juego de capitanes
CAPITÁN PHILLIPS
data: http://www.imdb.com/title/tt1535109
Anotemos algunos rasgos del estilo Greengrass: cámara inquieta, look de falso documental, la tensión permanente por la acción física de los protagonistas, confrontación dinámica de personajes con intereses contrapuestos, claroscuros (no es fácil ponerse del lado de alguno de los protagonistas), lucha constante en agonía, agitación y respiración entrecortada, descripción de la naturaleza feroz del ser humano.
Algunas de estas características las vimos en otras películas de Paul Greengrass: en “Vuelo 93”, en la Trilogía Bourne, en “Green Zone”. “Capitán Phillips” replica este estilo particular de contarnos una historia como si fuéramos observadores de la acción, en el lugar del hecho. Pero esta película es además un ejercicio de estilo: un juego de capitanes. El filme es algo más que el secuestro de un barco mercante por piratas somalíes. Es un análisis sobre el peso de la decisión de una serie de líderes (todos capitanes) que deben decidir en situaciones anormales, imprevisibles, con poca información, en escaso tiempo y sin posibilidad alguna de revisión.
Greengrass se toma un momento para mostrarnos imágenes previas a la acción, en la intimidad, de los hombres que comandarán el grupo: el Capitán Phillips, bañándose y afeitándose; Muse, el capitán de los piratas somalíes, durmiendo antes de emprender la acción; la misma acción de verse en el espejo, del comandante del grupo táctico que intenta rescatar a Phillips de sus captores. En todos los casos vemos la tensión del momento previo, el peso que cae en los hombros de quien comanda y debe cargar con el peso absoluto de sus decisiones.
Los momentos previos no sólo acentúa el estilo de documental que caracteriza a Greengrass. Nos revela la tensión del mando, porque cada personaje sabe, intuye, proyecta, lo que viene. En ellos recae toda la responsabilidad por la decisión a tomar; los otros siguen órdenes, ellos son los responsables de dictarlas y estimar el éxito o fracaso de esa estrategia. Como vemos en la resolución del caso, el resultado se define en centésimas de segundo, con un margen de error de un milímetro. Hay que tomar la decisión sin titubear aunque el azar que implica sólo lo entiende plenamente aquel que ostenta las insignias del mando.
“Capitán Phillips” confronta tres estilos de mando: dos americanos, uno somalí; dos profesionales, uno amateur. Esto define la contienda. Hay una especie de manipulación paternalista del Capitán Phillips a Muse, el pirata. Lo va guiando, con el propósito de achicar la pérdida de la irrupción en su nave mercante, pero a la vez le enseña la responsabilidad que tiene sobre la vida de sus hombres. En algún momento, implícitamente, se comparan decisiones. Y Muse sabe que ha tomado una decisión incorrecta: seguir ese barco y subirse; una vez subido, no haberse llevado los treinta mil dólares de la caja fuerte y regresar a su aldea. Phillips le ha abierto puertas para que Muse salga por ellas; él decidió no tomar ninguno de los atajos que se ofrecieron. Eso marca también la debilidad de un líder.
Hay una síntesis perfecta de esos mundos enfrentados (el subdesarrollo y la potencia mundial) en un solo diálogo cuando Phillips increpa a Muse, el pirata con: “Tiene que haber algo más que ser pescador o secuestrar personas…”. “Tal vez en América, Irlanda, tal vez en América…” le contesta, con certera precisión, Muse.
Desde el punto de vista del guión, llama la atención la poca participación que adquiere la familia de Phillips. Podría no estar al principio y sería lo mismo. La presencia del grupo familiar del Capitán Phillips está presente en la nota que escribe a las apuradas, cuando cree que va a morir, y en la conmovedora escena final del hombre en shock, en la enfermería. Toda la tensión acumulada en dos horas de película, explotan en esos momentos finales.
Como gemas brillando en la trama, dos composiciones monumentales, decisivas: la de Tom Hanks, como Phillips; la de Barkhad Abdi como el pirata Muse.
Mañana, las mejores frases.