Revista Comunicación

Juego de Tronos 4x07. Sinsonte

Publicado el 19 mayo 2014 por Amaya Muñoz Azanza @AmayaMAzanza
   "Sinsonte" es el emblema de la casa Baelish, creado por el propio Meñique para ondear en los estandartes de Harrenhal, donde es el nuevo señor y tal vez en los del Valle, donde es el consorte de su señora, Lysa Arryn.    Este tipo de ave imita las llamadas de otras aves y sonidos de animales. Tiene la astucia de engañar a quienes les escuchen haciéndoles creer que se trata de un individuo de su misma especie, con el fin de confundir a sus depredadores. Se adapta a lo de otros desean para conseguir sus objetivos. Está claro el motivo por el que Petyr Baelish eligió esta ave como símbolo de su casa.     Tyrion Lannister recibe tres visitas muy interesantes en el calabozo donde espera a que se celebre su juicio por combate. El primero: su hermano Jaime que le reprocha, sin demasiado énfasis, todo hay que decirlo, que no pudiera mantener la boca cerrada y aceptara el trato que él había acordado con el padre de ambos. Pero Tyrion estaba demasiado dolido por la traición de Shae y no iba a permitir que su padre se saliera con la suya. Lo importante ahora es encontrar un campeón que luche por él contra un adversario imponente. Gregor Clegane, La Montaña, ha sido elegido por Cersei para representar a la corona.    Jaime confiesa a su hermano que él no puede enfrentarse a nadie luchando con la mano izquierda, así lo han demostrado sus entrenamientos. De modo que Tyrion le encarga llamar a Bronn. Un Bronn que parece haber medrado desde la última vez que le vimos. Va a casarse con la segunda hija de una casa noble (ya se encargará él de que herede) y se encuentra en una posición demasiado confortable como para enfrentarse a una muerte casi segura, ni siquiera por un amigo y todo lo que éste le ofrece.    Tyrion lo entiende. Desde que le conoció Bronn siempre ha mirado por sí mismo y por nadie más, es un desalmado sin corazón, cómo él mismo reconoce, pero eso precisamente fué lo que Tyrion más apreció de él al principio, no puede reprochárselo ahora. Se despiden con un sincero apretón de manos. Es de agradecer que mantengan la coherencia del personaje.    La tercera visita es sin duda la más interesante. Un inesperado Oberyn Martell se reúne con Tyrion para contarle la historia de la primera vez que se vieron, siendo niños (Tyrion era, de hecho, un recién nacido). Le cuenta la decepción que supuso para él no encontrar al monstruo del que todo el mundo le había estado hablando, tan solo un bebé, un bebé diferente pero un bebé al fin y al cabo. De la historia se desprende el odio visceral que Cersei siempre ha profesado a su hermano pequeño. Le culpa por la muerte de su madre, que falleció dando a luz a Tyrion.   Tras un breve discurso, impregnado de deseos de venganza, se ofrece a ser su campeón. Tyrion, conteniendo las lágrimas, exhala aliviado.        En El Muro siguen con las preparaciones para el ataque de los salvajes. Jon Nieve es, una vez, más ninguneado por Ser Allister Thorne cuando expone su idea de cegar el paso bajo el muro con piedra y hielo, para que a los gigantes que los salvajes llevan con ellos no les sirva de nada derribar las puertas del túnel, cosa que harán, a pesar de la incredulidad de la mayoría de los hermanos negros. Esperamos que no tengan que arrepentirse.    La parte de Rocadragón no ofrece nada interesante aparte de la belleza desnuda de Carice Van Houten. Habla con la reina Selyse de pociones y brebajes y de la conveniencia de llevar a la princesa Shireen con ellas, donde quiera que vaya a producirse su siguiente movimiento.    Arya y El Perro se encuentran con un hombre moribundo que ha sido atacado por bandidos. Lo suponemos porque en el mismo escenario dos hombres les atacan. Uno de ellos muerde el cuello de El Perro, a lo que él responde rompiéndole el suyo. El otro muere a manos de Arya con el corazón atravesado por "Aguja", después de haber averiguado su nombre, al reconocerle como uno de los hombres que les atacaron a ella y sus amigos camino de  Harrenhal (de hecho era uno de los prisioneros que acompañaban a Jaqen H´ghar, el hombre sin rostro, camino del Muro, y que fue liberado por los ejércitos Lannister).     En la siguiente escena  El Perro está tratado, sin mucho acierto, coser la mordedura que tiene en el cuello. Arya sugiere cauterizar la herida con fuego pero no hay nada que tema más El Perro. Se niega muy nervioso. Después le cuenta la historia de lo que le hizo su hermano siendo pequeños y cómo le desfiguró de por vida. Arya  se conmueve un poco, lo suficiente para ofrecerse a lavarle y coserle la herida.   Podrick y Brienne tienen la suerte de hacer parada en la posada donde Pastel Caliente (uno de los amigos de huida de Arya) trabaja como cocinero y camarero. Entablan conversación a raíz de la felicitación por la comida, en la cual  Brienne acaba contando al muchacho el objetivo de su viaje. Algo sobre lo que a la mañana siguiente le alerta Podrick. Teniendo precio las cabezas de las muchachas Stark, no es buena idea ir contado a cualquiera que se les acerque que su propósito en encontrarlas y protegerlas, algo con lo que estoy completamente de acuerdo.    Afortunadamente para ellos han dado con Pastel Caliente que sale a despedirlos, y lejos de miradas indiscretas, les dice que conoce a Arya Stark y les da la pista de a donde se dirigía cuando se separaron.   Dany además de ser reina es mujer y cuando un hombre como Daario Naharis se cuela en sus aposentos con claras “deshonestas” intenciones, no es de extrañar que lo aproveche. Puede que a Ser Jorah no le guste encontrarse al tyroshi saliendo a medio vestir de las habitaciones de “su” khaleesi  pero no permite que eso le afecte a la hora de aconsejar bien a Daenerys. Le hace ver lo equivocado de sus castigos radicales y de que, si Ned Stark hubiera hecho lo mismo con él (recordemos que Jorah Mormont fue perseguido por vender esclavos), no podría estar ahora allí sirviéndola como consejero.    Dany encuentra sentido a las palabras de su amigo y tiene el juicio suficiente como para cambiar su opinión. Pide a Ser Mormont que comunique las nuevas órdenes a Naharis. El suplicante que vimos en el episodio anterior, Hizdahr zo Loraq, les acompañará como mediador a Yunkai y comunicará a los señores esclavistas que han retomado la ciudad, que pueden morir bajos sus antiguas reglas o vivir con las nuevas que les imponga Daenerys Targaryen.    Llegamos al Valle y su protagonista principal, Petyr Baelish, el señor del “Sinsonte”, que entre las sombras observa a Sansa construir una hermosa Invernalia de nieve. Robin aparece para importunarla y, aunque al principio la conversación entre ellos es cordial y Sansa parece seguirle la corriente a su primo, pronto el carácter del niño mal criado emerge. Sansa le abofetea, algo que su madre debía haber hecho hace mucho tiempo, y el niño sale corriendo en busca de consuelo.    Como habíamos dicho, Lord Baelish ha observado todo desde las sombras. Se acerca a una preocupada Sansa, que sabe que la bofetada al pequeño Lord Arryn le traerá consecuencias con su tía. Petyr trata de consolarla asegurándola que no tendrá que preocuparse por Lysa, él se ocupará de ella.     Llega entonces un momento un tanto emocional aunque extraño en el que Sansa le pregunta Meñique por el verdadero motivo por el que asesinó al rey Joffrey. Petyr le confiesa que amó a su madre más de lo que ella podrá saber jamás y que, presentándose la oportunidad de dañar a aquellos que hicieron daño a quienes se ama, quien no la aprovecharía. Sansa sonríe. Petyr continúa con su confesión diciéndole a la joven (que es más alta que él un palmo), que en un mundo en el que el amor fuera más importante que la fuerza o el deber ella podría haber sido su hija, tras lo cual la besa (eso es lo que me resulta un tanto incómodo). Lysa Arryn les ve besarse desde un balcón lejano, imaginamos que no ha escuchado las palabras de Petyr.    Una Lysa celosa e irracional reclama a su sobrina al salón principal de Nido de Águilas, junto a la Puerta de la Luna, que se encuentra abierta. Acusa, gritando como una loca, a la muchacha de seducir a su marido y la agarra con intención de tirarla al vacío a pesar de las justificaciones de Sansa, puesto que no fue ella quien le besó a él (aunque tampoco lo rechazó claramente).    Petyr interviene tal y como dijo, para proteger a Sansa, y con dulces palabras convence a su esposa de que suelte a la chica. Se acerca poco a poco a ella con discursos de amor que Lysa quiere creer desesperadamente. Pero cuando llega por fin hasta ella le hace la confesión definitiva. En su vida solo ha amado a una única mujer…su hermana. Entonces la empuja a través de la Puerta de la Luna.    Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo de esta semana?. Recordad que la semana que viene no se emitirá el siguiente episodio debido a la celebración en EE.UU. del Memorial Day.        Paciencia.    "Sinsonte" es el emblema de la casa Baelish, creado por el propio Meñique para ondear en los estandartes de Harrenhal, donde es el nuevo señor y tal vez en los del Valle, donde es el consorte de su señora, Lysa Arryn.    Este tipo de ave imita las llamadas de otras aves y sonidos de animales. Tiene la astucia de engañar a quienes les escuchen haciéndoles creer que se trata de un individuo de su misma especie, con el fin de confundir a sus depredadores. Se adapta a lo de otros desean para conseguir sus objetivos. Está claro el motivo por el que Petyr Baelish eligió esta ave como símbolo de su casa.     Tyrion Lannister recibe tres visitas muy interesantes en el calabozo donde espera a que se celebre su juicio por combate. El primero: su hermano Jaime que le reprocha, sin demasiado énfasis, todo hay que decirlo, que no pudiera mantener la boca cerrada y aceptara el trato que él había acordado con el padre de ambos. Pero Tyrion estaba demasiado dolido por la traición de Shae y no iba a permitir que su padre se saliera con la suya. Lo importante ahora es encontrar un campeón que luche por él contra un adversario imponente. Gregor Clegane, La Montaña, ha sido elegido por Cersei para representar a la corona.    Jaime confiesa a su hermano que él no puede enfrentarse a nadie luchando con la mano izquierda, así lo han demostrado sus entrenamientos. De modo que Tyrion le encarga llamar a Bronn. Un Bronn que parece haber medrado desde la última vez que le vimos. Va a casarse con la segunda hija de una casa noble (ya se encargará él de que herede) y se encuentra en una posición demasiado confortable como para enfrentarse a una muerte casi segura, ni siquiera por un amigo y todo lo que éste le ofrece.    Tyrion lo entiende. Desde que le conoció Bronn siempre ha mirado por sí mismo y por nadie más, es un desalmado sin corazón, cómo él mismo reconoce, pero eso precisamente fué lo que Tyrion más apreció de él al principio, no puede reprochárselo ahora. Se despiden con un sincero apretón de manos. Es de agradecer que mantengan la coherencia del personaje.    La tercera visita es sin duda la más interesante. Un inesperado Oberyn Martell se reúne con Tyrion para contarle la historia de la primera vez que se vieron, siendo niños (Tyrion era, de hecho, un recién nacido). Le cuenta la decepción que supuso para él no encontrar al monstruo del que todo el mundo le había estado hablando, tan solo un bebé, un bebé diferente pero un bebé al fin y al cabo. De la historia se desprende el odio visceral que Cersei siempre ha profesado a su hermano pequeño. Le culpa por la muerte de su madre, que falleció dando a luz a Tyrion.   Tras un breve discurso, impregnado de deseos de venganza, se ofrece a ser su campeón. Tyrion, conteniendo las lágrimas, exhala aliviado.        En El Muro siguen con las preparaciones para el ataque de los salvajes. Jon Nieve es, una vez, más ninguneado por Ser Allister Thorne cuando expone su idea de cegar el paso bajo el muro con piedra y hielo, para que a los gigantes que los salvajes llevan con ellos no les sirva de nada derribar las puertas del túnel, cosa que harán, a pesar de la incredulidad de la mayoría de los hermanos negros. Esperamos que no tengan que arrepentirse.    La parte de Rocadragón no ofrece nada interesante aparte de la belleza desnuda de Carice Van Houten. Habla con la reina Selyse de pociones y brebajes y de la conveniencia de llevar a la princesa Shireen con ellas, donde quiera que vaya a producirse su siguiente movimiento.    Arya y El Perro se encuentran con un hombre moribundo que ha sido atacado por bandidos. Lo suponemos porque en el mismo escenario dos hombres les atacan. Uno de ellos muerde el cuello de El Perro, a lo que él responde rompiéndole el suyo. El otro muere a manos de Arya con el corazón atravesado por "Aguja", después de haber averiguado su nombre, al reconocerle como uno de los hombres que les atacaron a ella y sus amigos camino de  Harrenhal (de hecho era uno de los prisioneros que acompañaban a Jaqen H´ghar, el hombre sin rostro, camino del Muro, y que fue liberado por los ejércitos Lannister).     En la siguiente escena  El Perro está tratado, sin mucho acierto, coser la mordedura que tiene en el cuello. Arya sugiere cauterizar la herida con fuego pero no hay nada que tema más El Perro. Se niega muy nervioso. Después le cuenta la historia de lo que le hizo su hermano siendo pequeños y cómo le desfiguró de por vida. Arya  se conmueve un poco, lo suficiente para ofrecerse a lavarle y coserle la herida.   Podrick y Brienne tienen la suerte de hacer parada en la posada donde Pastel Caliente (uno de los amigos de huida de Arya) trabaja como cocinero y camarero. Entablan conversación a raíz de la felicitación por la comida, en la cual  Brienne acaba contando al muchacho el objetivo de su viaje. Algo sobre lo que a la mañana siguiente le alerta Podrick. Teniendo precio las cabezas de las muchachas Stark, no es buena idea ir contado a cualquiera que se les acerque que su propósito en encontrarlas y protegerlas, algo con lo que estoy completamente de acuerdo.    Afortunadamente para ellos han dado con Pastel Caliente que sale a despedirlos, y lejos de miradas indiscretas, les dice que conoce a Arya Stark y les da la pista de a donde se dirigía cuando se separaron.   Dany además de ser reina es mujer y cuando un hombre como Daario Naharis se cuela en sus aposentos con claras “deshonestas” intenciones, no es de extrañar que lo aproveche. Puede que a Ser Jorah no le guste encontrarse al tyroshi saliendo a medio vestir de las habitaciones de “su” khaleesi  pero no permite que eso le afecte a la hora de aconsejar bien a Daenerys. Le hace ver lo equivocado de sus castigos radicales y de que, si Ned Stark hubiera hecho lo mismo con él (recordemos que Jorah Mormont fue perseguido por vender esclavos), no podría estar ahora allí sirviéndola como consejero.    Dany encuentra sentido a las palabras de su amigo y tiene el juicio suficiente como para cambiar su opinión. Pide a Ser Mormont que comunique las nuevas órdenes a Naharis. El suplicante que vimos en el episodio anterior, Hizdahr zo Loraq, les acompañará como mediador a Yunkai y comunicará a los señores esclavistas que han retomado la ciudad, que pueden morir bajos sus antiguas reglas o vivir con las nuevas que les imponga Daenerys Targaryen.    Llegamos al Valle y su protagonista principal, Petyr Baelish, el señor del “Sinsonte”, que entre las sombras observa a Sansa construir una hermosa Invernalia de nieve. Robin aparece para importunarla y, aunque al principio la conversación entre ellos es cordial y Sansa parece seguirle la corriente a su primo, pronto el carácter del niño mal criado emerge. Sansa le abofetea, algo que su madre debía haber hecho hace mucho tiempo, y el niño sale corriendo en busca de consuelo.    Como habíamos dicho, Lord Baelish ha observado todo desde las sombras. Se acerca a una preocupada Sansa, que sabe que la bofetada al pequeño Lord Arryn le traerá consecuencias con su tía. Petyr trata de consolarla asegurándola que no tendrá que preocuparse por Lysa, él se ocupará de ella.     Llega entonces un momento un tanto emocional aunque extraño en el que Sansa le pregunta Meñique por el verdadero motivo por el que asesinó al rey Joffrey. Petyr le confiesa que amó a su madre más de lo que ella podrá saber jamás y que, presentándose la oportunidad de dañar a aquellos que hicieron daño a quienes se ama, quien no la aprovecharía. Sansa sonríe. Petyr continúa con su confesión diciéndole a la joven (que es más alta que él un palmo), que en un mundo en el que el amor fuera más importante que la fuerza o el deber ella podría haber sido su hija, tras lo cual la besa (eso es lo que me resulta un tanto incómodo). Lysa Arryn les ve besarse desde un balcón lejano, imaginamos que no ha escuchado las palabras de Petyr.    Una Lysa celosa e irracional reclama a su sobrina al salón principal de Nido de Águilas, junto a la Puerta de la Luna, que se encuentra abierta. Acusa, gritando como una loca, a la muchacha de seducir a su marido y la agarra con intención de tirarla al vacío a pesar de las justificaciones de Sansa, puesto que no fue ella quien le besó a él (aunque tampoco lo rechazó claramente).    Petyr interviene tal y como dijo, para proteger a Sansa, y con dulces palabras convence a su esposa de que suelte a la chica. Se acerca poco a poco a ella con discursos de amor que Lysa quiere creer desesperadamente. Pero cuando llega por fin hasta ella le hace la confesión definitiva. En su vida solo ha amado a una única mujer…su hermana. Entonces la empuja a través de la Puerta de la Luna.    Y a vosotros, ¿qué os ha parecido el capítulo de esta semana?. Recordad que la semana que viene no se emitirá el siguiente episodio debido a la celebración en EE.UU. del Memorial Day.        Paciencia.

Volver a la Portada de Logo Paperblog