza en las formas y de un magistral uso del color. Puedo decir, con conocimiento de causa, que tener el honor de vestir una de sus piezas es una experiencia que te transforma como mujer. Es aprender a apreciar la importancia de las caídas de las telas, de comprender que el movimiento no sólo ha de ser el nuestro y de sentir como el tono de una prenda puede jugar plenamente a nuestro favor.Siento admiración por una persona que, aún a sabiendas de su bienhacer, hace gala de una sencillez exquisita. Sólo los grandes se permiten el lujo de la humildad, son los mediocres los que abanderan la presunción.En un tiempo en el que parece querer perderse ese halo femenino de misterio, la elegancia de una fémina sin artificios, este diseñador busca salirse del patrón y devolvernos luz a nuestras miradas porque, no se debe renunciar a las bazas con las que se juega. Vestirse de Juanjo Oliva es vestirse de mujer.
¿Qué os parece el diseñador? ¿Os gusta su estilo?