Revista Comunicación
Juego de Tronos 4x04. Guardajuramentos
Publicado el 07 mayo 2014 por Amaya Muñoz Azanza @AmayaMAzanza«Hay tres esclavos en esta ciudad por cada Amo. Nadie les dará su la libertad, hermanos. Si la quieren, deben tomarla». Las inspiradoras palabras de Gusano Gris se convierten en proclama del levantamiento de los esclavos de Meereen, que finalmente se unen y se alzan contra sus amos. No debe haber nada peor para un dueño de esclavos que ver las palabras “Matar a los Amos” escritas en un muro, justo antes de ser emboscado por su propia horda de esclavos equipados con espadas y cuchillos (introducidos en la ciudad por los instigadores de la revuelta). Daenerys ha mostrado su verdadero modo de gobernar probando que no ofrecerá piedad a aquellos que lo que merecen es venganza. “Responderé a las injusticias con justicia”, ha dicho, en una de sus mejores líneas en lo que lleva de serie, justo antes de crucificar a 163 dueños de esclavos de Meereen, tantos como niños esclavos crucificados encontraron en su camino hacia la ciudad. Una prueba de que Dany no necesita de dragones para inspirar temor. Olenna Tyrell ha estado particularmente espectacular en este capítulo, no solo por el hecho de descubrir que participaba en la conspiración del asesinato del rey Joffrey, sino por la conversación que mantiene con su nieta. La Reina de las Espinas se va de Desembarco del Rey, sin duda la echaremos de menos. Margaery efectivamente ha heredado el brillante carácter manipulador de su abuela. Me alegra que en la visita nocturna que ha realizado a Tommen no haya intentado seducir al muchacho. Hubiera sido una escena increíblemente incómoda, rozando la pedofilia. Afortunadamente ha acabado de forma amable. Otra gran secuencia que nos han regalado esta semana es la de Meñique confesando a una confundida Sansa, en el barco que les conduce a Nido de Águilas, su participación (y de paso la de la de propia Sansa) en el reciente regicio. Realmente un hombre sin un motivo para cometer un asesinato es un hombre del que nadie sospecha. No puedo adorar más a este personaje a pesar de lo retorcido…o quizás por lo retorcido que es. El principal foco de interés tras la polémica de la semana pasada era el reencuentro de Cersei y Jaime. La conversación pronto deriva hacia los supuestos responsables de la muerte de Joffrey, esa distracción creada de la que ha hablado anteriormente Olenna Tyrell. La Reina Regente quiere a Tyron y Sansa muertos y desea que Jaime sea el hombre que mate por ella, tal y como vimos en el primer episodio de la serie. Jaime ha ido finalmente a visitar a su hermano a los calabozos, en una escena que ha estado magníficamente escrita, tratando el tema del incesto con cierta naturalidad, a pesar de las reticencias de Jaime. Empiezo a entender, de alguna manera, por qué los directores decidieron introducir la escena de sexo (o violación, que les ha parecido a muchos) en el Septo. Sin ella la redención de Jaime sería casi completa. Demasiado increíble. Hemos visto como se ha puesto del lado de su hermano contra Cersei, yendo contra sus órdenes y pidiendo a Brienne que proteja a Sansa, dándole su propia espada, a la que la dama de Tarth bautiza como “Guardajuramentos” (dando de paso título al capítulo) y sacando a Podrick de Desembarco del Rey. Estos actos heroicos hacen de Jaime un personaje demasiado bueno para ser cierto. En el Muro, más concretamente en el Castillo Negro, Jon Nieve intenta adiestrar a los novatos pero Alliser Thorne le recuerda que es un simple mayordomo y que la instrucción de soldados no le corresponde. Vemos también a Jon interactuar con uno de los nuevos reclutas, Locke, que trae una hoja de ruta escrita por Roose Bolton para acabar con los Stark. Thorne y Slynt por su lado tienen su propia agenda para deshacerse del bastardo Nieve. La idea es mandar a Jon, acompañado de voluntarios, a una misión suicida para tomar el Torreón de Craster y matar a sus hermanos insurrectos antes de que puedan dar información sobre sus defensas a los salvajes. Bran, Hodor, Jojen y Meera quedan en una terrible situación al final del episodio. Capturados por Karl y sus antiguos hermanos de la Guardia de la Noche. Bran se ha visto obligado a revelar su identidad a Karl para proteger a Meera y Jojen. Las cosas van a ponerse realmente feas cuando Jon Nieve y sus hermanos lleguen al Torreón de Craster. Una cosa es beber vino directamente de la calavera de tu anterior comandante, cuya muerte has causado directamente, pero ¿abofetear a un chiquillo inválido?, demasiado. Los últimos minutos del episodio han sido una extraña mezcla de miedo, confusión, y profunda preocupación. ¿Qué están haciendo los Caminantes Blancos con los bebés?, ¿quién es la versión azul de Darth Maul?, ¿por qué las uñas largas y sucias? Esos treinta segundos finales han sido, quizás, lo más desconcertante de lo que llevamos de serie. Un último pensamiento, o petición si lo preferís. Quienquiera que haya apuñalado a Hodor merece ser brutalmente asesinado de inmediato. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo?
«Hay tres esclavos en esta ciudad por cada Amo. Nadie les dará su la libertad, hermanos. Si la quieren, deben tomarla». Las inspiradoras palabras de Gusano Gris se convierten en proclama del levantamiento de los esclavos de Meereen, que finalmente se unen y se alzan contra sus amos. No debe haber nada peor para un dueño de esclavos que ver las palabras “Matar a los Amos” escritas en un muro, justo antes de ser emboscado por su propia horda de esclavos equipados con espadas y cuchillos (introducidos en la ciudad por los instigadores de la revuelta). Daenerys ha mostrado su verdadero modo de gobernar probando que no ofrecerá piedad a aquellos que lo que merecen es venganza. “Responderé a las injusticias con justicia”, ha dicho, en una de sus mejores líneas en lo que lleva de serie, justo antes de crucificar a 163 dueños de esclavos de Meereen, tantos como niños esclavos crucificados encontraron en su camino hacia la ciudad. Una prueba de que Dany no necesita de dragones para inspirar temor. Olenna Tyrell ha estado particularmente espectacular en este capítulo, no solo por el hecho de descubrir que participaba en la conspiración del asesinato del rey Joffrey, sino por la conversación que mantiene con su nieta. La Reina de las Espinas se va de Desembarco del Rey, sin duda la echaremos de menos. Margaery efectivamente ha heredado el brillante carácter manipulador de su abuela. Me alegra que en la visita nocturna que ha realizado a Tommen no haya intentado seducir al muchacho. Hubiera sido una escena increíblemente incómoda, rozando la pedofilia. Afortunadamente ha acabado de forma amable. Otra gran secuencia que nos han regalado esta semana es la de Meñique confesando a una confundida Sansa, en el barco que les conduce a Nido de Águilas, su participación (y de paso la de la de propia Sansa) en el reciente regicio. Realmente un hombre sin un motivo para cometer un asesinato es un hombre del que nadie sospecha. No puedo adorar más a este personaje a pesar de lo retorcido…o quizás por lo retorcido que es. El principal foco de interés tras la polémica de la semana pasada era el reencuentro de Cersei y Jaime. La conversación pronto deriva hacia los supuestos responsables de la muerte de Joffrey, esa distracción creada de la que ha hablado anteriormente Olenna Tyrell. La Reina Regente quiere a Tyron y Sansa muertos y desea que Jaime sea el hombre que mate por ella, tal y como vimos en el primer episodio de la serie. Jaime ha ido finalmente a visitar a su hermano a los calabozos, en una escena que ha estado magníficamente escrita, tratando el tema del incesto con cierta naturalidad, a pesar de las reticencias de Jaime. Empiezo a entender, de alguna manera, por qué los directores decidieron introducir la escena de sexo (o violación, que les ha parecido a muchos) en el Septo. Sin ella la redención de Jaime sería casi completa. Demasiado increíble. Hemos visto como se ha puesto del lado de su hermano contra Cersei, yendo contra sus órdenes y pidiendo a Brienne que proteja a Sansa, dándole su propia espada, a la que la dama de Tarth bautiza como “Guardajuramentos” (dando de paso título al capítulo) y sacando a Podrick de Desembarco del Rey. Estos actos heroicos hacen de Jaime un personaje demasiado bueno para ser cierto. En el Muro, más concretamente en el Castillo Negro, Jon Nieve intenta adiestrar a los novatos pero Alliser Thorne le recuerda que es un simple mayordomo y que la instrucción de soldados no le corresponde. Vemos también a Jon interactuar con uno de los nuevos reclutas, Locke, que trae una hoja de ruta escrita por Roose Bolton para acabar con los Stark. Thorne y Slynt por su lado tienen su propia agenda para deshacerse del bastardo Nieve. La idea es mandar a Jon, acompañado de voluntarios, a una misión suicida para tomar el Torreón de Craster y matar a sus hermanos insurrectos antes de que puedan dar información sobre sus defensas a los salvajes. Bran, Hodor, Jojen y Meera quedan en una terrible situación al final del episodio. Capturados por Karl y sus antiguos hermanos de la Guardia de la Noche. Bran se ha visto obligado a revelar su identidad a Karl para proteger a Meera y Jojen. Las cosas van a ponerse realmente feas cuando Jon Nieve y sus hermanos lleguen al Torreón de Craster. Una cosa es beber vino directamente de la calavera de tu anterior comandante, cuya muerte has causado directamente, pero ¿abofetear a un chiquillo inválido?, demasiado. Los últimos minutos del episodio han sido una extraña mezcla de miedo, confusión, y profunda preocupación. ¿Qué están haciendo los Caminantes Blancos con los bebés?, ¿quién es la versión azul de Darth Maul?, ¿por qué las uñas largas y sucias? Esos treinta segundos finales han sido, quizás, lo más desconcertante de lo que llevamos de serie. Un último pensamiento, o petición si lo preferís. Quienquiera que haya apuñalado a Hodor merece ser brutalmente asesinado de inmediato. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo?