Muchos medios informativos resaltan insistentemente la condición de judío del exdirector-gerente del FMI, Dominique Strauss- Kahn, dirigente socialista francés acusado en Nueva York de intento de violación, pero no hacen referencia a la misma condición del genio de Bob Dylan, que acaba de cumplir 70 años.
Los nazis, los antisemitas y los islamofascistas de izquierdas y derechas usan el caso Strauss-Khan tratando de extrapolar hacia todos los judíos un acto exclusivamente personal.
Y evitan reseñar el origen judío de tantas personalidades que destacan en todos los ámbitos científicos y socioculturales, desde la medicina o la física hasta la literatura o la filosofía.
Como en la poesía y la música de Robert Allen Zimmerman, nombre artístico Bob Dylan, el Genio de Minnesota.
La envidia crea el odio que sufren los menos de 15 millones de judíos actuales, incluyendo los que viven en Israel, que enriquecen tanto nuestro presente, como hicieron sus antepasados, como harán en el futuro.
Siendo el 0,2 por ciento de la población del planeta, representan el 54 por ciento de los campeones mundiales de ajedrez, el 27 por ciento de los Nobel de física o el 31 de los de medicina. En total, 179 premios Nobel; España, siete.
Son, además, el 37 por ciento de los directores de cine con Oscar, el 51 de los premios Pulitzer de no ficción, y el 31 de los grandes filántropos internacionales.
Ahora, el presidente Sarkozy, de madre judía sefardita, aunque católico, ha invitado al Eliseo a los revolucionarios creadores de los sistemas de comunicación y redes sociales que mueven nuestro mundo, como Google, Facebook o Amazon: prácticamente todos ellos son judíos.
Son la vanguardia de la civilización, y merecen nuestras admirativas gracias. Empecemos dándoselas, al llegar a septuagenario, al excelso y perenne Dylan.
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