Un tribunal en Turín ha condenado a tres directivos de Google a causa de un video que fue colgado en Youtube, y en el que cuatro individuos en un centro educativo se burlaban y agredían a un compañero autista. En el video, el resto de la clase permanecía impasible.
Youtube retiró el video y la acusación particular se dio por satisfecha, pero no así las autoridades italianas, que continuaron con la demanda. En un país donde los escándalos de sus dirigentes están a al orden del día, un ataque así contra Google sólo viene a confirmar la presión que los gobiernos pretenden ejercer sobre un medio de comunicación capaz de movilizar la acción ciudadana. Google avisa que "ellos ni colgaron, ni filmaron, ni revisaron el vídeo".
Está acción solo está destinada a matar al mensajero, pues el autor del video, que fue detenido gracias a la colaboración de Google, sólo ha sido condenado a diez meses de trabajos a la comunidad. Entonces ¿qué pretenden condenar estos jueces? ¿el hecho de la vejación o demostrar que tienen poder para salirse con la suya?
Si en vez de video hubieran hecho fotos y las hubieran pegado en una farola ¿sería culpa del ayuntamiento propietario y del fabricante del mobiliario urbano? Si un energúmeno coge un cuchillo de cocina y mata a otra persona ¿sería culpable el fabricante del cuchillo o el que acuchilla?
Siguiendo esta lógica demoledora, condenar a Google por esto, abriría las puertas para condenar a los fabricantes de armas por todos los asesinatos y guerras habidos y por haber sobre el planeta.
Todos somos sospechosos para los poderosos.
www.alfonsovazquez.comciberantropólogo